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Tras ser conciliado por Senado y Cámara de Representantes, este domingo pasó a sanción del presidente Iván Duque la denominada “ley de comida chatarra”, que consagra que, de ahora en adelante, haya un etiquetado frontal en los alimentos ultraprocesados.
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La iniciativa, de coautoría del representante Mauricio Toro (Alianza Verde), le apuesta a que los consumidores puedan identificar, con información clara y sencilla, aquellos productos que tengan exceso de azúcar, sodio o grasas, de cara a proteger la salud de los ciudadanos, en particular niños y jóvenes.
En esa línea, explicó Toro, se le ordena al Ministerio de Salud adoptar un reglamento para definir el etiquetado de productos ultraprocesados mediante un sello frontal de advertencia, sencillo y claro. “Después de tres intentos y más de seis años de lucha, en los cuales el proyecto había sido archivado por el lobby de la industria, finalmente, el Congreso lo aprobó”, dijo el congresista, advirtiendo que la iniciativa “enfrentó el lobby de la Andi y las objeciones del Ministerio de Comercio y del Ministerio de Salud”.
El proyecto faculta también al Gobierno para diseñar herramientas pedagógicas, como cartillas y aplicaciones móviles, sobre hábitos alimentarios y riesgos a la salud por consumo de comestibles ultraprocesados. Adicionalmente, se busca que se fomente la transmisión de contenidos con mensajes de promoción de hábitos de vida saludables, enfocada a niños y adolescentes.
Toro destacó que, con su aprobación, Colombia se pone a tono con una tendencia global, visible en la región en casos como Chile o México, para que haya leyes de etiquetado. Lo anterior, con el respaldo además de organismos como la Organización Mundial de la Salud.
“Hoy los colombianos cuentan con una ley urgente y necesaria para promover mejores hábitos de alimentación. Con esta ley estamos garantizando que los colombianos tengan información honesta, sencilla y clara, para cuidar su salud, y poder tomar decisiones sobre el consumo o no de productos con excesivos niveles de azúcar, sodio, grasas y edulcorantes”, declaró.
Según el congresista, en contravía de los señalamientos de los opositores al proyecto, no se prohibirá la venta ni comercialización de producto alguno, pero ahora el consumidor será quien tomará la decisión de comprar o no comprar, usando información clara y suficiente. “La experiencia chilena ha demostrado que la industria no se afectará y, por el contrario, se beneficiará mucho la salud de los ciudadanos”.