Un año de Petro: las promesas incumplidas y aciertos del primer presidente de izquierda
En estos 12 meses, el mandatario ha logrado cumplir varias promesas de campaña, misma que está siendo investigada por las autoridades luego de que personas de su círculo cercano anunciaran el ingreso de dineros irregulares.
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
Si había algo claro con la llegada de Gustavo Petro a la Presidencia, era que mantener viva la ilusión del cambio prometido en campaña sería un enorme reto. Hoy, luego de casi un año de mandato, ese sentimiento ha ido perdiendo fuerza en algunos de los más de 11 millones de colombianos que lo llevaron a la Casa de Nariño: las polémicas y promesas que aún no se han materializado están entre las causas. Pero así como dio malos pasos, en estos 12 meses también tuvo aciertos y triunfos.
Lea: “Si eso fuese cierto este presidente se tendría que ir”: Petro habló de Nicolás.
El 7 de agosto del año pasado, Petro se posesionó como el primer presidente de izquierda en el país. Como si de un partido de fútbol se tratara, los resultados de la segunda vuelta entre Petro y Rodolfo Hernández (el 19 de junio) se recibieron en varias partes con gritos de celebración, sonrisas y lágrimas de esperanza, y entre algunos de desilusión, cuando se conoció la victoria del ahora mandatario.
Colombia salía de un momento difícil después de la pandemia del covid, un franazo económico y un estallido social. Y en las frases de “gobierno del cambio”, “vivir sabroso” y “Colombia, potencia mundial de la vida” 11,2 millones de votantes encontraron confianza.
En su primera alocución presidencial, Petro respaldó ese sentir: “Hoy empieza la Colombia de lo posible y estamos aquí contra todo pronóstico, contra una historia que decía que nunca íbamos a gobernar”. De nuevo, las sonrisas y las lágrimas por un gobierno que se hizo llamar del pueblo acompañaron la toma de las riendas de la nación. Ese 7 de agosto se mandó a quitar la alfombra roja por la que desfilaba la familia presidencial y, además de figuras políticas, se invitaron a artistas, indígenas, comunidades negras y personas de las regiones que en algún momento de la campaña recibieron a Petro en sus casas.
Los días transcurrieron y el presidente tenía un gabinete con la representación de la mayoría de colectividades. También contaba con un alto respaldo legislativo. Solo el Centro Democrático no lo apoyaba, unas curules que no afectaron su intención de sacar adelante proyectos como la reforma tributaria y el Plan Nacional de Desarrollo. Pero esa coalición se rompió con el proyecto que busca reformar el sistema de salud y, desde ahí, cada iniciativa se ha encontrado con tropiezos en el Congreso. Cambio Radical pasó a la oposición y los partidos de la U y Conservador se fueron a la independencia.
La paz, otra de las banderas que catapultaron a Petro a la Presidencia, también ha tenido percances y su estrategia de “paz total” no ha tenido un impacto significativo. En su afán por mostrar resultados, el primer mandatario anunció ceses al fuego con grupos armados que no fueron ejecutados y llegó a la conclusión de que no se tenían los suficientes recursos para cumplir el Acuerdo de Paz firmado con las extintas Farc.
Pero hay más. Los escándalos han sido protagonistas y han tocado la puerta de la Casa de Nariño, reforzando en el primer mandatario la cautela que tiene a la hora de relacionarse, un pensamiento apenas normal cuando hasta en su círculo familiar se ha llevado sorpresas. Primero fue la polémica entre su exmano derecha Laura Sarabia y Armando Benedetti, quien en medio de la rabia y el alcohol levantó dudas sobre el presunto ingreso irregular de $15.000 millones a la campaña de Petro. Luego, su hijo Nicolás fue capturado e imputado por los delitos de lavado de activos y enriquecimiento ilícito. Su primogénito aseguró que del dinero que le recibió a personas cuestionadas, una parte entró a la campaña presidencial.
Los escándalos que han tocado la puerta de la Casa de Nariño
En los últimos días, los colombianos están inmersos en la “novela” de Nicolás Petro, quien este jueves aseguró que a la campaña de su papá ingresaron dineros irregulares y que por su familia y su bebé, próximo a nacer, “colaborará” con la justicia.
La expareja de Nicolás, Day Vásquez, fue quien le dio pie a la investigación, tras asegurar que el hijo del presidente le recibió al “Turco” Hilsaca y a Santander Lópesierra, “Hombre Marlboro”, $600 millones para la campaña, recursos que no habrían ingresado y se los habría quedado su exesposo. Pero ahora, el mismo Nicolás dijo que estos dineros sí entraron, lo que aviva las investigaciones que cursan en la Comisión de Acusaciones de la Cámara y el Consejo Nacional Electoral contra Petro y su campaña.
Nota relacionada: Nicolás Petro: ¿quién manejó las finanzas del presidente en campaña?
