¿Quién competirá con Petro en segunda vuelta?

Jorge Gómez Pinilla
07 de marzo de 2018 - 03:30 a. m.
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Con Gustavo Petro en el primer lugar de las encuestas se cumple una de las máximas dialécticas del filósofo alemán Federico Hegel: “Todo sistema engendra la semilla de su propia destrucción”. No significa que estemos ante un destructor por naturaleza, sino dentro del contexto que planteó Humberto de la Calle en entrevista con Yamid Amat: “La responsabilidad del crecimiento de Petro proviene de ese pertinaz ataque a las instituciones con el ánimo de hacerle daño a Santos. Ha sido un error estratégico del Centro Democrático”. (Ver entrevista).

Es un planteamiento acertado, pero no exclusivamente atribuible al uribismo. En ese crecimiento exponencial también tuvo que ver Alejandro Ordóñez cuando de procurador lo destituyó e inhabilitó por 16 años, y Enrique Peñalosa con una gestión que opacó los errores gerenciales de la alcaldía de Petro y lo convirtió en su jefe de campaña, y ahora el Consejo Nacional Electoral cuando sus magistrados, políticos alcahuetas, cohonestan la ineptitud de Peñalosa hundiendo la revocatoria, sin ser conscientes de que así aumentan el malestar que fortalece al mismo Petro.

Citando a Mafalda, “este acabose es el continuose de un empezose” cuya última representación escénica se dio con los ataques, sabotajes e impedimentos del alcalde de Cúcuta —y de la policía local— contra Gustavo Petro. (Ver noticia). De ese episodio dos cosas quedan claras: una, que Cúcuta está gobernada por un mafioso desde la cárcel, quien la maneja como territorio paramilitar independiente; y dos, que esos ataques son el mejor abono para ayudarle a crecer a Petro allá mismo (basta ver la espontánea manifestación que se formó frente al hotel) y en el resto del país.

Por cuenta de la reacción en modo bumerán que ha ido provocando la derecha, la balanza se inclina hacia su antípoda: Petro, para bien o para mal, es quien mejor recoge hoy el sentimiento de indignación por la corrupción generalizada, por el paramilitarismo que fingió una negociación con Uribe para quedarse, por el anhelo de una paz duradera. Y fue ese sentimiento de indignación lo que condujo a centenares de jóvenes universitarios de la señorial Popayán a cantarle la tabla al exmandatario al grito de “Uribe, paraco, el pueblo está verraco”, lo cual provocó que les echaran encima el Esmad para reprimir el descontento juvenil.

Esto nos sumerge en un ambiente de marcada polarización, donde por un lado a Petro ya se le puede dar por descontada su presencia en la segunda vuelta, y por otro hace altamente sospechoso el repentino crecimiento de Iván Duque (de la noche a la mañana), primero en una encuesta pomposamente llamada “polimétrica”, contratada por Alianza Red Más Noticias y Caracol Radio al Centro Nacional de Consultoría, y el domingo pasado en una realizada para El Tiempo y W Radio por Guarumo, EcoAnalítica Medición y Conceptos Económicos. (Ver Polimétrica).

Ambas encuestas ensillaron antes de traer las bestias, pues Duque apareció en milagroso empate técnico frente a Petro cuando ni siquiera se ha dado la consulta que resolverá si el candidato de la Coalición Colombia será él o Marta Lucía Ramírez. Sin ponernos de capciosos, la confección de ambas encuestas pareciera querer inducir al electorado a votar en la consulta del 11 de marzo por el candidato de Uribe y no por la candidata de Andrés Pastrana.

Dice la encuesta de El Tiempo que “a la luz de estos resultados, Duque y Petro no tendrán ninguna dificultad para salir triunfantes”. Eso es redactar con el deseo y es falso en lo que respecta a Duque, pues hasta la semana pasada otras encuestas daban a Marta Lucía Ramírez como la virtual triunfadora en esa consulta. Si antes a los candidatos los maduraban como a los aguacates, a punta de periódico, ahora los inflan a su amaño con encuestas.

La duda que por ahora nos asalta es la de saber quién enfrentará a Petro en segunda vuelta, si un Fajardo al que la encuesta de El Tiempo sacó casi a empellones y en su remplazo puso a figurar a Duque, o un Germán Vargas dueño de la más poderosa maquinaria electoral, en un escenario donde ya no figura Humberto de la Calle porque la paz dejó de ser políticamente rentable.

Soy de los que opinan que Iván Duque no tiene el combustible político para aparecer como el nuevo rival de Petro, y que las dos encuestas que lo muestran trepándose al primer lugar son el resultado de una operación muy sospechosa, como de ‘todo vale’ contra Petro. Y no se puede decir que lo mismo podría ocurrir con él, que lo hayan inflado artificialmente, pues la diferencia es obvia: el fervor petrista se siente, se palpa en el ambiente, sobre todo entre los jóvenes.

Como el mago que saca un conejo del sombrero, el pupilo de Uribe aparece de pronto ‘coronando’ la cúspide. Algo huele mal, muy mal, en tan precipitado afán de treparlo a la preferencia electoral. En lugar de Duque, veo es a Vargas Lleras enfrentando a Petro en segunda vuelta. Por Vargas votarán los conservadores que buscarán su abrigo después de haberle dado el triunfo a Marta Lucía Ramírez sobre Duque, y los liberales que dicen estar con De la Calle pero por debajo de cuerda saben que su voto les saldrá más rentable con el de Cambio Radical, por un motivo pragmático: no les conviene el verdadero ‘cambio radical’ que se daría si fuera Petro el presidente.

Sea como fuere, pese a la condición desventajosa de Humberto de la Calle, este aún tiene un as bajo la manga: no puede ser fórmula vicepresidencial porque participó en una consulta que lo hizo candidato presidencial, pero sí puede renunciar a su candidatura para entrar a fortalecer la de Fajardo. Si así fuere, quedarían tres sectores claramente definidos: por la derecha la montonera de Vargas, Duque, Ramírez, Ordóñez, Pinzón, Viviane y compañía; por el justo centro Fajardo con De la Calle, Robledo, Claudia y Clara López; y por la izquierda un Gustavo Petro solitario, pero con una devota y cada vez más numerosa fanaticada.

Solo en este escenario es factible que Fajardo y Petro pasen a segunda vuelta (lo ideal), mientras que si De la Calle mantiene su candidatura, los votos que le resta a Fajardo le abrirían la entrada a Vargas Lleras.

Así las cosas, apreciado doctor Humberto de la Calle: ¿le suena, le suena? Es más lo que ganan usted y Colombia, que lo que pierden.

DE REMATE: Gustavo Petro advirtió sobre un posible fraude de la Registraduría en la consulta debido a que no serán digitalizados los formularios E-14, como ordena la ley. Es válida su preocupación, pero se equivoca cuando cree que el fraude iría dirigido contra su candidatura. Lo preocupante es que puedan alterar los resultados a favor de Iván Duque, a quien las cosas comenzaron a irle demasiado bien, de la noche a la mañana.

Y esto para los no seguidores de Petro (cuyo triunfo está asegurado): no olviden votar por Marta Lucía Ramírez en la consulta de los godos. Se trata de impedir que regrese el nefasto régimen de los ‘falsos positivos’ y de la falsa Seguridad Democrática, tan falsa como las encuestas que en un abrir y cerrar de ojos crecieron a Duque. Debilitar al candidato-títere de Uribe es prestarle un invaluable servicio a la patria.

En Twitter: @Jorgomezpinilla

http://jorgegomezpinilla.blogspot.com.co/

 

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