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Los hechos ocurridos esta semana en el país, pero especialmente en Bogotá, son realmente muy graves. El asesinato de un ciudadano por parte de unos policías desató una ola de violencia que muestra inconformismo, por un lado, y terrorismo-vandalismo, por el otro.
Es claro que hay una situación muy complicada que requiere urgentemente decisiones judiciales rápidas y ejemplares. El crimen del abogado Javier Ordóñez en manos de siete agentes puso de manifiesto que muchos de nuestros policías delinquieron abusando de la autoridad que se les ha dado. Lo mataron de un golpe en la cabeza, según informe de Medicina Legal revelado por Blu Radio y Caracol Televisión.
Vimos después de estos hechos a varios agentes cometiendo peligrosos e ilegales desmanes y a cientos de vándalos aprovechando para generar confusión y caos. Para todos debe aplicarse la ley con mucho rigor. Esos policías y criminales deben pagar con condenas ejemplarizantes.
También se sabe que hay presencia del Eln y de disidencias de las Farc, como lo afirmó el secretario de Seguridad de Bogotá. La destrucción sistemática de los CAI dejó evidenciado que los criminales tenían un plan orquestado.
Y mientras tanto el senador Petro trinaba como buen pirómano llamando a la protesta e incitando al vandalismo. Eso a mí no me sorprende, pues si hay alguien que ha demostrado su conducta anárquica es el senador Petro. Sí, el mismo que pretende gobernar este país. Desobediencia civil, anarquía y caos. Eso es lo que le gusta al pirómano. Ver arder en llamas todo lo que pueda quemar. Petro haciéndoles el juego a los terroristas, celebrando sus desmanes y promoviendo la violencia a través de sus redes sociales. ¡Qué irresponsable!
Ahora el doctor Gustavo Petro aprueba, a su estilo, todo lo que hacen los vándalos. Si alguno cree que Petro está cuerdo, pues no es sino que lea este trino: “Han llevado a la ciudadanía bogotana casi a una situación insurreccional. Siempre los pueblos tienen el derecho de rebelarse ante las tiranías. Lo que tienen derecho es las tiranías de asesinar los pueblos”. Cómo será su demencial actitud que en este trino defiende hasta las tiranías.
En este listado de cosas hay varias lecciones para aprender. La primera, que hay que reformar urgentemente a nuestra Policía Nacional lo más pronto posible. Y no una reformita parcial, pues tiene que ser de fondo. La segunda es prender las alertas, pues no tengo la menor duda de que el H. senador Gustavo Petro quiere llevar al país al caos para llegar a la Presidencia. Es un personaje disociador y peligroso. Pero además, pues ya lo demostró durante su desastroso paso por la Alcaldía, es un pésimo administrador de la cosa pública. No me quiero ni imaginar en lo que podría acabar el país en manos de un líder egocéntrico, megalómano y pirómano. Muchos se preguntan frente a toda esta situación: ¿a qué juega Petro? Pues claramente a desestabilizar primero, para “gobernar” después.