Análisis: Ángela María Robledo y las elecciones de 2022
Tras su salida de la Colombia Humana, la representante a la Cámara podría formar una coalición feminista y conquistar a los colombianos desencantados de la política tradicional.
Diana Gómez Correal/Razón Pública
Tres interrogantes
El año pasado empezó a rumorearse que Ángela María Robledo se retiraría de la Colombia Humana. Las diferencias entre ella y otros miembros del partido comenzaron en 2019 cuando Gustavo Petro decidió apoyar la candidatura de Hollman Morris a la Alcaldía de Bogotá, a pesar de las denuncias de violencia intrafamiliar y acoso sexual impuestas en su contra.
Finalmente, el pasado 18 de enero la representante a la Cámara publicó su carta de renuncia a la Colombia Humana.
Indudablemente, las elecciones de 2018 fueron históricas porque contaron con un gran número de mujeres: Robledo, Marta Lucía Ramírez y Claudia López se disputaron la Vicepresidencia y Piedad Córdoba participó en la contienda por la Presidencia. A mi modo de ver, si Robledo hubiera sido la candidata presidencial, la Colombia Humana hubiera tenido muchas más posibilidades de ganar.
La renuncia de Robledo abre tres interrogantes importantes:
1. ¿Qué cambios necesitamos en la política colombiana para que más mujeres participen en ella?
2. ¿Cuál será el papel de Robledo en las próximas elecciones presidenciales?
3. ¿Qué características debería tener la política feminista en Colombia?
Política patriarcal
Todas las organizaciones políticas están constituidas por las relaciones de poder que imperan en la sociedad. Dichas relaciones forman parte de la vida cotidiana y son esenciales para su identidad y su devenir.
Como en dichas organizaciones imperan las mismas relaciones de poder que en la sociedad, sus miembros no están exentos de ser discriminados por motivos raciales, de clase, género, edad, orientación sexual, etc. Así las cosas, solo una transformación consciente y profunda permitirá que la política y la sociedad funcionen de manera diferente.
En Colombia tenemos una política patriarcal donde las mujeres son discriminadas y ocupan un lugar secundario en la toma de decisiones. Aquí reina la figura del patriarca que es jerárquica, centralista, individualista, mesiánica, castigadora, excluyente, racista y clasista.
Lamentablemente, el patriarcado domina prácticamente todo el espectro político colombiano. Prueba de ello es que en los partidos, organizaciones y movimientos sociales se ha hablado muy poco sobre el patriarcado, las subjetividades y lo que Michel Foucault llamó la microfísica del poder. Incluso en los sectores más progresistas, todo esto ocupa un lugar secundario porque lo que importa es el Poder, con mayúscula.
Solamente cuando la política decida tomarse en serio el patriarcado y el tipo de subjetividades que este fomenta, será posible empezar a construir una política justa con las mujeres. Cuando hablo de ‘justicia’, me refiero a las condiciones necesarias para que las mujeres puedan dar todo lo que tienen por ofrecer, y no se limiten a cumplir con una cuota de género obligatoria.
Le recomendamos: Feminismo en los partidos políticos: un debate necesario
El mapa de las presidenciales de 2022
En un contexto donde las mujeres han ganado protagonismo político, Ángela María Robledo ha manifestado abiertamente que le interesan las presidenciales. Los resultados de las elecciones de 2018, las movilizaciones de 2019, el respaldo de la ciudadanía al Acuerdo de Paz y el triunfo de alcaldes y gobernadores de sectores políticos alternativos dan cuenta de que cada vez más colombianas y colombianos quieren un gobierno diferente alejado de la derecha.
Las presidenciales de 2022 serán un gran reto para los sectores progresistas, pues deberán lanzar una candidatura capaz de disputar las propuestas de la derecha y que represente un avance significativo en materia de género. Esto no significa que deban escoger a una mujer como candidata, pues un cuerpo de mujer no garantiza que los intereses y las necesidades de las mujeres y de los sectores marginados ocupen un lugar importante en la agenda política.
El centro y la izquierda deberán escoger un candidato o candidata que sea capaz de vencer al oficialismo. Esto solo será posible si escogen a una persona que crea firmemente en la democracia y sea capaz de dialogar y establecer puentes entre distintos interlocutores. Esa persona tendrá que convocar a una ciudadanía cansada de la política tradicional, afectada por la crisis económica y temerosa del “castrochavismo”.
