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Normalmente, los 20 de julio son de mero trámite en la instalación de las sesiones ordinarias del Congreso. Hay discurso del presidente de la República, intervención del presidente saliente del Legislativo y los actos de rigor para escoger las nuevas mesas directivas de Cámara y Senado, elección que está cuadrada con antelación y no hay mayores sorpresas. Pero en esta ocasión no fue así, pues fue una jornada de controversia, especialmente para la oposición, que dejó ver las distancias que tienen sus distintas bancadas para las elecciones de 2022. El asunto comenzó con la definición de los encargados para la réplica al discurso presidencial que tiene por derecho esa oposición y terminó con la controversia por la elección de la segunda vicepresidencia del Senado.
En los anteriores 20 de julio, la oposición se había ido de forma conjunta para realizar la réplica. En el primer año fue el senador Jorge Enrique Robledo, que para ese momento estaba en el Polo. En 2020 se le dio el turno a la senadora Aída Avella, en representación de la UP y los sectores cercanos al petrismo. No obstante, en este año no se pudieron poner de acuerdo. La Alianza Verde, que es la que más escaños tiene dentro de la oposición, consideró que era su turno, porque los otros partidos ya habían tenido su oportunidad. Por otro lado, Comunes defendió la tesis de que les tocaba, porque los verdes ya habían hecho apariciones en televisión para responderle a Duque y desde el petrismo (Pacto Histórico) dieron argumentos similares para decir que debían ser ellos.
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Sin poder llegar a un consenso, lo que hicieron fue irse cada uno por su lado y se dividieron el tiempo según la proporción que indica el Estatuto de Oposición. A la Alianza le tocaron 10 minutos, que fueron usados por Antonio Sanguino; al Pacto Histórico le tocaron cinco, usados por María José Pizarro, y a Comunes también cinco, con Pablo Catatumbo. Cada uno le respondió el presidente a su modo y la justa electoral de 2022 estuvo tan presente, que incluso Sanguino hizo mención de la Coalición de la Esperanza. “Nos tumbaron”, exclamó uno de los verdes en alusión al poco tiempo que les dieron, advirtiendo que así será el clima de aquí a las elecciones del próximo año.
Con este impasse se procedió a que las corporaciones por separado votaran por sus mesas directivas. Por el Senado, el acuerdo decía que la presidencia era para el Partido Conservador, que postuló a Juan Diego Gómez. Pero de los verdes, sorpresivamente, se candidatizó a Sanguino. Según se dijo, se quiso dejar un mensaje de castigo al senador azul por oponerse al Acuerdo de Escazú. Sin embargo, los únicos que votaron por Sanguino fueron los de su propio partido, pues el resto de la oposición votó de forma mayoritaria por Gómez.
Algunos sectores del Verde comentan que tienen información de que en el Pacto Histórico se acordó con el oficialismo votar por el senador conservador de forma unánime, a cambio de garantizar la elección de Gustavo Bolívar en la segunda vicepresidencia. Pero desde el Pacto Histórico, y el representante de la Alianza Verde Inti Asprilla, aseguran que en ningún momento se tenía conocimiento de la aspiración de Sanguino: “Se decidió en los últimos 15 minutos antes de la votación”, calificándola como una treta para justificar lo que posteriormente ocurriría con la fallida elección de Bolívar.
Además: “Lo de Iván Name estaba planeado por los verdes”: Gustavo Bolívar
Precisamente este fue el siguiente choque. Se suponía que la elección de Bolívar sería un simple trámite, pues normalmente se escoge al candidato que propone la oposición para ocupar esta dignidad que la ley le concede. Y no fue así. De una manera nunca vista, la plenaria se fue en contra de lo acostumbrado y votó de forma mayoritaria en blanco: 66 por esta opción contra 33 votos a favor. Un resultado que obligó a realizar una nueva elección, con Gustavo Bolívar inhabilitado para aspirar.
A pesar de la amenaza de que si no nominaban a alguien para la segunda vicepresidencia lo harían los partidos independientes (Cambio Radical y Partido Liberal), el sector de oposición del Polo, la UP, el Mais y otros cercanos al Pacto Histórico se mantuvo en que debía ser Bolívar. El senador Alexánder López, del Polo y quien tomó la vocería, expresó que no iban a dejar que les impusieran a nadie y pidió que se repitiera la votación con Bolívar como candidato. Ante la negativa, las mencionadas colectividades decidieron abandonar el recinto, mientras que la Alianza Verde se mantuvo en la sesión y nominó a Iván Name Vásquez para ocupar la dignidad vacante.
Este fue elegido por la plenaria. Sin embargo, la legalidad de esta decisión está en duda, puesto que es de los verdes y este partido ya había ocupado la segunda vicepresidencia en el primer año (2018-2019), por lo que supuestamente no se puede repetir el cargo. Para el senador Gustavo Bolívar, la jugada la llevaban esperando hace varios días y hasta acusan a la Alianza Verde de haberse prestado para ella. Esto, según el senador de los Decentes, se demostraría en la postulación de Sanguino para la presidencia: “Faltando menos de cinco minutos dijeron que iban a lanzar a Sanguino. Lo hicieron para curarse en salud, porque ellos sabían que yo no iba a ganar y ahí meter a Name en la vicepresidencia”.
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Por otro lado, buena parte de los miembros de la Alianza Verde niegan dichos señalamientos y hasta recuerdan que ellos votaron por Bolívar, pero que fue la plenaria la que le dijo no. Además, cuestionaron la postura de los del Pacto Histórico de preferir perder la segunda vicepresidencia a favor de los partidos independientes a no nominar una alternativa a Bolívar. “Muy mezquino preferir perder la segunda vicepresidencia, que es tan importante para la oposición”, expresó el representante Mauricio Toro. Más allá de la controversia, este 20 de julio dejó entrever la poca unidad que les queda a los partidos de oposición que ya tienen todas su fichas puestas hacia 2022.