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Los negocios del momento son un completo trabalenguas: OPA por Nutresa, OPA por Sura y OPI de Nubank. Se debe desenredar el lenguaje y entender a fondo estos fenómenos. Cada uno representa algo extraordinario (¡OMG!) y ojalá un cambio: el paso de lo rígido y tradicional a las nuevas visiones y oportunidades.
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OPA son las siglas de Oferta Pública de Adquisición, y no es otra cosa que una compra masiva de acciones de una empresa que cotiza en bolsa. Este término se puso de moda hace un mes, y representa el golpe más fuerte que ha recibido el Grupo Empresarial Antioqueño (GEA) en toda su historia.
A comienzos de noviembre Nugil, una empresa de los Gilinski y del Royal Group de Abu Dhabi, anunció una OPA para comprar hasta el 62,62% de las acciones del Grupo Nutresa. Y tres semanas después se anunció otra OPA para comprar hasta el 32% del Grupo Sura.
La disputa no solo es una cuestión de plata, que puede sumar hasta $12 billones en ambas OPAs. Sura y Nutresa son dos de las empresas más emblemáticas del GEA, y para ellos está en juego el corazón de Antioquia.
En efecto, fue un golpe doloroso, pero también representa aire fresco para un conglomerado que muchos consideran intocable.
El GEA mantiene el control accionario y decisorio de cada empresa que lo conforman. Debido a los excelentes resultados financieros, no se puede decir que gobiernen mal. Pero sí concentran mucho poder y eso tiene consecuencias, en especial para los accionistas minoritarios. Por esto, es trascendental cualquier fenómeno que rompa esta rigidez.
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De hecho, ya hay cambios. El Grupo Argos, que tiene el 9,8% de las acciones de Nutresa, anunció que no participará en la OPA (de Nutresa). Pero reconoce que el precio de la acción no refleja el valor de la empresa. Por eso propuso una serie de medidas para cerrar esa brecha, incluyendo revisar su política de entrega de dividendos para el 2022.
Este fin de año llegó con un mensaje contundente: aunque haya pocos, sí hay competencia para el GEA. Y como en todo mercado esa competencia es necesaria para innovar y mejorar. Sea cual sea el resultado, las OPAs revitalizaron al Grupo Empresarial Antioqueño y de paso a la Bolsa de Valores de Colombia.
Aún falta desenredar otra parte del trabalenguas: OPI son las siglas de Oferta Pública Inicial. Hace referencia a la primera emisión de acciones de una empresa que entra a bolsa. El término está de moda en Colombia no por un hecho que genere orgullo, sino por el guayabo de una oportunidad perdida.
Esta semana fue la OPI de NuBank: el neobanco brasilero que logró recaudar más de US$2.600 millones en su entrada al Nasdaq de Nueva York. Llevando a su valor de mercado a más de US$44.000 millones, lo que lo convierte en el banco más valioso de la región.
El guayabo surge porque el líder y cofundador de NuBank es colombiano: David Vélez. El problema es que en vez de emprender en Colombia lo hizo en Brasil. Por lo que el éxito de este emprendimiento no es de nosotros. Tiene más sentido brindar con cachaza que con guaro.
Y para empeorar ese guayabo, será inevitable invocar parte del patrimonio léxico de Colombia: “perder es ganar”. Es decir, hay que aprender de esta lección para mejorar, y así evitar que futuros NuBanks sean oprimidos por el actual ecosistema empresarial colombiano.
Hay muchas teorías para incentivar el emprendimiento. Pero propongo comenzar por preguntarle a David Vélez qué vio en Brasil que no vio en Colombia.
@camilovega0092