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En el Caribe colombiano, enero es época de brisa, cielos azules sin una sola nube y desde hace 15 años del Hay Festival, esa fiesta de la lectura, la literatura, el pensamiento y la música. Cada año, el último jueves de enero llegan a Cartagena decenas de escritores para conversar, exponer, recitar y compartir con un público variopinto. Carnaval de la mente sería una buena manera de definirlo, pues los invitados incentivan al público para que las ideas desfilen en los distintos escenarios de la ciudad, se disfracen, jueguen y se pongan al revés durante cuatro días.
Muchos disfrutamos con el Hay Festival porque nos permite escuchar por primera vez a escritores magníficos que desconocíamos y a otros que habíamos leído, pero que hasta ahora logramos oír en persona.
Este XV Hay Cartagena, que se desarrollará entre el 30 de enero y el 2 de febrero de 2020, presentará un cartel de lujo y muy variado. En literatura llegará la gran poeta y novelista canadiense Margaret Atwood, así como Javier Cercas —el autor de la magnífica novela Soldados de Salamina—, Alberto Manguel, Leonardo Padura, Marina Perezagua, entre otros.
El Hay trae a dos reconocidos economistas heterodoxos: Joseph Stiglitz y Ha-Joon Chang. Será interesante escuchar lo que opinan de la ola de marchas que recorre a América Latina y sobre las causas de este fenómeno. Pero también hay periodistas interesados en el tema del cambio climático, como David Wallace-Wells, y científicos sociales conocedores de la vida de los pueblos indígenas del Amazonas, como Wade Davis.
Por supuesto, habrá escritores colombianos de renombre, como las novelistas Margarita Robayo y Melba Escobar, Juan Gabriel Vásquez, Héctor Abad, Evelio Rosero, entre otros.
Escritores de todos los temas, orientaciones ideológicas, orígenes, edades y para todos los gustos. Poca formalidad, mucha puntualidad en escenarios de gran belleza, como el teatro Adolfo Mejía, la capilla del hotel Santa Clara y la Universidad de Bellas Artes, todo lo cual es ya el sello distintivo del Hay.
Además, los organizadores promueven la venta de los libros de los autores que se presentan y los distribuidores traen libros que tal vez no hubieran llegado al país si no fuera por este evento. Parte del ritual es que al final de las conferencias los autores atienden largas filas de compradores que buscan que les firmen su ejemplar y muchos establecen un corto diálogo con sus lectores.
Cartagena debería promover más eventos como este en distintos campos —por ejemplo, a comienzos de enero se realiza el Festival de Música—, para atraer un turismo cultural que se aloja en buenos hoteles, va a los restaurantes del centro, compra libros y mantiene un comportamiento intachable. Es una manera de erradicar, por el lado de la oferta, ese otro turismo que llega para consumir drogas y cometer actos ilícitos que no se atreven a realizar en sus países.
Un ejemplo de una ciudad que se transformó en torno a la actividad cultural es Bilbao. Desde la apertura del Museo Guggenheim cada año miles de turistas de todo el mundo llegan a una ciudad que era vista hace unas décadas como uno de los centros urbanos menos atractivos de España. Cartagena lo tiene todo para consolidarse como destino turístico cultural. ¡Qué bueno que vuelve el Hay!