En Colombia tenemos una particular incapacidad para ver más allá del tiempo comprimido entre dos elecciones presidenciales. Lo he dicho muchas veces en esta columna: la política electoral define nuestro universo cognitivo y por eso los problemas que nunca resolvimos en el pasado los derogamos en la mente como si eso mejorara las cosas.
Estoy exagerando, lo sé. En Colombia también hay voces que nos invitan a ver el largo plazo y en esta columna hablaré de dos de ellas y de lo que dicen sobre uno de los problemas que, desde la Independencia, nunca hemos podido resolver: la falta de educación.
La primera es la de don Moisés Wasserman...