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Análisis: La Colombia que recibe Petro y los retos de la nueva administración

Si bien el gobierno que entra el próximo 7 de agosto tiene un sinnúmero de propuestas y reformas a la mano, estas deben pasar por el Congreso, institución que en términos generales quedó sin mayorías absolutas, pero con un claro objetivo de configurar mayorías funcionales a punta de alianzas políticas.

Juliana Uribe Villegas *
05 de julio de 2022 - 06:42 p. m.
Gustavo Petro está liderando un acuerdo nacional con el que busca dialogar y concertar sus propuestas de gobierno.
Gustavo Petro está liderando un acuerdo nacional con el que busca dialogar y concertar sus propuestas de gobierno.
Foto: El Espectador - José Vargas
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Las elecciones que vivimos dejaron un país altamente expectante y en estado de observación acerca de los primeros movimientos del gobierno electo. En especial, los ojos están puestos en temas económicos y sociales que se adueñaron del debate durante el proceso electoral. La reforma tributaria, cambios en la política minero energética del país, las propuestas frente al sistema pensional y a la salud fueron algunos de los puntos bandera de Gustavo Petro, lo que ha causado inquietud en algunos sectores del país tras su victoria.

Frente a este tema, cabe resaltar que Petro logró moderar sus propuestas y plan de gobierno, con el fin de calmar a quienes lo detractan, que suman más de 10 millones de personas que votaron por su contrincante. Para lograr esto, el Pacto Histórico logró adhesiones importantes como las de los economistas Alejandro Gaviria o Rudolf Hommes, quienes en ocasiones anteriores han mostrado un pensamiento crítico y realista frente a los cambios que necesita el país, algo que puede leerse como una apuesta para iniciar un cambio escalonado y de la mano de todos los sectores de la sociedad.

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Ahora bien, uno de los mayores retos a los que se enfrenta Petro está enmarcado en la visión energética que tiene sobre Colombia, en donde se encontrará con una realidad de nuestro sistema económico, la necesidad del petróleo (sobre todo a los precios configurados en el mercado internacional por cuenta de la invasión rusa a Ucrania) para costear el funcionamiento del Estado. En este punto, seguramente, deberá llegar a consensos y buscar una transición que asegure el sostenimiento a largo plazo, sin generar traumatismos en las arcas del Estado, mientras se avanza en la estructuración de una política que permita hacer esa transición energética hacia una Colombia más verde.

Si bien el gobierno que entra el próximo 7 de agosto tiene un sinnúmero de propuestas y reformas a la mano, estas deben pasar por el Congreso, institución que en términos generales quedó sin mayorías absolutas, pero con un claro objetivo de configurar mayorías funcionales a punta de alianzas políticas.

Esto ha hecho que el gobierno entrante tenga que hacer concesiones para hacerse con las mayorías. Las bancadas del Pacto Histórico, la Coalición Verde Esperanza, Comunes, AICO y las minorías se prevén como el núcleo de la bancada de Gobierno, sin dejar de lado la adhesión de algunos partidos tradicionales como el Liberal, La U y un sector del Conservador, que han manifestado que no harán oposición al nuevo Gobierno.

A estos nuevos apoyos se suman reuniones clave que ha sostenido el nuevo presidente en las últimos días con Rodolfo Hernández, su contendor en segunda vuelta, German Vargas Lleras e incluso con el expresidente y líder natural del Centro Democrático Álvaro Uribe Vélez, cuyo partido ha anunciado ya que hará oposición.

Este escenario deja un margen de maniobra muy estrecho a la derecha, una de las grandes perdedoras de la contienda electoral, que tiene como desafío el reinventarse para apelar a un electorado cada día más consciente.

En ese sentido, la ahora oposición debe constituir nuevos liderazgos, necesarios para ejercer contrapeso al Gobierno. Pero, sobre todo, debe ser una derecha más abierta al diálogo y la escucha, capaz de entender las nuevas dinámicas del mundo para que abandone visiones que, en un sector amplio, son retardatarias frente a las necesidades que reclama un pueblo agotado y que desde finales de 2019 han venido mostrando una fatiga frente a algunas políticas e instituciones.

Así las cosas, este nuevo gobierno que iniciará el 7 de agosto en cabeza de Gustavo Petro, enfrentará varios retos frente a un sector importante de la sociedad. Se celebra su disposición al diálogo con todos los sectores y habrá que estar muy pendiente de los nombramientos en las carteras más importantes donde se definirán los aspectos más técnicos de lo que viene en los próximos cuatro años. Por esto, seguirá siendo clave la participación ciudadana en los debates más importantes del país para construir consensos. De igual manera, será clave atender los fenómenos de la desinformación y la polarización, los cuales podrán jugar un papel definitivo en medio de la división que está viviendo el país y en donde el presidente entrante tiene un enorme reto de luchar contra este mal.

* CEO y fundadora de Movilizatorio.

Por Juliana Uribe Villegas *

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