La solemne sesión en el Congreso por el reconocimiento del genocidio a la UP
Como parte del fallo de la Corte IDH, que reconoció la acción estatal en el genocidio a la Unión Patriótica, el Congreso llevó a cabo una sesión en memoria de las víctimas.
Este martes se llevó a cabo en el capitolio nacional la sesión solemne por el reconocimiento del genocidio de la UP. Dicha ceremonia fue liderada por el presidente del Congreso, Roy Barreras, como parte del reconocimiento de la participación del Estado en el atroz crimen, tal como dictaminó la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
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El evento contó con la presencia del Congreso en pleno, aunque una importante cantidad de las sillas de los legisladores se quedó vacía. Las primeras filas estuvieron ocupadas en su mayoría por actuales miembros de la Unión Patriótica con credencial, que lucieron flores amarillas como forma de rendir homenaje a las miles de víctimas de esta colectividad.
El evento comenzó con una amplia presencia de los distintos sectores del Congreso, pero al transcurrir de la sesión fue quedando el salón a medio llenar. Los que siempre estuvieron presentes durante todo el evento fueron los distintos militantes y afines a la UP, que aprovecharon el espacio como acto de memoria. En distintas ocasiones interrumpieron la ceremonia para cantar sus arengas desde las barras del salón elíptico, donde funciona normalmente la Cámara.
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Antes de dar inicio a la sesión, tras el llamado a lista de los congresistas, gritaron “presente” en honor a sus víctimas. Luego, cuando el presidente del Senado, Roy Barreras, pidió guardar un minuto de silencio por los asesinados de la UP, los militantes prefirieron manifestarse: “Por nuestros muertos ni un minuto de silencio. Este país guardó silencio 30 años. Nunca más. Ni un minuto de silencio, toda la vida de combate”.
Roy Barreras, como presidente del Congreso, fue el encargado de dar inicio formal a la sesión. “Ha sido un baño de sangre de compatriotas”, de esta forma comenzó Barreras, para luego señalar que este caso fue especial, pues no solo hizo parte del combate “fratricida entre colombianos”, sino que fue un genocidio.
“Ahora es una verdad jurídica reconocida por el mundo y por las cortes, para que no quede duda de que existió ese exterminio”, expresó el senador del Pacto, que reiteró la responsabilidad del Estado en este crimen y señaló que, como una de las ramas del poder, el Congreso debía hacer parte de los actos de homenaje y reconocimiento.
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“El estado fue culpable, no basta con pedir perdón”, reiteró Roy Barreras, que luego aseveró: “Ustedes sobrevivieron y vencieron, tenían razón. La muerte de sus seres queridos fue el aliento y el fuego para caminar 30 años bajo el desierto de la impunidad”. Hacia el final de su discurso, el presidente del Congreso recordó que la lucha ha sido fructífera, porque ahora la UP hace parte del partido de gobierno.
“La UP del Guaviare presente, nos duelen los muertos y los animales”, se escuchó desde las barras de nuevo y luego tomó la palabra el representante David Racero, actual presidente de la Cámara. Este comenzó su intervención mencionando a varios representantes de la Cámara por la UP que fueron asesinados: “Representante elegidos que fueron asesinados y desaparecidos, todos ellos congresistas que se sentaban acá como están sentados ustedes. Fueron asesinados en ese gran capítulo negro de ese gran genocidio”
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Racero siguió su discurso bajo la máxima de que “el Estado participó y cohonestó el genocidio” y persiguió a un grupo de congresistas que “expresaron una forma de pensar y una forma de sentir una visión de país”. Hacia el final, Racero recordó que su primer cumpleaños fue amargado por el asesinato de Jaime Pardo Leal, aspirante presidencial de la UP asesinado en La Mesa (Cundinamarca), el 11 de octubre de 1987.
La segunda parte de la sesión contó con la intervención de algunos de los que han militado históricamente en la UP y actualmente ostentan una curul. La primera en el listado fue Jahel Quiroga, la senadora que también es cabeza de dicha colectividad. Esta fue seguida por Aida Avella, que mencionó a varias víctimas e hizo mención especial a Bernardo Jaramillo Ossa, otro aspirante presidencial asesinado en este caso el 22 de marzo de 1990, en el Puente Aéreo de Bogotá.
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“Las víctimas nos han enseñado que la memoria no es la fijación de algo que ya pasó sino un compromiso con el presente y el futuro”, dijo Avella, que agregó: “Convencidos estamos que la lucha por la verdad y la memoria es permanente. Un trabajo cotidiano contra las realidades que buscan perpetuar situaciones similares”.