Sin duda alguna, Ángela María Robledo podría ser esa persona: tiene la capacidad de dialogar con distintos espectros políticos, cuenta con una sólida trayectoria como senadora y representante a la Cámara y con una formación académica sólida, es sensible, conoce el país y quiere transformar la política tradicional.
Robledo tiene todo lo que se necesita para convocar a las fuerzas políticas alternativas y conquistar al electorado que quiere ver un cambio. Junto con otras mujeres aguerridas e inteligentes, Robledo podría conformar la alternativa política feminista y transformadora que Colombia necesita.
Puede leer: Representación política de las mujeres: aún nos falta
Política feminista para la vida
La política feminista es lo contrario a la política patriarcal y, por ende, no puede ser neoliberal, conservadora ni de derecha.
Aunque las próximas elecciones difícilmente permitirán una transformación radical de la sociedad, sí es posible que den pie a una transición en materia de género. Más concretamente, es posible que le den cabida a esa otra política que ha venido fraguándose en distintos partidos, movimientos, organizaciones sociales, universidades, calles y territorios étnicos.
Para que eso suceda, habría que conformar una coalición feminista descentralizada donde la figura tradicional del caudillo sea reemplazada por la cooperación horizontal, las subjetividades diversas, las emociones, los afectos y la vida. El eje transversal de dicha coalición deberá ir más allá de los estrechos márgenes del feminismo liberal, y concederle un papel protagónico al cuidado y a la reorganización de las prioridades económicas, sociales y culturales.
Esa política feminista deberá garantizar las condiciones para que la vida prolifere, pues en un país donde la violencia y el conflicto han hecho tanto daño, es indispensable proteger la vida.
La política feminista para la vida tendrá que identificar cada condición estructural y coyuntural que impide que la vida florezca. Para lograrlo deberá comprender el modus operandi de los grupos armados, la violencia patriarcal cotidiana, la negligencia estatal, las condiciones que reproducen la pobreza y la exclusión, las formas de comunicación que fomentan la desinformación y los procesos económicos, sociales y políticos que afectan al medio ambiente y arremeten contra la diversidad cultural.
Si las elecciones de 2022 dan paso a una política feminista en la que predomine la importancia de la vida y no la ambición personal, las y los colombianos tendremos la posibilidad de construir una Colombia que restituya los derechos a las personas que han sido marginadas a lo largo de la historia.
Tres interrogantes
El año pasado empezó a rumorearse que Ángela María Robledo se retiraría de la Colombia Humana. Las diferencias entre ella y otros miembros del partido comenzaron en 2019 cuando Gustavo Petro decidió apoyar la candidatura de Hollman Morris a la Alcaldía de Bogotá, a pesar de las denuncias de violencia intrafamiliar y acoso sexual impuestas en su contra.
Finalmente, el pasado 18 de enero la representante a la Cámara publicó su carta de renuncia a la Colombia Humana.
Indudablemente, las elecciones de 2018 fueron históricas porque contaron con un gran número de mujeres: Robledo, Marta Lucía Ramírez y Claudia López se disputaron la Vicepresidencia y Piedad Córdoba participó en la contienda por la Presidencia. A mi modo de ver, si Robledo hubiera sido la candidata presidencial, la Colombia Humana hubiera tenido muchas más posibilidades de ganar.
La renuncia de Robledo abre tres interrogantes importantes:
1. ¿Qué cambios necesitamos en la política colombiana para que más mujeres participen en ella?
2. ¿Cuál será el papel de Robledo en las próximas elecciones presidenciales?
3. ¿Qué características debería tener la política feminista en Colombia?
Política patriarcal
Todas las organizaciones políticas están constituidas por las relaciones de poder que imperan en la sociedad. Dichas relaciones forman parte de la vida cotidiana y son esenciales para su identidad y su devenir.
Como en dichas organizaciones imperan las mismas relaciones de poder que en la sociedad, sus miembros no están exentos de ser discriminados por motivos raciales, de clase, género, edad, orientación sexual, etc. Así las cosas, solo una transformación consciente y profunda permitirá que la política y la sociedad funcionen de manera diferente.
En Colombia tenemos una política patriarcal donde las mujeres son discriminadas y ocupan un lugar secundario en la toma de decisiones. Aquí reina la figura del patriarca que es jerárquica, centralista, individualista, mesiánica, castigadora, excluyente, racista y clasista.
