Así están las fichas para segunda vuelta presidencial
El panorama reafirma que, por un lado, Iván Duque deberá reunir las ideas de los diferentes partidos tradicionales que lo apoyan, mientras que Gustavo Petro tendrá que conciliar las exigencias de las fuerzas alternativas.
-Redacción Política
Quedan 17 días para que los colombianos regresen a las urnas y definan si el nuevo ocupante de la Casa de Nariño por los próximos cuatro años será Iván Duque o Gustavo Petro. Tras los resultados del domingo, los partidos políticos corrieron a hacer sus respectivas reuniones para anunciar su respaldo hacia uno u otro, y ahora sus cartas comienzan a destaparse. Son aproximadamente 6’400.000 votos los que están sin dueño, una cifra determinante de cara a la segunda vuelta.
En este juego de naipes, uno de los principales protagonistas es la Coalición Colombia, el movimiento de Sergio Fajardo, que alcanzó la poco despreciable suma de 4’500.000 apoyos. Un sólido caudal político que el ahora excandidato logró construir de la mano de sus impulsores, Claudia López, Antanas Mockus —ambos de la Alianza Verde— y Jorge Robledo, del Polo.
Aunque Fajardo dejó claro durante su campaña que no consideraría ninguna alianza, lo cierto es que la Coalición, herencia de la Ola Verde, está en proceso de definir su rumbo. “Tenemos que responder a lo que viene a continuación. Nos vamos a reunir para discutir sobre esas reflexiones”, dijo. Y López, quien fue su fórmula vicepresidencial, aseguró que la determinación que se tome no busca “endosarle nada a nadie, porque no tenemos un corral de ciudadanos que vamos a negociar”.
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Claro está que, para las tres fuerzas que convocaron la Coalición, la adhesión al candidato uribista, Iván Duque, está descartada. El comité ejecutivo del Polo, por un lado, se congregó ayer, tras un llamado para “apoyar de forma unánime al candidato Gustavo Petro sin vacilaciones” de parte de líderes locales y parlamentarios, entre ellos Iván Cepeda, Alberto Castilla, Alexander López y Alirio Uribe. Sin embargo, existe un sector, liderado por Jorge Robledo, que continúa reacio a ratificar dicho respaldo. Y la Alianza Verde, aún dividida entre irse con Petro, votar en blanco o dejar en libertad a sus militantes, se encontrará este jueves en el Club de Ejecutivos para definir su camino.
En todo caso, coincidencias programáticas en relación con la implementación del Acuerdo de Paz y la intención de impulsar políticas de educación, cultura, salud y desarrollo rural, por ejemplo, auguran la unidad de los sectores alternativos.
Sin embargo, la disyuntiva entre Petro y Duque ha despertado discusiones en otros sectores. El Partido de la U no pudo llegar a un consenso. La mayoría de sus legisladores insistieron, en una reunión de bancada el pasado martes, que estarían del lado del aspirante uribista. Algunos, incluso, ya venían promoviendo acuerdos programáticos en conjunto. Sin embargo, hubo quienes optaron por darle respaldo a Gustavo Petro. Armando Benedetti, a su vez, anunció que marcaría su voto en la casilla blanca, aunque su valor en segunda vuelta fuera simbólico. Ante este panorama, la U dejó en libertad a sus militantes.
Cosa distinta sucedió en el Partido Liberal, cuyo excandidato Humberto de la Calle obtuvo la votación más baja. Con fisuras por el fracaso electoral y tensiones alrededor del apoyo a las candidaturas que continúan aspirando al poder, se impuso finalmente la posición oficialista de su director, César Gaviria, quien ya venía haciéndole guiños al uribismo, a pesar de las diferencias ideológicas.
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Gaviria ratificó que las huestes rojas acompañarán al aspirante del Centro Democrático, pero 10 legisladores, entre ellos Juan Manuel Galán, junto con otros sectores del partido, no se acogieron a la decisión. “Nada más retardatario y conservador que las propuestas de Duque y esto constituye una desilusión enorme para muchos liberales de corazón, que decimos que el ideario liberal no se vende”, asintió el exviceministro del Interior Luis Ernesto Gómez.
Los rojos no han sido los únicos en girar a la derecha. El Partido Conservador puso también sus fichas en la campaña del Centro Democrático, “porque representan el ideario del partido y las líneas programáticas que defendemos”, según sus directivos. Aunque el anuncio oficial se hizo ayer, ya sus bases se habían sumado al uribismo desde la primera vuelta, especialmente ante la presencia de Marta Lucía Ramírez, exmilitante conservadora, como fórmula vicepresidencial. Por otro lado, la bancada de Cambio Radical se reunió hace tres días con Germán Vargas Lleras para comenzar a definir los acercamientos con Duque. Y Juan Carlos Pinzón, quien fuera su fórmula vicepresidencial, anunció en la mañana del miércoles que su voto sería para el candidato uribista.
El panorama reafirma que, por un lado, Iván Duque deberá reunir las ideas de los diferentes partidos tradicionales que lo apoyan, mientras que Gustavo Petro tendrá que conciliar las exigencias de las fuerzas alternativas. Pero ambos tienen una tarea en común que no ha sido considerada en este juego de fórmulas y cálculos: el voto de opinión. Son millones de sufragios libres, ajenos a las decisiones de partidos, los que tendrán que ser conquistados en las próximas dos semanas y media.
