Detrás de las 35.000 hectáreas de aguacate hass en el país también hay firmas extranjeras

La llegada de tres camionetas con pasajeros de rasgos extranjeros a Génova, Quindío, despertó la curiosidad del pueblo. Sabían que era su primera vez allí, pues en este municipio de apenas nueve mil habitantes, las caras y apellidos son familiares. Los vehículos se dirigían montaña arriba, a la misma que años atrás estaba repleta de frutos rojos de café y hoy de aguacate hass. No tardaron mucho en entender que se trataba de los dueños chilenos de lo que ahora es conocido como las aguacateras.

La llegada de tres camionetas con pasajeros de rasgos extranjeros a Génova, Quindío, despertó la curiosidad del pueblo. Sabían que era su primera vez allí, pues en este municipio de apenas nueve mil habitantes, las caras y apellidos son familiares. Los vehículos se dirigían montaña arriba, a la misma que años atrás estaba repleta de frutos rojos de café y hoy de aguacate hass. No tardaron mucho en entender que se trataba de los dueños chilenos de lo que ahora es conocido como las aguacateras.

Lea: Unas 30 empresas extranjeras son dueñas de más de un millón de hectáreas cultivables.

La escena, que comenzó a verse en 2018 aproximadamente, sigue repitiéndose y aunque a veces los rostros cambian, el destino de los vehículos 4x4 siempre es el mismo: hacia arriba, a los terrenos cultivados de aguacate hass, o de “oro verde”, como prefieren llamar algunos a esta fruta tan cotizada en el mercado, la tercera de mayor exportación en Colombia, después del banano y el plátano (120.000 toneladas exportadas en 2023).

Esta visita que hace cada tanto la empresa chilena Green SuperFood no solo es en Génova, también la hace en Cajamarca, Tolima, o en otros de los municipios en los que hace presencia y que conforman sus 2.000 hectáreas de cultivo aproximadamente.

Aunque Génova, el municipio más lejano de Armenia, la capital del Quindío, que colinda con Tolima, sigue guardando la esencia cafetera en las paredes que tienen frases alusivas, en el producto molido y empacado que producen aún unos pocos y venden en las tiendas y en la tradición de su gente de autodenominarse con orgullo como cafeteros, lo cierto es que el café dejó de ser el producto estrella de esta tierra. Quienes lo cultivaban, recogían y transformaban vieron mejores oportunidades en el aguacate hass, del que dependen directa o indirectamente más de 64.000 personas en todo el país, según el Ministerio de Agricultura.

“Yo nací aquí. Por eso, puedo decir que antes uno solo veía café, estaba en todo lado. Luego, comenzó a verse plátano y en los últimos años el aguacate hass. Ya no somos paisaje cultural cafetero, ahora, creo, seremos aguacatero”, cuenta Elsy Tobón, integrante de EcoGénova, una organización que le ha hecho seguimiento a la llegada de las empresas aguacateras al Eje Cafetero, especialmente a la zona quindiana.

Mientras se toma un café negro en una de las casetas del pueblo, Elsy cuenta que varios de sus conocidos, que antes laboraban en los cafetales, migraron a las fincas aguacateras. El sueño de muchos, dice, es tener tierra para sembrar este fruto que parece ser más agradecido que el café y que por el momento estaría libre de caer en crisis.

La “fiebre” por el “oro verde” o aguacate hass que vienen sintiendo los colombianos ha sido una especie de llamado para al menos 10 empresas de Chile, México, Perú, Ecuador, Estados Unidos, Israel y Sudáfrica, que terminaron cautivadas por los suelos fértiles, el clima óptimo y las abundantes precipitaciones en el país y compraron tierra en la región andina.

El Gobierno Nacional, aunque ha promovido la inversión nacional y extranjera de esta fruta, no tiene cifras oficiales de cuántas hectáreas pertenecerían a conglomerados internacionales y está en la tarea de identificar a las empresas luego de que llegara una carta al despacho del Ministerio de Agricultura en la que se solicitaba información relacionada y en torno a si todas estas compras están o no bajo el marco de la ley y qué ha pasado con las quejas por posibles usos ilegales del territorio y del agua.

Ante este panorama, El Espectador visitó el Eje Cafetero, una de las zonas en las que el aguacate hass ha venido creciendo rápidamente en área sembrada. El viaje se dio en medio de la investigación que hizo este diario para determinar cuánta tierra colombiana está en manos de extranjeros.

A pesar de la incertidumbre del Gobierno en torno a las cifras y las firmas con tierra, El Espectador estableció que algunas de las empresas extranjeras son: Green SuperFood y Altos del Valle (Chile), Managro Fresh (Israel) Camposol (Perú), Westfalia y Anglo Gold Ashanti (Sudáfrica), Cerro Prieto (Perú), Wakate (USA) y Michoacán (México). Estas han sido claves en posicionar al país en la lista de las naciones que más exportan hass y en febrero, por ejemplo, participaron en la última gran exportación que hizo Colombia a Estados Unidos (1.500 toneladas) para el evento deportivo de mayor audiencia y en el que se consumieron aproximadamente 70.000 toneladas de este producto: el Super Bowl.

