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El 23 de noviembre de 2016 el gobernador de Antioquia, Luis Pérez Gutiérrez, anunció la construcción de una doble calzada de 13,3 km que conectaría los sectores de Las Palmas y El Tablazo.
Según el gobernador, el proyecto, que es una Asociación Público-Privada (“APP”) entre el sector privado y los municipios por donde pasará la carretera, que son Envigado, El Retiro y Rionegro, “traerá una solución a la movilidad de Oriente que está colapsando”. (Ver Doble Calzada).
También generará otra cosita. Algunas propiedades de El Tablazo, cuya densidad de costosas fincas de recreo es altísima, se verán beneficiadas de acuerdo a su cercanía con la nueva carretera.
Una maravilla.
Pero no todo lo que brilla es oro. La presentación de la obra suscitó una fuerte polémica entre los representantes locales de las comunidades de la zona, quienes cuestionaron la verdadera necesidad de la obra y la rechazaron, dada la entrada en operación del Túnel de Oriente en 2018.
Las comunidades de El tablazo, Tablacito y Salado también han manifestado su preocupación por las posibles afectaciones ambientales de la obra, que atraviesa parte de la reserva del Nare, declarada zona de protección desde 1970, y redelimitada en agosto de 2010 por el Ministerio de Ambiente según la Resolución 510 para la defensa de los recursos naturales allí existentes.
Pero nada detiene al gobernador con este proyecto.
Una de las razones puede ser que Pérez Gutiérrez, quien anunció orgullosamente el proyecto como una oportunidad de desarrollo y generación de empleo en la región, es uno de los felices propietarios de una gran hacienda llamada “Torrealta” que se verá beneficiada por las valorizaciones producidas por la APP Las Palmas-Alto Carrisales-El Tablazo. (Ver Mapa de trazado).
Qué coincidencia.
El 19 de septiembre del 2015 el periodista Daniel Coronell publicó en su columna la oscura historia de esa tierrita del gobernador Pérez Gutiérrez ubicada en el exclusivo sector campestre de Tablacito en los municipios de Rionegro y El Retiro. (Ver "La torre embrujada").
La propiedad, que perteneció a varias personas vinculadas con el narcotráfico que murieron trágicamente, ha sido incluso relacionada con la magia negra, ya que cuando el ejército realizó un allanamiento en 1988 encontraron un templo vudú, restos de sacrificios humanos, de animales y cámaras de torturas.
El 21 de diciembre 2006, el señor Pérez Gutiérrez, junto a otros inversionistas, compró la primera parte de esta finca a la empresa Marroquín Rubiano Asociados Limitada por 496 millones de pesos. En los documentos oficiales se corrobora que las dueñas de esa compañía son dos mujeres que viven en Estados Unidos. Pero en realidad quien actuaba como el propietario real era el jefe paramilitar asesinado en el 2004 Carlos Mario García, alias Doblecero. (Ver Matrícula inmobiliaria).
Posteriormente, el 23 de febrero de 2007 Pérez Gutiérrez y sus inversionistas compran una segunda área por 225 millones de pesos y finalmente el 31 de julio de ese mismo año sus hermanos Mario y Darío de Jesús Pérez Gutiérrez compran el 42% de una inversión total de 700.000 metros cuadrados por un poco más de 200 millones de pesos. (Ver Escritura pública).
Extraño. Pero lo que es claro es que, en la actualidad, el gobernador y sus hermanos son los mayores accionistas del total de la propiedad de más de 400 cuadras, mientras que los señores Ramón Gustavo Aristizábal, Carlos Eduardo Sanmartín y Jorge Luis Valencia aparecen como otros propietarios con porcentajes menores. (Ver Matrícula Torrealta).
Interesante también que, de acuerdo con un documento del 5 de marzo de 2015 de la Corporación Autónoma Regional de las cuencas de los ríos Negro y Nare, esos propietarios menores de Torrealta recibieron una multa ambiental por la tala de árboles en diez hectáreas de la propiedad. Pero el señor Pérez Gutiérrez, que es el mayoritario, se salvó con el argumento de que él no estaba a cargo de la finca y tenía muchas otras ocupaciones en Medellín. (Ver Cornare).
Vaya, vaya, vaya.
En conclusión, una compra que fue realizada en tres partes por el gobernador y sus socios hace poco más de diez años por un total de 921 millones de pesos está valorizada en la actualidad en más de $90.000 milloncitos. Eso antes de la doble calzada que la va a beneficiar y la valorizará aún más.
Una platica.
El señor Pérez Gutiérrez, que nunca se ha caracterizado por ser ingenuo, nunca, después de mostrar el primer trazado de la obra entre Las Palmas y El Tablazo, presentó un impedimento sobre la APP manifestando que habría familiares suyos con tierras en la zona. Familiares, óigase bien.
Vaya sutileza e intencional falta de claridad la del gobernador, puesto que es claro que Pérez Gutiérrez es el mayor accionista y propietario de Torrealta, aunque no es el único funcionario de la Gobernación con ese problemita en la región.
La columnista Ana Cristina Restrepo demostró que, adicional a la propiedad del gobernador, la familia de Carlos Mario Montoya, quien era director del Departamento de Planeación de Antioquía y hoy es secretario de Salud de la administración de Pérez Gutiérrez, tiene una importante cadena de restaurantes y no parece coincidencia que el nuevo restaurante anunciado por su familia haya sido en los parajes de El Tablazo. (Ver "Retrato hablado").
Parece que las vías, las propiedades, el beneficio propio y para sus cercanos son los fuertes del actual gobernador de Antioquia, que trata las prioridades del departamento como si fueran las de su finca personal.