Análisis de Rodrigo Pardo: Gustavo Petro, solitario
Las polémicas opiniones del presidente llevan a preguntarse: ¿Colombia se queda sola en su posición hacia el conflicto mundial?
Rodrigo Pardo * @RPardoGP / Especial para El Espectador
La posición del presidente Gustavo Petro sobre el conflicto entre Israel y Hamás sobresalió por solitaria y radical. Otros países cercanos en el continente -Chile y Venezuela, por ejemplo- se acercaron a la posición colombiana, pero mantuvieron discursos moderados y no cayeron en el radicalismo petrista (Lea más columnas de Rodrigo Pardo).
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La posición del presidente Gustavo Petro sobre el conflicto entre Israel y Hamás sobresalió por solitaria y radical. Otros países cercanos en el continente -Chile y Venezuela, por ejemplo- se acercaron a la posición colombiana, pero mantuvieron discursos moderados y no cayeron en el radicalismo petrista (Lea más columnas de Rodrigo Pardo).
El propio Estados Unidos, del presidente Joe Biden, se manifestó de manera crítica hacia la posición colombiana, después de que el actual gobierno norteamericano ha sido cuidadoso en el trato con el país y constructivo en el manejo con la administración Petro. Deborah Lipstadt, enviada especial de Estados Unidos para el monitoreo y combate del antisemitismo, cuestionó la posición expresada por Petro. “Condenamos energéticamente las declaraciones del presidente Petro y le pedimos que condene a Hamás”, dijo. El tono y el contenido del mandatario colombiano fueron especialmente radicales. Faltaron equilibrio y moderación.
¿Para qué afectar las relaciones con Washington? Lo cierto es que el gobierno Biden ha sido constructivo con la Colombia de Gustavo Petro y, de hecho, más cercano al país ahora de lo que fue con la administración de Iván Duque. El Gobierno colombiano no debe descuidar esas posiciones que son valiosas en sí mismas, y más aún en momentos complejos como los que atraviesan las relaciones internacionales y el continente.
Las intervenciones del presidente colombiano fueron excesivas e innecesariamente radicales. En ellas faltaron equilibrio y moderación. ¿Por qué no acercarse a gobiernos cercanos y amigos -como el de Gabriel Boric en Chile- para compartir y reforzar posiciones en las que pueden coincidir? ¿Por qué no una declaración conjunta, por ejemplo? Porque lo acontecido no tiene valor alguno: a la actitud y declaraciones del presidente les faltaron equilibrio y moderación. ¿Para qué pagar un precio alto por algo que, al fin y al cabo, es muy lejano?
Colombia ha tenido una relación cercana con Estados Unidos en el período Biden. Falta ver si lo ocurrido tiene un costo en esos vínculos bilaterales o si todavía se puede reconstruir el valioso clima que había antes, con un elogiado manejo de la Embajada en Washington por parte de Luis Gilberto Murillo.
Porque no estamos en una etapa fácil, y habrá que ver hasta dónde con lo ocurrido hasta ahora se ha causado un daño a una relación bilateral que ha sido valiosa para el país. Y falta ver qué cambios se producen, o se buscan, porque no resultan obvios. Es un hecho que las intenciones y posibilidades de trabajo conjunto, integración y cooperación se han reducido y se han hecho más difíciles. Sin duda, el sistema internacional se ha hecho más confuso y las iniciativas de cooperación más difíciles.
Un mundo, en fin, “encogido” por los avances en los mecanismos de transporte, que obligan a todos a contar con un mejor conocimiento de la realidad y a dedicarle esfuerzos serios al diseño y la construcción de instrumentos adecuados para enfrentar las “nuevas realidades”. Seguramente los desafíos que encontrará el gobierno de Gustavo Petro en los tres años que le quedan en el campo internacional serán más complejos que los del pasado. Y, sobre todo, la posición de los presidentes y jefes de Estado puede ser más solitaria.
* Excanciller de Colombia y periodista.