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Desde que Gustavo Petro ganó las elecciones, el 19 de junio, ha dado los pasos para lo que ha denominado la “paz total”, que, entre sus muchos puntos, incluye dialogar, negociar y/o abrir la puerta del sometimiento a los múltiples armados que hay en el territorio colombiano. En esa lógica, uno de los puntos básicos es retomar las negociaciones con el Eln, pausadas por el expresidente Iván Duque desde 2019. Este es el punto más adelantado de la agenda de paz del gobierno. En estos dos meses se han tomado acciones con miras a retomar los diálogos, como suspender órdenes de extradición a las cabezas de dicha guerrilla, aplicar los protocolos establecidos por el gobierno Santos, entre otros puntos. Todo esto ha permitido que este martes, 4 de octubre, se anunciara oficialmente que se reanudan los diálogos.
Desde Caracas (Venezuela), una delegación de la guerrilla y otra del Gobierno, encabezada por el comisionado de Paz, Danilo Rueda, informaron sobre el reinicio oficial. Los detalles no fueron muchos. Solo se comunicó que se retomará lo acordado con el gobierno de Juan Manuel Santos, por lo que no será una mesa desde el inicio, sino que se seguirá con las condiciones y puntos básicos de hace dos administraciones. También se informó que será a comienzos de noviembre que se retomen las conversaciones y no hubo mayores datos sobre la sede de los primeros encuentros. En este punto solo se recordó que se había establecido previamente que iban a ser múltiples sedes entre los países garantes, lo que indicaría que esa carga no quedaría solo en Cuba, como ocurrió y que tuvo implicaciones en el momento que se rompieron los diálogos en el gobierno Duque.
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El reinicio de las conversaciones entre el Eln y el gobierno colombiano llega justo en un momento en el que la situación de cada uno de los actores es muy diferente frente al momento en que comenzaron los diálogos y muchos más frente al momento de su ruptura. Por el lado estatal, el cambio es más que obvio. Nunca antes Colombia había tenido un gobierno de izquierda y esto marca un panorama totalmente distinto frente a las negociaciones. Incluso el Eln lo sugirió en la rueda de prensa de este martes. “Las nuevas condiciones políticas han permitido reiniciar las negociaciones. Hay un viraje en la política de paz y es probable que los acuerdos que vayamos llegando vayan abriendo nuevas oportunidades”, aseguró el jefe guerrillero Antonio García.
Unas posibles coincidencias en el constructo ideológico podría ser un condimento importante en este intento de retomar las negociaciones. De acuerdo con el profesor Víctor de Currea-Lugo, esto ha permitido que haya coincidencias en algunos temas, “como que hay problemas sociales y desigualdades”. Pero, De Currea hizo la salvedad de que eso no hace al Eln “petrista”, por lo que habrá muchos puntos contrarios: “Parte del reto es saber en qué se coincide y en qué se diferencia”. En este punto habló Luis Felipe López, politólogo especialista en conflicto, que señaló que desde el comienzo se pronostican diferencias en cuanto al tema minero energético.
También el tono de la persona que está en la cabeza del Estado es diametralmente opuesta. Mientras que Iván Duque llegó al poder señalando que iba a revisar los diálogos con el Eln, lo que ya sembraba dudas a su continuidad, y nunca los reanudó -incluso antes del atentado de la Escuela General Santander que perpetró la guerrilla en enero de 2019-, Gustavo Petro habló desde la contienda electoral del interés de retomar los diálogos y, en apenas dos meses, reactivó los espacios para que se reanuden las conversaciones de paz.
“Desde la campaña y primeros días de gobierno ya venía diciendo que esos diálogos se reanudarán”, aseguró la profesora de Ciencia Política de la Universidad de Los Andes Angelika Rettberg. A su vez, resaltó que este gobierno llegó a esta nueva negociación con un respeto por los protocolos acordados en la administración Santos y con una intención de tener en cuenta a los países garantes.
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Luis Felipe López destacó también que el gobierno entiende que para que pueda haber una paz completa debe negociarse con el Eln. No obstante, expresó que hay que tener en cuenta que está el acuerdo de La Habana, pero que “no se puede llegar con lo mismo que con las Farc”. A esto agregó: “Si bien las bases que se sentaron con las Farc son importantes, no se puede llegar a replicar el mismo módulo, la presencia en el territorio y el objetivo del Eln es diferente”. En ese sentido, Víctor de Currea Lugo resaltó del gobierno que se llega con una aproximación distinta frente al objetivo de la mesa. Mientras que en las anteriores negociaciones los gobiernos tenían una aproximación de rendición del Eln, explicó, en este caso habría un enfoque de superar las causas del conflicto, que estarían enmarcadas en lo que se conoce como paz total.
La profesora y politóloga María Lucía Zapata también habló de cómo llega al gobierno a esta nueva negociación para decir que se tiene una amplia fortaleza “de un amplio apoyo popular. Que hace sentir al Ejecutivo más fuerte”. Lo dice en referencia a que, en el momento que se iniciaron los diálogos del Eln con el gobierno Santos, el Ejecutivo cargaba con el lastre de impopularidad causado por la oposición a las negociaciones con las Farc en La Habana. Eso condicionó en gran manera las negociaciones e hizo que le fuera fácil a Iván Duque suspenderlas. Para Zapata, el gobierno llega con un contexto histórico que condiciona las conversaciones y hace que todo sea mirado bajo el cristal de las negociaciones que recientemente fallaron.