Quedan 17 días para que los colombianos regresen a las urnas y definan si el nuevo ocupante de la Casa de Nariño por los próximos cuatro años será Iván Duque o Gustavo Petro. Tras los resultados del domingo, los partidos políticos corrieron a hacer sus respectivas reuniones para anunciar su respaldo hacia uno u otro, y ahora sus cartas comienzan a destaparse. Son aproximadamente 6’400.000 votos los que están sin dueño, una cifra determinante de cara a la segunda vuelta.
En este juego de naipes, uno de los principales protagonistas es la Coalición Colombia, el movimiento de Sergio Fajardo, que alcanzó la poco despreciable suma de 4’500.000 apoyos. Un sólido caudal político que el ahora excandidato logró construir de la mano de sus impulsores, Claudia López, Antanas Mockus —ambos de la Alianza Verde— y Jorge Robledo, del Polo.
Aunque Fajardo dejó claro durante su campaña que no consideraría ninguna alianza, lo cierto es que la Coalición, herencia de la Ola Verde, está en proceso de definir su rumbo. “Tenemos que responder a lo que viene a continuación. Nos vamos a reunir para discutir sobre esas reflexiones”, dijo. Y López, quien fue su fórmula vicepresidencial, aseguró que la determinación que se tome no busca “endosarle nada a nadie, porque no tenemos un corral de ciudadanos que vamos a negociar”.
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Claro está que, para las tres fuerzas que convocaron la Coalición, la adhesión al candidato uribista, Iván Duque, está descartada. El comité ejecutivo del Polo, por un lado, se congregó ayer, tras un llamado para “apoyar de forma unánime al candidato Gustavo Petro sin vacilaciones” de parte de líderes locales y parlamentarios, entre ellos Iván Cepeda, Alberto Castilla, Alexander López y Alirio Uribe. Sin embargo, existe un sector, liderado por Jorge Robledo, que continúa reacio a ratificar dicho respaldo. Y la Alianza Verde, aún dividida entre irse con Petro, votar en blanco o dejar en libertad a sus militantes, se encontrará este jueves en el Club de Ejecutivos para definir su camino.
En todo caso, coincidencias programáticas en relación con la implementación del Acuerdo de Paz y la intención de impulsar políticas de educación, cultura, salud y desarrollo rural, por ejemplo, auguran la unidad de los sectores alternativos.
Sin embargo, la disyuntiva entre Petro y Duque ha despertado discusiones en otros sectores. El Partido de la U no pudo llegar a un consenso. La mayoría de sus legisladores insistieron, en una reunión de bancada el pasado martes, que estarían del lado del aspirante uribista. Algunos, incluso, ya venían promoviendo acuerdos programáticos en conjunto. Sin embargo, hubo quienes optaron por darle respaldo a Gustavo Petro. Armando Benedetti, a su vez, anunció que marcaría su voto en la casilla blanca, aunque su valor en segunda vuelta fuera simbólico. Ante este panorama, la U dejó en libertad a sus militantes.
Cosa distinta sucedió en el Partido Liberal, cuyo excandidato Humberto de la Calle obtuvo la votación más baja. Con fisuras por el fracaso electoral y tensiones alrededor del apoyo a las candidaturas que continúan aspirando al poder, se impuso finalmente la posición oficialista de su director, César Gaviria, quien ya venía haciéndole guiños al uribismo, a pesar de las diferencias ideológicas.
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Gaviria ratificó que las huestes rojas acompañarán al aspirante del Centro Democrático, pero 10 legisladores, entre ellos Juan Manuel Galán, junto con otros sectores del partido, no se acogieron a la decisión. “Nada más retardatario y conservador que las propuestas de Duque y esto constituye una desilusión enorme para muchos liberales de corazón, que decimos que el ideario liberal no se vende”, asintió el exviceministro del Interior Luis Ernesto Gómez.
Los rojos no han sido los únicos en girar a la derecha. El Partido Conservador puso también sus fichas en la campaña del Centro Democrático, “porque representan el ideario del partido y las líneas programáticas que defendemos”, según sus directivos. Aunque el anuncio oficial se hizo ayer, ya sus bases se habían sumado al uribismo desde la primera vuelta, especialmente ante la presencia de Marta Lucía Ramírez, exmilitante conservadora, como fórmula vicepresidencial. Por otro lado, la bancada de Cambio Radical se reunió hace tres días con Germán Vargas Lleras para comenzar a definir los acercamientos con Duque. Y Juan Carlos Pinzón, quien fuera su fórmula vicepresidencial, anunció en la mañana del miércoles que su voto sería para el candidato uribista.
El panorama reafirma que, por un lado, Iván Duque deberá reunir las ideas de los diferentes partidos tradicionales que lo apoyan, mientras que Gustavo Petro tendrá que conciliar las exigencias de las fuerzas alternativas. Pero ambos tienen una tarea en común que no ha sido considerada en este juego de fórmulas y cálculos: el voto de opinión. Son millones de sufragios libres, ajenos a las decisiones de partidos, los que tendrán que ser conquistados en las próximas dos semanas y media.