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Las posturas que ha tomado el Gobierno Nacional en los últimos días son, para algunos, un reto a la ciudadanía y a la oposición. Primero, a pesar de las revelaciones hechas por medios periodísticos frente al escándalo de Centro Poblados, el presidente Iván Duque le dio el apoyo irrestricto a la ministra de las TIC, Karen Abudinen. Además, a comienzo de esta semana se conoció la designación del exministro de Hacienda Alberto Carrasquilla como nuevo codirector del Banco de la República. Una determinación muy criticada, pues se trata del funcionario considerado como uno de los causantes del reciente estallido social, por la polémica reforma tributaria que presentó.
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Al consultar a varios expertos y analistas, estos concuerdan en que los hechos demuestran que el Ejecutivo mantiene una especie de orgullo, que siempre lo ha caracterizado, pero que se incrementa en este momento, pues es poco lo que le queda por perder a menos de un año del fin de su administración. “El mensaje es el mismo desde hace tres años. No es una desconexión o una falta de olfato político, sino que es lo que hemos visto desde el inicio de su mandato. Muestra una coherencia con su partido y talante. El mensaje es dar poca importancia a la ciudadanía y a la oposición. El mensaje es de que poco importa la movilización y la opinión social, y ahora más que está de salida”, comentó la politóloga y docente de la UNAB Nadia Pérez.
Una posición similar expresó el profesor Yan Basset, perteneciente a la Facultad de Estudios Internacionales y Políticos de la Universidad del Rosario. Para este, las últimas determinaciones se entienden bajo el marco de que el gobierno Duque está en “su última etapa” y “no está tan interesado o tan obnubilado por su popularidad, sino en el porvenir”. Esto funcionaría sobre todo en el caso de Carrasquilla, que podría estar en la codirección del Banco de la República por 12 años. Aunque también hay que recordar que Abudinen es allegada de la Casa Char y muy seguramente estos cumplirán un papel importante en las elecciones de 2022. No obstante, para Basset, que esta siga en el cargo es posiblemente un mayor desgaste para los Char, dado que “los pone cada vez más en el ojo del huracán”.
Ambos hechos, sobre todo el tema de la ministra de las TIC, le han costado al Gobierno en las encuestas. Los últimos sondeos, publicados por Datexco e Invamer el pasado miércoles, dan cuenta de que la desaprobación de Iván Duque está por encima del 70 % y que el tema de la percepción de corrupción aumentó. Sin embargo, la posición del Ejecutivo desde el 7 de agosto de 2018 es que “no se puede gobernar con las encuestas” y ha profundizado en este planteamiento, según los analistas consultados. Esto debido a que la gobernabilidad no la consiguió a través de la opinión favorable, de la ciudadaníasino “entregando una amplísima burocracia a los partidos tradicionales”.
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En este sentido se manifestó el analista político Miguel Jaramillo, quien considera que el fenómeno vino a darse con más fuerza tras el paro nacional. “Después de que ocurre esa situación, el gobierno de Iván Duque opta desde su jefe de gabinete, el ministro del Interior y varias áreas, por abrir espacios políticos a sectores como el liberalismo, conservatismo, Cambio Radical y sus respectivas figuras, que son barones electorales. En parte, de cara a las elecciones del año entrante y, en gran medida, buscando un poco de paz y de estabilidad en medio de decisiones muy impopulares”, comentó el experto. Jaramillo añadió que hay que reconocer que Duque siempre ha sido “muy amigo de sus amigos”, y esto pasa en el caso de la ministra Abudinen, que ha estado en su administración desde el principio.
A consideración del analista, el jefe de Estado encontró en esta especie de lealtad una forma de sobrevivir a la impopularidad que tiene, tanto afuera como en su partido. “Dentro de su grupo de ministros, el deporte favorito de él es hacer recambios o enroques, pero no traer figuras nuevas”, agregó Jaramillo, aunque hizo la salvedad de que “eso le hace daño a un gobierno y habla de un claro ostracismo y un poco de disciplina de perros adentro”. Sin embargo, no está tan claro el costo que podría acarrearle al primer mandatario, debido a que “ya no tiene nada que perder. No tiene capital político ni liderazgo, y solo le quedan las alianzas con esos sectores para mantener la estabilidad”, expresó Nadia Pérez.
Para la docente, es claro que las últimas decisiones son impopulares, y que incluso algunos congresistas, incluyendo de su partido, el Centro Democrático, han tratado de desmarcarse y han sido críticos. “Pero ya se sabe que, desde hace un año, el Gobierno no es solo uribista y la gobernabilidad la ha ganado al unirse con otras fuerzas”, concluyó Pérez. Lo cierto es que esa gobernabilidad es garante de que no haya mayores consecuencias, tanto con el nombramiento de Carrasquilla como con la ministra Abudinen, que se enfrenta este viernes a un debate de moción de censura en la Cámara de Representantes. Y todo indica, al menos por ahora, que las fuerzas oficialistas están alineadas en su defensa y que saldrá avante para continuar en el cargo.
Es cierto que hay congresistas del propio partido de gobierno y de sus afines que han criticado a la funcionaria y hasta han pedido su renuncia. Pero, a la hora de la verdad, se habla de al menos 130 representantes a su favor, de los 170 que tiene la corporación. Es claro que los partidos de oposición votarán a favor de la moción de censura, pero las posiciones de los afines del Gobierno y de los independientes son dubitativas. Algunos confirmaron que la intención será simplemente dejar en libertad y que sean los legisladores los que decidan. Hay colectividades consultadas que no han querido comprometer su posición y se han limitado a decir “que escucharán” a la ministra no solo en la moción, sino en reuniones previas.
Parte de esta falta de compromiso con una posición tiene que ver con la cercanía de las elecciones, como confirmó un miembro de Cambio Radical, cuyo líder natural, Germán Vargas Lleras, ha lanzado duros ataques contra Abudinen. Esto haría que durante el debate de la moción no se lleguen a sentar posiciones y hasta se oculten de los micrófonos con tal de que no se conozca si apoyarán o no a la ministra.El miedo pasaría por aparecer en los carteles de la oposición en los que se señalan quién apoyó a quién. Sin embargo, aún tendrían el voto comprometido a favor de Abudinen, por lo que aprovecharían la virtualidad para que este no genere mayores impactos frente a sus electores en 2022.