El alto comisionado para la Paz, Danilo Rueda, tendría muy claro este punto, como lo demostrarían sus palabras en la rueda de prensa desde Venezuela: “Este diálogo parte de una condición de respeto a una historia y una memoria de una organización y a la Constitución de 1991″.
Frente a cómo llega el gobierno, hay un aspecto en el que no hay mucha claridad y es la estrategia puntual sobre la negociación de paz. Se sabe que se retomarán los diálogos desde el punto en el que quedaron con Juan Manuel Santos, algo que sería positivo, pero “al mismo tiempo se llega sin una estrategia sobre los pasos en los que se hará la negociación. No hay claridad de cómo se debe negociar”, dijo la profesora Rettberg. Este apartado no es solo mencionado por la académica, sino que han sido varios los sectores que han expresado sus dudas y sus temores debido a que la “paz total” no ha tenido uno lineamientos específicos y todo ha quedado en la formulación genérica de objetivos.
Por otro lado, el politólogo López advirtió que un posible cese al fuego bilateral debe hacerse con sumo cuidado por el gobierno, “eso no se puede convertir en la autorización para que sigan moviéndose libremente para cometer ilícitos”.
¿Cómo llega el Eln a la mesa de negociación?
El tema de la conciencia del contexto y momento histórico no solo le aplicaría al gobierno. De acuerdo con María Lucía Zapata, el Eln “llega consciente del momento histórico que se está viviendo. Sabe que el siguiente gobierno puede ser reaccionario. Una visión de ahora o puede que nunca”. Para Angelika Rettberg, el contexto condiciona a unos negociadores que “llegan cansados de estar encerrados en Cuba y con necesidad conectarse con sus bases y comandancia”. Por eso lo más probable es que haya un relevo en el equipo negociador, como ya ocurrió con la máxima dirigencia. También habría una ligera desconfianza ante lo ocurrido con Duque, por lo que las negociaciones se verían facilitadas si se mantiene la premisa de ir implementando lo que se vaya acordando.
Por otro lado, los expertos consultados concuerdan al unísono que el Eln llega mucho más fuerte en comparación a lo que era en los últimos días del mandato de Juan Manuel Santos y los primeros de Iván Duque. “Después de la salida de las Farc, se fortalecieron en muchas zonas y llegan con una cierta confianza y eso se ha visto en las últimas incursiones”, expresó Zapata. En este sentido se pronunció Luis Eduardo Celis, colaborador de la Fundación Paz y Reconciliación (PARES): “El Eln es un poco más fuerte, con mayor presencia territorial. Tenía presencia en 140 municipios y ahora en 180. Tiene un poco más de hombres armados y copó algunas zonas de las que salieron las Farc”. A esto añadió que, si bien es cierto que el gobierno Duque golpeó a algunas cabezas, la organización ha asimilado esas pérdidas.
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Luis Felipe López añadió otro punto: el fortalecimiento en la zona de frontera, y también en las zonas donde ha hecho presencia histórica. “Tiene una presencia territorial muy fuerte en sus fortines Arauca, Catatumbo y Chocó”, explicó López, que del mismo modo comentó que hubo una expansión por las zonas desocupadas por las antiguas Farc y que eso implicó medirse en armas con otros grupos que también buscaron hacerse con estas zonas para el narcotráfico: “Han entrado en disputa nuevos territorios y desde ahí van a negociar. El Eln está en unas condiciones aptas para esto”. De Currea Lugo también apuntó a un crecimiento en la cantidad de miembros, pero hizo la salvedad de que eso no quiere decir que no haya voluntad de paz.
El punto de la voluntad de paz es esencial para el académico, que es uno de los mayores conocedores del Eln. Este afirmó que “no se puede decir que, si el Eln crece, no hay voluntad. Mientras no haya negociación, siguen con la guerra”. Víctor de Currea Lugo hizo énfasis en este punto señalando que las intenciones de paz no son coyunturales, sino que parten de una decisión “del quinto congreso y ese mandato solo se anula cuando haya un nuevo congreso y se determine algo contrario”. El académico insiste en que otros espacios, como las plenarias de la cúpula, también se ha hablado de la salida negociada como el objetivo, aunque hizo la claridad de que “una cosa es negociar y otra rendirse”.
Frente a la unidad del Eln hay distintas versiones. Angelika Rettberg señaló que uno de los grandes retos será que hay un ala militar y otra social cuyos criterios chocan y pueden significar “un reto para definir la agenda”. El politólogo Felipe López compartió el punto de posibles facciones al interior, por lo que hay que ver cuáles serán los negociadores y qué tanto influirán las posibles diferencias de vertientes en las negociaciones. Víctor de Currea no comulgó con esa tesis , y aseguró que es un simple mito la idea de que hay divisiones. “El Eln ha hecho varios paros armados en el país y treguas. Para los que creen que hay división, la pregunta es: ¿cuál estructura no ha obedecido o ha desconocido las órdenes? Ninguno ha negado las mesas. Solo hay tendencia, no facciones”.