Para Avella, el asesinato de candidatos, diputados, alcaldes, sindicalistas y demás afiliados de la UP fue responsabilidad de una elite que se intimidó porque entendió que la UP era una opción de poder. Cuando Avella se calló, desde las barras comenzó a sonar el himno histórico de la UP.
Los últimos compases de esta canción fueron usados por el representante Gabriel Becerra para comenzar su discurso. “Es una nueva etapa, la implementación de un fallo que es histórico en el punto de vista de nuestra nación. Gracias a Roy y David por dejar en la memoria de nuestro congreso la necesidad de cumplir con el fallo”, dijo Becerra.
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Este hizo mención especial a los militantes de la UP que crecieron junto a él en Norte de Santander y fueron asesinados por el paramilitarismo de la zona. Asimismo recordó el caso del abogado Ramón Aníbal Díaz, que fue asesinado luego de denunciar que desde el Ejército se estaba persiguiendo a los miembros del partido en Convención. “Cuenten con la Unión Patriótica para la paz, jamás para la guerra”, expresó Becerra.
La actual ministra de cultura Patricia Ariza, también militante de la UP, participó de la sesión. Además de destacar el fallo y las luchas, recordó que el partido contó con artistas en sus filas y que por eso fueron también víctimas de la persecución estatal. Como forma de ilustrar esta situación, Ariza contó que las autoridades llegaron a decomisar las armas de utilería de la corporación de teatro La Candelaria como parte de la estigmatización.
Antes de que algunos representantes de víctimas pasaran al atril, el presidente del Senado le pidió a Imelda Daza que también hablara. Esta fue militante histórica de la UP y actualmente ostenta una curul de Comunes. Daza hizo hincapié en que la UP nació como parte de los acuerdos de la Uribe con las Farc y que compartían un origen similar con el partido Comunes. En este sentido expresó que el genocidio político no se habría detenido, pues ahora asesinan a los que dejaron las armas en las Farc.
Además de los políticos relacionados con la UP, también participaron varios familiares de las víctimas del exterminio. Entre ellos estuvo Bernardo Jaramillo Zapata, hijo de Bernardo Jaramillo Ossa, que cerró su intervención con el siguiente mensaje: “Todos los homenajes se quedan cortos cuando se ha dado la vida misma por amor a Colombia”.
Este martes se llevó a cabo en el capitolio nacional la sesión solemne por el reconocimiento del genocidio de la UP. Dicha ceremonia fue liderada por el presidente del Congreso, Roy Barreras, como parte del reconocimiento de la participación del Estado en el atroz crimen, tal como dictaminó la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
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El evento contó con la presencia del Congreso en pleno, aunque una importante cantidad de las sillas de los legisladores se quedó vacía. Las primeras filas estuvieron ocupadas en su mayoría por actuales miembros de la Unión Patriótica con credencial, que lucieron flores amarillas como forma de rendir homenaje a las miles de víctimas de esta colectividad.
El evento comenzó con una amplia presencia de los distintos sectores del Congreso, pero al transcurrir de la sesión fue quedando el salón a medio llenar. Los que siempre estuvieron presentes durante todo el evento fueron los distintos militantes y afines a la UP, que aprovecharon el espacio como acto de memoria. En distintas ocasiones interrumpieron la ceremonia para cantar sus arengas desde las barras del salón elíptico, donde funciona normalmente la Cámara.
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Antes de dar inicio a la sesión, tras el llamado a lista de los congresistas, gritaron “presente” en honor a sus víctimas. Luego, cuando el presidente del Senado, Roy Barreras, pidió guardar un minuto de silencio por los asesinados de la UP, los militantes prefirieron manifestarse: “Por nuestros muertos ni un minuto de silencio. Este país guardó silencio 30 años. Nunca más. Ni un minuto de silencio, toda la vida de combate”.
Roy Barreras, como presidente del Congreso, fue el encargado de dar inicio formal a la sesión. “Ha sido un baño de sangre de compatriotas”, de esta forma comenzó Barreras, para luego señalar que este caso fue especial, pues no solo hizo parte del combate “fratricida entre colombianos”, sino que fue un genocidio.
“Ahora es una verdad jurídica reconocida por el mundo y por las cortes, para que no quede duda de que existió ese exterminio”, expresó el senador del Pacto, que reiteró la responsabilidad del Estado en este crimen y señaló que, como una de las ramas del poder, el Congreso debía hacer parte de los actos de homenaje y reconocimiento.
