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El “Estado de la nación”, informe anual del presidente Joe Biden al Congreso, es una institución particular y hasta curiosa de los Estados Unidos. Un espacio en el que el mandatario de turno intenta fortalecer su liderazgo político aprovechando el momento de enorme audiencia, redefinir prioridades y hacer anuncios.
Este año, Joe Biden se enfrenta a un panorama político hostil por su pérdida de popularidad (solo 40 % positiva) y una economía que amenaza un 2023 difícil, justo cuando se empiezan a sentir los movimientos para una nueva campaña electoral.
Biden estaría a punto de anunciar su intención de competir de nuevo. En ese caso, se convertiría en la figura con mayor edad en participar en una competencia presidencial en la historia del país (cumplirá 81 años el 20 de noviembre).
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Será una campaña difícil, por los efectos de la economía sobre su imagen y sus profundas diferencias con el exmandatario Donald Trump, quien anunció que volverá a estar en la campaña por la Casa Blanca. La polarización de la opinión pública y las dificultades económicas brindan pronósticos no muy positivos para las próximas elecciones.
El panorama de Biden se complica, no solo por la participación de Trump, sino también por la publicación de historias que denotan el hallazgo de documentos oficiales y de seguridad nacional en una de sus oficinas privadas. Esa creciente polémica concentra la atención de los medios de comunicación.
Al llegar a la Casa Blanca, Biden había enviado mensajes que sugerían que tendría una presidencia de cuatro años. Pero ahora, a pesar de las dificultades que enfrenta, le ha coqueteado a volver a ser candidato, al mismo tiempo que la vicepresidenta Kamala Harris, quien sería su sucesora natural, no ha arrancado con fuerza.
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La campaña por la presidencia no ha empezado y se espera que inicie en el año electoral que se avecina. Sin embargo, ya se vislumbra una competencia dura y difícil, en particular para el actual presidente de EE. UU. Si finalmente se mantiene en la carrera electoral, Trump se podría poner por encima. El expresidente fue derrotado hace cuatro años y, a pesar de que han aparecido evidencias —que son investigadas— por su posible participación en el asalto al Capitolio en 2021, conserva el apoyo de electores que han sido suficientes para convencerlo de lanzar una nueva candidatura.
El panorama es complejo, y eso sin mencionar otras coyunturas como la aparición de un globo chino sobre cielo estadounidense, con capacidad de interceptar señales y con posibles objetivos de espionaje. Al final, en Carolina del Sur, el globo fue derribado, pero, en algunos sectores ya es considerado “un globo espía chino”. Falta ver en qué termina el incidente y si entrará a formar parte de la campaña electoral.
Por otro lado, el informe del presidente Biden ante la sesión conjunta del Congreso apeló a algunas de las narrativas tradiciones de los discursos presidenciales sobre el estado de la Unión. ¿Funcionarán los intentos por buscar unidad en lo esencial, a pesar de la evidente polarización? ¿La sensibilidad electoral ¿conspirará contra la posibilidad de poner en marcha mecanismos de cooperación bipartidista?
Lo cierto es que el discurso trató en mayor medida asuntos internos que internacionales, y fue un llamado a la unidad. Biden ganó ante la tentación de aceptarles la pelea a los republicanos.
Las elecciones del pasado
Arrojan elementos comparativos que ayudan a entender lo que está pasando, pero también sugieren que hay novedades que faltan por analizar. Lo que enseña la experiencia es que la competencia por las elecciones no empieza a la altura de la mitad del primer período (que es el momento que atraviesa Biden en este momento), sino en el año electoral propiamente dicho (2024 en este caso). Algunas decisiones claves tienden a anticiparse, como la candidatura de Trump y una más pronta definición de Biden. Pero aún hay camino para nuevos aspirantes y la lista es larga. Aunque ya se siente caliente, esto apenas comienza.