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El senador Armando Benedetti se convirtió en protagonista de los escenarios del debate nacional. Algunos lo quieren; otros, no mucho. Pero tanto seguidores como detractores le han reclamado los triples saltos mortales que ha dado cada que la víspera de una elección le deja ver en manos de quién va a quedar el poder. Es ahí, escampando cómodamente bajo las hojas del árbol que más sombra da, donde el senador parece sentirse más cómodo.
Benedetti empezó su carrera política en el Partido Liberal. De ahí pasó a ser el más fiel alfil de Álvaro Uribe. Cuando vio que el poder pasaría a las manos de Juan Manuel Santos, se olvidó de Uribe y se convirtió en un santista más santista que “Tutina”. Estaba por acabarse el gobierno del presidente nobel y, por esos días preelectorales, en entrevista con W Radio, el senador se refirió a algunos de los candidatos presidenciales. Fue particularmente duro con el exvicepresidente Germán Vargas Lleras.
En esa entrevista afirmó que Vargas habría repartido ilegalmente la plata de la segunda vuelta en 2014 y que no hizo “un carajo” en el tema de infraestructura. Dijo también que habría hecho un torcido para que le archivaran la investigación por parapolítica, que su atentado no había sido ejecutado por las Farc sino por un tipo al que Vargas le habría robado la plata de unos votos comprados, que tiene malos tragos, que es un bandido completo y que se reunía con mafiosos y paramilitares a tomar aguardiente mientras montaban a caballo acompañados de prostitutas. Cerró su intervención diciendo que el exvicepresidente era un completo ladrón.
A los pocos días Vargas empezó a tener un repunte en las encuestas. Eso, combinado con la maquinaria de los Char y del Gobierno, lo perfilaba como un candidato fuerte. Atrás quedaron entonces los calificativos de ladrón, corrupto, borracho, paraco y putañero. Sin ningún asomo de vergüenza, Benedetti salió a pedirles a los colombianos que votaran por Germán Vargas Lleras porque era el mejor candidato (cabe recordar que Petro también estaba en el tarjetón ese año).
Corridos ya dos años del gobierno de Duque, los malos resultados del mismo le han hecho pensar a Benedetti que el futuro está en la izquierda. Particularmente, en Petro. Siendo fiel a su tradición, el senador abandonó el barco del Partido de la U y ahora se muestra como el gran exponente de la Colombia Humana. Ya matriculado, Benedetti la emprendió contra Claudia López. Así él haya votado por ella a la Alcaldía, es adversaria de Petro y, por eso, hay que darle palo. Mientras él mismo se tomaba una piña colada en la playa disfrutando de sus vacaciones, Armando Benedetti armó un escándalo porque la alcaldesa de Bogotá se tomó cinco días hábiles de merecido descanso, y anunció que se suma a los esfuerzos para revocarle el mandato. ¡Vaya despropósito!
Senador: usted siempre ha sido un camaleón. Y tiene que entender que eso a la gente le dé rabia. Asúmalo con madurez. No puede ser que ahora a todo el que lo cuestione en Twitter usted lo trate de “estúpido, imbécil, fracasado o retrasado mental”. Usted es una de las pocas personas que tienen el privilegio de redactar las leyes de Colombia. ¡Compórtese como le corresponde, por el amor de Dios!