Uribe: el gran burlador

Santiago Gamboa
15 de septiembre de 2018 - 06:00 a. m.
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Patético 1: No sé qué más hace falta para que los colombianos acaben de convencerse de que Uribe es el más grande burlador de la justicia en la historia del país, tal vez sólo superado, por ahora, por su coterráneo Pablo Escobar, igualmente idolatrado por las rugientes masas de Antioquia. Y es que decir que se burla es poco. Como dirían los españoles, más bien se caga en ella. La indagatoria ante la Corte Suprema se ha vuelto una montaña rusa: primero Uribe renunció al Senado; luego se arrepintió de esa renuncia y recusó a los jueces; después, cuando ya había ganado un mes para cuadrar mejor sus fichas, negó su recusación, y ahora, cuando la Corte ya estaba por dar una nueva fecha, sus defensores piden la nulidad, lo que le permitirá rascar otro tiempito… ¿Qué más podrán inventarse sus costosísimos abogados? ¿Qué nos tendrá preparado este increíble clown y su elefantiásico cinismo para seguir ganando tiempo? ¿Espera la reforma de la justicia para salvar el pellejo? Uribe se siente poderoso, pero la Corte Suprema es de las pocas cosas a las que, por su modo de actuar, teme. No así a la Fiscalía, que le puso todo en el congelador, incluido lo de su hermano Santiago, de lo que, pronostico, sólo tendremos noticia cuando se logre el ansiado vencimiento de términos, regalo con moño de su fiel Nestícor. La Corte es lo que lo desvela, al parecer, pues dio orden a sus combatientes del CD de hacer campaña de desprestigio contra los magistrados. ¡Cuánto extrañará su DAS de María del Pilar, que le funcionaba tan bien para estas cosas!

Patético 2: Los abogados de Uribe, entre los más caros de Colombia y, por eso mismo, con clientes que suelen aparecer en las páginas de Judiciales de los periódicos, ¿no habrán hecho algún cursillo de ética durante su formación? Me pregunto esto porque, a decir verdad, es asombroso que juristas tan emperifollados dediquen su experiencia y talento no para que la justicia brille y prevalezca, sino todo lo contrario: para entorpecer, ocultar, tergiversar y dilatar su curso. ¿No es una increíble vergüenza profesional? ¿Se mirarán al espejo estos polémicos abogados? ¿Y qué verán? Supongo que los honorarios deben de ser más que golosos, pero me pregunto, ¿será esa platica suficiente para enlodar de ese modo la profesión que practican y enlodarse a sí mismos como campeones de la dilación? ¿O lo defenderán gratis, sólo por aparecer todos los días en la prensa y, así, subir la tarifa a los demás? ¿O será que ellos en verdad piensan que Uribe es inocente? No lo creo, pues si así lo creyeran, ¿para qué dilatan la indagatoria? Con el poder y los medios de su defendido, más su experiencia en casos así, ¿no sería sencillo absolverlo si de verdad fuera inocente? Quien tanto teme, tanto debe.

Patético 3: Mi hipótesis es que Uribe no sólo no es inocente de esto que le imputan, sino que es culpable de otro centenar de delitos que pueden caerle, cual avalancha de nieve, si se deja agarrar por uno solo. Uribe lo sabe y por eso teme que, si llega a estar en posición de fragilidad aunque sea por un segundo, sus propios perros de presa acabarán con él a dentelladas. Ya lo he dicho acá: terminará igual que Julio César, apuñalado por los mismos senadores lambones y lisonjeros que antes comían de su mano.

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