Pero esta no ha sido la única polémica que ha impactado al primer mandatario en su primer año. La polémica entre la exjefa de gabinete Laura Sarabia y el exembajador Armando Benedetti también tiene que ver en estos expedientes.
Todo inició por las presuntas interceptaciones y uso del polígrafo de Sarabia a dos de sus empleadas por la pérdida de una maleta con dinero, y terminó en la revelación de una llamada que Benedetti, su exjefe, le hizo para reclamarle que se sentía poco valorado por el presidente. Dijo que podía haber un nuevo “proceso 8.000″, pues tenía cómo demostrar que $15.000 millones habían ingresado a la campaña presidencial.
Ambos salieron de sus cargos, Benedetti culpó a la bebida y hoy son investigados por las autoridades, que analizan qué tan ciertas son las afirmaciones del exdiplomático y quien se resiste a presentarse ante la Corte Suprema de Justicia. Petro no solo se quedó sin su mano derecha (Sarabia), sino que está en medio de un complejo panorama que impacta la Casa de Nariño.
El torpedeado trámite de las reformas
La primera legislatura arrancó con un amplio bloque de gobierno, pero aun así, se sentía la presión de tramitar las reformas lo más pronto posible, previendo que ese “consenso” entre partidos se iría desgastando.
La reforma tributaria, que planteó una meta de recaudo de $25 billones por año, se aprobó, pero con un objetivo de $19,7 billones para este 2023. También tuvo respaldo el Plan Nacional de Desarrollo 2022 - 2026 “Colombia Potencia Mundial de la Vida”, que propone inversiones para los cuatro años por $1.154 billones. Pero el paso de la reforma a la salud, que lideraba la exministra Carolina Corcho, truncó la suerte de las iniciativas presidenciales.
En la noche del 25 de abril, luego de que se aprobara el informe de la ponencia de la reforma a la salud, pero por un margen muy cerrado, Petro anunció que la coalición de gobierno no iba más y le pidió la renuncia protocolaria a su gabinete ministerial. De allí en adelante, la repuesta de los legisladores con esta reforma y la pensional y laboral (que se hundió) fue aún más hostil, al punto que partidos como el Liberal, Conservador y Cambio Radical tienen sus contrarreformas.
Desde la candidatura, la propuesta de crear un sistema de pilares para transformar las pensiones en Colombia agitó las aguas. El fantasma de la “expropiación” tomó protagonismo. Aun así, la reforma pensional, a diferencia de la laboral, logró mantenerse a flote cuando se aprobaron los 94 artículos en primer debate a mediados de junio. Si en algo hay un consenso es en que Colombia necesita una reforma pensional, especialmente por la cobertura: en el país solo se pensiona una de cada cuatro personas mayores. El cómo cambiar el sistema es la gran incógnita que podría resolverse en esta legislatura.
Sin embargo, la reforma de Petro todavía no convence ni a las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP), que perderían protagonismo con el nuevo sistema, ni a algunos de los expertos en el tema que han solicitado mayor claridad en las cifras. Superar los tres debates que faltan será todo un reto a nivel político, teniendo en cuenta que en el Senado, el Gobierno está lejos de las mayorías, todavía más luego de que su dirección quedara en manos de Iván Name.
La reforma laboral será radicada nuevamente en este segundo período, pero, persisten las críticas que ha traído el proyecto. De acuerdo con el sector empresarial, la iniciativa le pone trabas a la contratación de empleados formales. Asimismo, analistas y académicos han criticado que el foco de la reforma no sea la creación de empleo.
En palabras del Gobierno, la reforma laboral busca poner el país a tono con los convenios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que ha ratificado el país, pero que no se han puesto en ejercicio pleno. Además, plantea ampliar la jornada nocturna, que empezaría a las 7:00 p.m. (hoy arranca a las 9:00 p.m.). También se reglamenta más claramente el alcance de los contratos a término definido (entre y mes y tres años). Si el contrato no cumple con estos plazos, el mismo se entenderá como de término indefinido.
Por otro lado, la reforma agraria, que tiene como uno de sus objetivos la compra de 1,5 millones de hectáreas de aquí a 2026, ya empezó a andar, pero no ha sido a la velocidad esperada por algunos. Funciona la compra, adjudicación y titulación de tierras, pero de continuar el ritmo actual no se lograrán las metas que buscan, en últimas, la transformación productiva del campo.
Puede interesarle: El Gobierno lanza el Sistema Nacional de Reforma Agraria: así funciona.
El gabinete del cambio
En apenas un año de gobierno, Petro ha hecho 11 ajustes ministeriales, que además de incumplir su promesa de campaña de paridad en su gabinete, pues actualmente el 57 % de los ministerios tienen a un hombre a la cabeza, han dejado claro que su intención es tener jefes de cartera más cercanos a sus ideales políticos, pese a anunciar en un principio que consolidaría un gran acuerdo con otros partidos.