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“El estado fue culpable, no basta con pedir perdón”, reiteró Roy Barreras, que luego aseveró: “Ustedes sobrevivieron y vencieron, tenían razón. La muerte de sus seres queridos fue el aliento y el fuego para caminar 30 años bajo el desierto de la impunidad”. Hacia el final de su discurso, el presidente del Congreso recordó que la lucha ha sido fructífera, porque ahora la UP hace parte del partido de gobierno.
“La UP del Guaviare presente, nos duelen los muertos y los animales”, se escuchó desde las barras de nuevo y luego tomó la palabra el representante David Racero, actual presidente de la Cámara. Este comenzó su intervención mencionando a varios representantes de la Cámara por la UP que fueron asesinados: “Representante elegidos que fueron asesinados y desaparecidos, todos ellos congresistas que se sentaban acá como están sentados ustedes. Fueron asesinados en ese gran capítulo negro de ese gran genocidio”
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Racero siguió su discurso bajo la máxima de que “el Estado participó y cohonestó el genocidio” y persiguió a un grupo de congresistas que “expresaron una forma de pensar y una forma de sentir una visión de país”. Hacia el final, Racero recordó que su primer cumpleaños fue amargado por el asesinato de Jaime Pardo Leal, aspirante presidencial de la UP asesinado en La Mesa (Cundinamarca), el 11 de octubre de 1987.
La segunda parte de la sesión contó con la intervención de algunos de los que han militado históricamente en la UP y actualmente ostentan una curul. La primera en el listado fue Jahel Quiroga, la senadora que también es cabeza de dicha colectividad. Esta fue seguida por Aida Avella, que mencionó a varias víctimas e hizo mención especial a Bernardo Jaramillo Ossa, otro aspirante presidencial asesinado en este caso el 22 de marzo de 1990, en el Puente Aéreo de Bogotá.
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“Las víctimas nos han enseñado que la memoria no es la fijación de algo que ya pasó sino un compromiso con el presente y el futuro”, dijo Avella, que agregó: “Convencidos estamos que la lucha por la verdad y la memoria es permanente. Un trabajo cotidiano contra las realidades que buscan perpetuar situaciones similares”.
Para Avella, el asesinato de candidatos, diputados, alcaldes, sindicalistas y demás afiliados de la UP fue responsabilidad de una elite que se intimidó porque entendió que la UP era una opción de poder. Cuando Avella se calló, desde las barras comenzó a sonar el himno histórico de la UP.
Los últimos compases de esta canción fueron usados por el representante Gabriel Becerra para comenzar su discurso. “Es una nueva etapa, la implementación de un fallo que es histórico en el punto de vista de nuestra nación. Gracias a Roy y David por dejar en la memoria de nuestro congreso la necesidad de cumplir con el fallo”, dijo Becerra.
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Este hizo mención especial a los militantes de la UP que crecieron junto a él en Norte de Santander y fueron asesinados por el paramilitarismo de la zona. Asimismo recordó el caso del abogado Ramón Aníbal Díaz, que fue asesinado luego de denunciar que desde el Ejército se estaba persiguiendo a los miembros del partido en Convención. “Cuenten con la Unión Patriótica para la paz, jamás para la guerra”, expresó Becerra.
La actual ministra de cultura Patricia Ariza, también militante de la UP, participó de la sesión. Además de destacar el fallo y las luchas, recordó que el partido contó con artistas en sus filas y que por eso fueron también víctimas de la persecución estatal. Como forma de ilustrar esta situación, Ariza contó que las autoridades llegaron a decomisar las armas de utilería de la corporación de teatro La Candelaria como parte de la estigmatización.
Antes de que algunos representantes de víctimas pasaran al atril, el presidente del Senado le pidió a Imelda Daza que también hablara. Esta fue militante histórica de la UP y actualmente ostenta una curul de Comunes. Daza hizo hincapié en que la UP nació como parte de los acuerdos de la Uribe con las Farc y que compartían un origen similar con el partido Comunes. En este sentido expresó que el genocidio político no se habría detenido, pues ahora asesinan a los que dejaron las armas en las Farc.
Además de los políticos relacionados con la UP, también participaron varios familiares de las víctimas del exterminio. Entre ellos estuvo Bernardo Jaramillo Zapata, hijo de Bernardo Jaramillo Ossa, que cerró su intervención con el siguiente mensaje: “Todos los homenajes se quedan cortos cuando se ha dado la vida misma por amor a Colombia”.