El viernes 3 de enero Quassem Soleimani saltó hecho pedazos, víctima de misiles disparados por militares americanos contra los carros que él y una importante comitiva de líderes chiítas ocupaban a la salida del aeropuerto de Bagdad. Nadie lo esperaba y se han tejido mil teorías al respecto, pero uno no sabe por qué no se hace énfasis en la más obvia: fue una movida electoral de Trump para ganar en noviembre.
Si uno compara al actual presidente de Estados Unidos con sus antecesores republicanos, está claro que ha recurrido a la violencia abierta bastante menos que ellos. Mucho se habló, por ejemplo, de una potencial...
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