Aunque hay ministros que quieren presentar como de los partidos Liberal, como Luis Fernando Velasco (Interior), Catalina Velasco (Vivienda) y Néstor Osuna (Justicia) y del Conservador, como Álvaro Leyva (Cancillería), varias voces dicen se trata de “militantes rebeldes” que no representan los intereses de las colectividades.
Sobre la paridad de género, esta se desequilibró con la renuncia de Irene Vélez al ministerio de Minas, después de atravesar una polémica por presunto tráfico de influencias. La exministra, además de polémica, fue criticada porque dos semanas después de anunciar su salida, seguía cumpliendo funciones de la cartera, asistiendo a consejos de ministros y firmando documentos. Solo hasta este miércoles Petro firmó el decreto que deja en firme su renuncia, pero aún falta la posesión de Ómar Camacho.
Amplíe esta noticia: El gabinete de Petro hoy no es paritario, como lo prometió en campaña.
Otro cuestionamiento que se le hacía al jefe de Estado era la incertidumbre en la dirección del Ministerio de la Cultura, que tras la salida de Patricia Ariza, casi que había quedado huérfano. En total, 16 cartas le fueron enviadas a Petro para que ratificara a Jorge Zorro como ministro o nombrara a alguien en propiedad.
Finalmente, este 2 de agosto fue nombrado como jefe de la cartera el ex editor literario de la editorial Planeta Juan David Correa, quien recibe una institución atravesada por rumores: que hay crisis interna, que las decisiones que se toman en torno a ella responden a cuotas políticas, que sigue siendo un ministerio infravalorado. También tiene el desafío de retomar el liderazgo de un sector cultural que, en un gran porcentaje, ha manifestado un “desencanto” hacia el presidente.
Por otro lado, aunque los decretos que lo estructuran ya tienen la firma presidencial, el Ministerio de la Igualdad está aún en construcción. Esta cartera, que nació de una propuesta de campaña y será liderado por la vicepresidenta Francia Márquez, ha sido una iniciativa aplaudida por un sector de Colombia, pero también ha despertado críticas por el nivel de burocracia que podría generar, especialmente en año electoral. El ministerio cuenta hasta ahora con un presupuesto de $500.000 millones, tendrá 5 viceministerios y creará más de 700 cargos.
La “paz total” en veremos
Así como durante los gobiernos de Álvaro Uribe hicieron eco a los conceptos de “seguridad democrática” y en el de Iván Duque al de “paz con legalidad”, el primer año de mandato de Petro se enfocó en darle vida a la política de “paz total”, un ambicioso plan de seguridad en el que las principales organizaciones criminales fueron invitadas a conversar sobre la posibilidad de dejar las armas para darle fin al conflicto armado y a la guerra por los réditos del narcotráfico.
Una de las fechas hito de la iniciativa fue el 31 de diciembre de 2022, cuando Petro aseguró públicamente haber llegado a un cese bilateral al fuego con cinco de los principales grupos ilegales sin haberlos acordado previamente y sin reglas de juego claras para su cumplimiento y verificación. Casi ninguno de ellos sobrevive y recién el 3 de agosto empezó a regir el del ELN tras varios ciclos discutiendo los protocolos.
Las disidencias de Iván Mordisco generan malestar en gran parte de la ciudadanía, pues a este grupo no solo se le atribuyen las muertes de cuatro niños reclutados en Putumayo y de una niña de cuatro años en el Huila, también es el que más veces violó el cese al fuego y de hostilidades con el Estado. Entre enero y julio de 2023, habrían sido responsables de 117 hechos violentos, según reporta Indepaz.
Le recomendamos: Un plan pistola y más hechos que ponen en duda la paz de la disidencia de Mordisco.
El Acuerdo Final de Paz es otro tema. Aunque Petro desde su posesión dijo que lo defendería a muerte, ha puesto en duda la capacidad del Estado para cumplir las metas fijadas y dice que no hay plata para su implementación ni para la reparación de las víctimas. Desde ese año hasta finales de julio, 380 firmantes de paz fueron asesinados, 24 en el gobierno Petro. En 2022 hubo un aumento en el asesinato de líderes sociales en Colombia. También hay denuncias desde los territorios de la expansión de los grupos armados en las zonas rurales.
Desde ya hay incertidumbre sobre el segundo año presidencial de Gustavo Petro, y cuál será el veredicto de las autoridades frente a las dudas que van saliendo al aire. Lo claro es que las polémicas que lo vinculan tendrán sí o sí implicaciones en su gobernabilidad.
👁🗨 Conozca cómo votan los senadores y representantes a la Cámara en ‘Congreso a la mano’.
👉 Lea más sobre el Congreso, el gobierno Petro y otras noticias del mundo político.