De acuerdo con Corpohass, hay un aproximado de 35.000 hectáreas sembradas con aguacate hass en el país, en siete departamentos: Antioquia, Caldas, Risaralda, Quindío, Valle del Cauca, Tolima, Huila. Pero, explican, no tienen discriminadas las que son de propiedad de grupos extranjeros.

Lo claro es que la alta demanda de esta fruta a nivel mundial ha generado que las empresas productoras busquen suelos más allá del de sus países, todavía más si por comprarlos les ofrecen incentivos a la inversión y si los llamados “obstáculos regulatorios al mercado y la integración y emprendimiento” son pocos, como en el caso de Colombia. El mismo Banco Mundial lo ha destacado.

“La amplia disponibilidad de tierras de calidad en Colombia no la ofrece otro país en el mundo: suelos ideales para producir alimentos durante todo el año y un amplio margen de crecimiento de manera sostenible, hacen del país una postal soñada para cualquier inversionista”, menciona ProColombia, entidad que ha liderado la figura de Invest In (Invierta en) para atraer la inversión extranjera.

Pero lo que son aplausos para algunos, incluido el ministerio de Agricultura que celebra la gran cantidad de cajas que viajan desde Colombia a Estados Unidos y Europa, para otros es motivo de preocupación, pues algunas de estas empresas ya han tenido problemas con las autoridades, pero sobre todo con las comunidades, por sus afectaciones a la vegetación y el uso indebido del agua.

Habitantes de estas regiones temen que, como ha sucedido en otros países, el suelo colombiano sufra y se seque por la alta demanda de agua que necesita este producto para crecer. También sostienen que debería haber un apoyo mayor al agro local.

“Son empresas extranjeras traídas por nuestros propios Gobiernos para que inviertan aquí. Han comprado grandes extensiones de tierra y han establecido grandes cultivos de aguacate hass, lo que ha tenido como consecuencia un desplazamiento de los campesinos, daños a la diversidad biológica y problemáticas asociadas con el agua”, cuenta Néstor Ocampo, habitante de Calarcá, Quindío, quien también le ha hecho seguimiento a la llegada de inversión extranjera en este sector.

Aunque no desconoce las afectaciones, la directora de Corpohass, Katheryn Mejía Vergel, sostiene que estos casos extranjeros no pueden equipararse Colombia: “Somos el único país del trópico en el que se produce aguacate hass, por lo que no se puede comparar la producción de esos países con la de Colombia. Igualmente, siempre tenemos en cuenta la sostenibilidad ambiental”. Agrega que están a punto de publicar un manual con los parámetros ambientales para el cultivo de este producto.

La Corporación Autónoma del Quindío (CRQ), por ejemplo, suspendió en 2021 de manera preventiva las actividades de Green SuperFood, que tendría aproximadamente 2.000 hectáreas repartidas entre Quindío y Tolima, por no contar con los permisos necesarios para abrir vías, captar aguas y romper una tubería donde se vertían las aguas residuales en el Quindío.

La también chilena Altos del Valle fue sancionada en 2022 por la CRQ por provocar daños ambientales a la cuenca del río Navarco. Se le exigió un pago de $64 millones, restaurar ecológicamente la zona afectada y erradicar algunos de los árboles de aguacate.

“En nuestra operación en Colombia, se presentó una sanción emitida por la corporación Autónoma Regional de Caldas. Se debió a la tala y quema de flora vedada en la finca la Bretaña, ubicada en el municipio de Villamaría, Caldas. El monto fue de USD $94.308″, dice por su parte la peruana Camposol.

También la Corporación Autónoma Regional, pero esta vez de Tolima, ha venido alertando peligros para la palma de cera en Cajamarca, donde tienen presencia Green SuperFood y Anglo Gold Ashanti, empresa que migró al cultivo de aguacate hass luego de que el 98 % del pueblo, a través de una consulta popular, dijera no a un gran proyecto minero.

Según la Cortolima, se han adelantado varios procesos sancionatorios por afectaciones ambientales evidenciadas en bosques de palma de cera en Ibagué y Cajamarca, algunos de estos han sido escalados al Ministerio de Ambiente. Y es que es allí, precisamente, donde se encuentra el anidamiento más grande del mundo del loro orejiamarillo, especie en peligro de extinción.

Las empresas, que fueron consultadas, aceptan las sanciones que se les han proferido. Eso sí, defienden su legalidad de su producción y cuentan que dentro de sus proyectos de cultivo de aguacate hass tienen en cuenta la sostenibilidad ambiental, sembrando especies nativas y cuidando la fauna y flora.

El gobierno del presidente Gustavo Petro tiene la voluntad de estudiar estos casos, todavía más cuando en su Plan Nacional de Desarrollo 2022 -2026 pone al agua como eje rector. Desde el ministerio de Agricultura aseguran que no se pretende frenar la inversión extranjera, pero que es necesaria una regulación.

Espere este martes un video sobre el aguacate hass y las empresas extranjeras que lo producen en Colombia.

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