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Los líderes de la Alianza Verde siguen intentando desenredar la madeja de 2022. Su ruta política hacia la elecciones de Congreso y Presidencia está más complicada que nunca, por lo que esperan que la encuesta que se contrató para consultar a sus militantes sobre qué camino tomar les proporcione los elementos suficientes para tomar una decisión final. La próxima semana se reunirá la Dirección Nacional de la colectividad para conocer los resultados, que tienen en sus manos y están siendo reseñados para el encuentro.
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Sobre la mesa hay varias opciones que mantienen la tensión entre dos facciones del partido. Una es anexarse al Pacto Histórico (PH), que agrupa candidaturas alternativas y de izquierda; la otra, adherirse a la Coalición de la Esperanza (CE), que quiere aglutinar todo el centro. De ese tire y afloje se desprenden otros dilemas, como apoyar o no las listas de la Coalición, el posible papel de Alejandro Gaviria en el ramillete de centro, hacer una gran alianza tanto con el PH como con la CE y hasta los apoyos a los grupos alternativos y de izquierda en una hipotética segunda vuelta. Sobre ningún asunto hay acuerdo y todo apunta a quedar en libertad, que no solo dejaría a los verdes sin candidato, sino que para algunos sería un “triste final” del partido, tal como hoy se conoce.p
Aunque se intentaron generar consensos, parece imposible que alcancen un acuerdo. El grupo que le apuesta a la CE, en el que están congresistas como Angélica Lozano, Juanita Goebertus, Antonio Sanguino y Carlos Amaya (recién electo como precandidato de ese sector), considera que hay una “minoría de izquierda” que está bloqueando el aterrizaje en esa alianza de centro, aprovechando que “son amigos de Carlos Ramón González”, uno de los copresidentes del partido. Por su parte, la facción que tiene como caras visibles a los representantes Inti Asprilla y León Freddy Muñoz señalan a Lozano y compañía de querer “imponerles la Coalición” y no dejarlos participar en la agenda presidencial.
La escisión, por ahora, deja de ser opción
Las fisuras en el partido abrieron la puerta a la escisión, pero esa opción solo podrá contemplarse hasta después de las elecciones presidenciales. Según Angélica Lozano, principal promotora de este camino, la propuesta fue válida hasta el pasado lunes y ya no tiene los tiempos para que sea validada por el Consejo Nacional Electoral (CNE).
La senadora, quien cree que ha habido “boicot”, tanto a la decisión unánime de la Dirección Nacional de ir con la CE como a la opción de partir cobijas, se opone a quedar en libertad porque sería “un final de quinta categoría”, pues considera que los votantes no sabrán qué representa o defiende la Alianza Verde. “Esa postura ofende y traiciona la historia del verde. Si la misma lista al Congreso tiene izquierda, centro y derecha, ¿qué espera la ciudadanía de cómo se votará una reforma tributaria? Eso no es serio y me parece un entierro injusto con la historia de este partido”.
En esa misma acera, cuyo mundo ideal es llevar a un candidato verde y hacer una consulta de centro el mismo día de las elecciones de Congreso (13 marzo), está la representante Juanita Goebertus, quien coincide en que el ala de izquierda ha “bloqueado el proceso de toma de decisiones, por lo que ante la opinión pública somos más noticia por las divisiones que por el liderazgo”.
Incluso desde ese grupo se confía en que ganará la opción de ir a esa consulta de marzo, pero de acuerdo con el precandidato Carlos Amaya, “ha quedado claro que Carlos Ramón González viene impulsando la libertad”. Tanto Goebertus como Amaya coinciden en que, ante esa posibilidad, no hay otra salida que dividir el partido después de las elecciones. Eso sí, afirman que en el escenario de quedar en libertad debe estipularse quién irá al PH y quién al CE.
Ante la incertidumbre, el planteamiento del otro precandidato presidencial del partido, Camilo Romero, es que se defina un mecanismo “democrático y con garantías” para definir la candidatura única. El exgobernador de Nariño, quien propone juntar todo el sector alternativo (verdes, Pacto y Coalición), criticó la dilación y falta de confianza en la escogencia del nominado y concluyó que no va a estar dispuesto a “trampitas, como habría ocurrido en febrero, que se intentó bloquear nuestra candidatura”.
El factor Claudia López
Otros congresistas, quienes pidieron no ser mencionados y advierten que en este momento hay varias figuras del partido que esperan quedar en libertad “para no rompernos”, aseguran que hay un nuevo factor en la discusión que es la imagen de Claudia López.
“Nadie quiere cargar el lastre de la mala imagen de la alcaldesa. Bogotá es nuestra principal plaza y muchos están pensando en cómo desligarnos por lo menos de las elecciones al Congreso”, dijeron estos congresistas, insistiendo que incluso se intentó condicionar el aval con el apoyo a la Alcaldía de Bogotá.
Al respecto, también señalan que la libertad debe declararse con ciertos parámetros, por ejemplo, que el apoyo sea solo al sector alternativo y no terminar viendo “verdes con el Centro Democrático”, y que hay un último dilema, que es evitar caer en doble militancia, teniendo en cuenta que el Consejo Nacional Electoral ha sido claro en que, cuando hay un candidato del partido, es obligatorio que se le debe apoyar. Por ahora, la única esperanza en la Alianza Verde no es la coalición, sino el resultado de las encuestas que darán algunas luces para reparar las diferencias que persisten al interior del partido.