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Un oportuno mensaje para los líderes políticos es que siempre tendrán nuevas oportunidades para dignificar su rol y transitar con decoro por los senderos de lo público. Son muchas décadas en las que, sin excepción, los ciudadanos hemos acumulado frustraciones, incertidumbre, desasosiegos, incluso rabia profunda; todos, a propósito de padecer a quienes nos dirigen.
A un año de elegir los nuevos mandatarios locales y departamentales, además de los futuros concejales y diputados, hemos de insistir en el valor que tienen las campañas, no solo tras el objetivo de movilizar electores, sino también de equilibrar lo bello de la retórica con la sapiencia. De dibujar en la mente de los ciudadanos una expectativa real de transformación, incluso bajo el manto de lo impopular.
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Más allá de lo meramente propagandístico, las campañas y sus protagonistas deben agregar valor desde la comunicación eficaz y las ideas: aportar conceptos que modifiquen la adversa percepción del electorado sobre ellos, las instituciones y la política misma. Un político con posibilidades de triunfar es aquel que demuestra conocimiento y suficiencia sin caer en la arrogancia. El que habla con datos y utiliza estadísticas útiles para la reflexión. Que sin populismo, se apoya en referentes sobre asuntos clave de su entorno territorial, asume posturas constructivas y ofrece alternativas viables sobre aspectos como pobreza, seguridad, movilidad, entre otros temas.
El que recalca y destaca con firmeza los puntos importantes de su argumentación hasta estar convencido de que sus audiencias los han entendido perfectamente. El que hace de sus mensajes un acto de coherencia durante toda la campaña y en reflejo a su trasegar. El que profesa un tono de colaboración y facilita una conversación animada, atractiva y entusiasta, abierta y franca. El político de hoy tiene la responsabilidad de mantener la concentración y, ante los interrogantes que sobre su imagen o actitudes puedan surgir, ofrecer explicaciones asertivas.
De los políticos anhelamos el valor de transformar, desde lo ético, lo técnico y desde lo estético. Desde las formas y el fondo: con coraje, arrojo, empatía y una mejor compresión de las necesidades sentidas de la población. Con la visión para liderar y coliderar intervenciones estratégicas para el progreso económico. Con la convicción de impregnar en la ciudadanía una visión de libertad sin desprecio de la autoridad. De creer que es posible, con los pies sobre la tierra y facilitando consensos a favor de resultados medibles, tangibles. Reales.
Para los comicios 2023 se anhelan nuevos rostros, con alta preparación y conocimiento de sus roles. Y para aquellos viejos que competirán, siempre la oportunidad de rectificar el camino, si es del caso. Respetado político: ganar es un objetivo específico. Su deseo de rivalizar es encomiable y más lo es su deseo de servir. Los asuntos públicos demandan de ustedes paciencia, valentía, diligencia, también mucho estudio, rigor y capacidad de escucha. Y comenzando por la carrera electoral el propósito es dejar huella.
* Consultor político - @dialbenedetti