Smiley, George, espía de Sus Majestades británicas y primer ministro de John le Carré, no te vayas nunca, como en el coro de la hermosa canción de Andrea Echeverri, musa de Aterciopelados.
No te vayas nunca, lo malo disculpa. Disculpa haberle prestado tus novelas a una boba posgraduada que ni las leyó ni me las devolvió y a un profesor chiflado por sus lecturitas de Marx que los tachó y rayó con rencor: “¡Reaccionario!”; “All spies are bastards, ASAB”, en vez de All cops are bastards, ACAB; “vosotros, fascistas, sois los terroristas”, etcétera.