Lamentablemente, el patriarcado domina prácticamente todo el espectro político colombiano. Prueba de ello es que en los partidos, organizaciones y movimientos sociales se ha hablado muy poco sobre el patriarcado, las subjetividades y lo que Michel Foucault llamó la microfísica del poder. Incluso en los sectores más progresistas, todo esto ocupa un lugar secundario porque lo que importa es el Poder, con mayúscula.
Solamente cuando la política decida tomarse en serio el patriarcado y el tipo de subjetividades que este fomenta, será posible empezar a construir una política justa con las mujeres. Cuando hablo de ‘justicia’, me refiero a las condiciones necesarias para que las mujeres puedan dar todo lo que tienen por ofrecer, y no se limiten a cumplir con una cuota de género obligatoria.
Le recomendamos: Feminismo en los partidos políticos: un debate necesario
El mapa de las presidenciales de 2022
En un contexto donde las mujeres han ganado protagonismo político, Ángela María Robledo ha manifestado abiertamente que le interesan las presidenciales. Los resultados de las elecciones de 2018, las movilizaciones de 2019, el respaldo de la ciudadanía al Acuerdo de Paz y el triunfo de alcaldes y gobernadores de sectores políticos alternativos dan cuenta de que cada vez más colombianas y colombianos quieren un gobierno diferente alejado de la derecha.
Las presidenciales de 2022 serán un gran reto para los sectores progresistas, pues deberán lanzar una candidatura capaz de disputar las propuestas de la derecha y que represente un avance significativo en materia de género. Esto no significa que deban escoger a una mujer como candidata, pues un cuerpo de mujer no garantiza que los intereses y las necesidades de las mujeres y de los sectores marginados ocupen un lugar importante en la agenda política.
El centro y la izquierda deberán escoger un candidato o candidata que sea capaz de vencer al oficialismo. Esto solo será posible si escogen a una persona que crea firmemente en la democracia y sea capaz de dialogar y establecer puentes entre distintos interlocutores. Esa persona tendrá que convocar a una ciudadanía cansada de la política tradicional, afectada por la crisis económica y temerosa del “castrochavismo”.
Sin duda alguna, Ángela María Robledo podría ser esa persona: tiene la capacidad de dialogar con distintos espectros políticos, cuenta con una sólida trayectoria como senadora y representante a la Cámara y con una formación académica sólida, es sensible, conoce el país y quiere transformar la política tradicional.
Robledo tiene todo lo que se necesita para convocar a las fuerzas políticas alternativas y conquistar al electorado que quiere ver un cambio. Junto con otras mujeres aguerridas e inteligentes, Robledo podría conformar la alternativa política feminista y transformadora que Colombia necesita.
Puede leer: Representación política de las mujeres: aún nos falta
Política feminista para la vida
La política feminista es lo contrario a la política patriarcal y, por ende, no puede ser neoliberal, conservadora ni de derecha.
Aunque las próximas elecciones difícilmente permitirán una transformación radical de la sociedad, sí es posible que den pie a una transición en materia de género. Más concretamente, es posible que le den cabida a esa otra política que ha venido fraguándose en distintos partidos, movimientos, organizaciones sociales, universidades, calles y territorios étnicos.
Para que eso suceda, habría que conformar una coalición feminista descentralizada donde la figura tradicional del caudillo sea reemplazada por la cooperación horizontal, las subjetividades diversas, las emociones, los afectos y la vida. El eje transversal de dicha coalición deberá ir más allá de los estrechos márgenes del feminismo liberal, y concederle un papel protagónico al cuidado y a la reorganización de las prioridades económicas, sociales y culturales.
Esa política feminista deberá garantizar las condiciones para que la vida prolifere, pues en un país donde la violencia y el conflicto han hecho tanto daño, es indispensable proteger la vida.
La política feminista para la vida tendrá que identificar cada condición estructural y coyuntural que impide que la vida florezca. Para lograrlo deberá comprender el modus operandi de los grupos armados, la violencia patriarcal cotidiana, la negligencia estatal, las condiciones que reproducen la pobreza y la exclusión, las formas de comunicación que fomentan la desinformación y los procesos económicos, sociales y políticos que afectan al medio ambiente y arremeten contra la diversidad cultural.
Si las elecciones de 2022 dan paso a una política feminista en la que predomine la importancia de la vida y no la ambición personal, las y los colombianos tendremos la posibilidad de construir una Colombia que restituya los derechos a las personas que han sido marginadas a lo largo de la historia.