Así se fabrican las noticias falsas: ¿Creería usted esto que dicen Fajardo, Duque, Petro y Vargas?
Petro promete monoexportación de carbón, Sergio Fajardo educar jóvenes para ser criminales, Vargas Lleras una alianza con la izquierda y Duque invita a apoyar el castrochavismo.
Pablo Correa - Lorena Arboleda - Germán Gómez
Primero escuche uno a uno los siguientes audios:
Le advertimos de entrada que los audios eran falsos. ¿Pero si no hubiera sido así? ¿Si los mensajes fueran menos absurdos y le hubieran llegado a través de un amigo por WhatsApp? ¿Lo habrían hecho dudar de su candidato o ratificar por qué no quiere al candidato opuesto?
Seguramente estará preguntándose si son voces reales o es un actor fingiendo la voz de los candidatos. Quizás, si tiene buen oído, se alcanzó a dar cuenta de que han sido editados.
En la era de la información, fabricar noticias falsas es muy fácil. Tanto las tecnologías de edición como las de distribución de información a través de internet y redes sociales les han facilitado el trabajo a los tramposos. A un grupo de expertos en data science y marketing digitial contactados por El Espectador les tomó apenas unas horas confeccionar esos cuatro audios falsos con las voces de Sergio Fajardo, Iván Duque, Germán Vargas Lleras y Gustavo Petro, candidatos a la Presidencia. En pocas palabras, es fácil, barato y efectivo enlodar a un contrincante, manchar la reputación del enemigo o desviar la atención hacia algún lugar deseado.
Lea: Redes sociales: ¿Cuál será su incidencia en las próximas elecciones a la Presidencia?
Los ejemplos abundan en todo el mundo. Un análisis de la compañía de medios de Internet Buzzfeed reveló que durante los últimos tres meses de la campaña presidencial de los EE. UU en 2016, las 20 noticias falsas más populares generaron alrededor de 1.3 millones más interacciones en Facebook que las 20 noticias legítimas más populares. Una noticia falsa como “El papa Francisco conmociona al mundo al apoyar a Trump para presidente” fue la más consultada a pesar de su evidente desatino.
En el caso de los audios falsos que acompañan esta nota, Sergio Espinosa, un ingeniero colombiano radicado en Bulgaria y quien trabaja en el desarrollo de herramientas digitales para contrarrestar el efecto de las noticias falsas explicó que “estas piezas de desinformación son literalmente un ensamble de cortar y pegar, tomados de varias fuentes los cuales, cuando se ponen juntos, generan una nueva pieza con otro sentido noticioso, generalmente amarillista e incendiario para generar polémica y con el objetivo específico de afectar la percepción de los lectores, y también afectando las situaciones o personas involucradas como objeto de la publicación”.
No es suficiente con desmentir
No basta con desvirtuar las noticias falsas. El problema va más allá. Jonas De Keersmaecker y su colega Arne Roets, del Departamento de Desarrollo, Personalidad y Psicología Social de la Universidad de Ghent en Bélgica, demostraron en un estudio en el que participaron 390 personas que la habilidad de las personas para corregir su percepción frente a una noticia falsa depende de su habilidad cognitiva. “En particular, las personas con niveles más bajos de capacidad cognitiva ajustaron sus actitudes en menor medida que las personas con niveles más altos de capacidad cognitiva. Además, para aquellos con niveles más bajos de capacidad cognitiva, incluso después de la refutación explícita de la información falsa, las actitudes ajustadas permanecieron sesgadas y significativamente diferentes de las actitudes del grupo de control que nunca estuvo expuesto a la información incorrecta”, concluyeron en un artículo publicado en la revista Intelligence.
Lo preocupante de esta investigación, como lo anotaron Keersmaecker y Roets, es que estos resultados indican que “incluso en circunstancias óptimas, la influencia inicial de la información incorrecta no se puede deshacer simplemente señalando que esta información era incorrecta, especialmente en personas con una capacidad cognitiva relativamente baja”.
Los medios de comunicación contraatacan
Juanita León, directora de La Silla Vacía, promovió la creación de un “detector de WhatsApp” en un intento por ofrecer a sus lectores una herramienta para confirmar o descartar información que circula por este medio. “Recibimos 30 a 40 cadenas falsas a la semana”, cuenta Juanita, “lo que me parece impresionante es que hay un profesionalismo detrás de esas cadenas. No es un despistado. Son personas que toman algo que parece fácilmente verdad, mezclan datos falsos y verdaderos. Es fácil confundir. Debe haber una empresa detrás”.
Dos de las últimas cadenas de WhatsApp que han pasado por su detector han estado relacionadas con Gustavo Petro. Una de ellas relacionada con la culpabilidad de Petro en la crisis de basura de Bogotá y otra más que insinuaba que Petro era el candidato oculto de las Farc.
Para Juanita lo ideal, más allá de analizar la veracidad de datos en cada caso, lo verdaderamente importante sería poder rastrear quién las produce. “Ya hay gente haciendo esfuerzos por llegar al origen de la noticia falsa, encontrar quién las produce”. Por ahora, y debido al éxito que ha tenido el formato de verificación de datos La Silla Vacía está expandiendo la herramienta a la televisión a través de un programa en Red+, El Detector, para alcanzar una audiencia mayor.
“En el caso de la respuesta tecnológica a esta problemática mundial se ha atacado desde varios frentes”, cuenta Espinosa. Redes sociales como Facebook y Twitter están trabajando o ya tienen mecanismos para perseguir e identificar las fake news. “Hoy día la Inteligencia Artificial ofrece esta alternativa, por medio de algoritmos que puedan ‘leer y entender’ las publicaciones a partir de un entrenamiento que se realiza por parte de personas, comúnmente llamado en el campo de la Información y Tecnología como Machine Learning”, dice.
Un infoapocalipsis se avecina
Aviv Ovadya, del Centro de Responsabilidad de Medios Sociales de la Universidad de Michigan y miembro de innovación de Knight News en el Tow Center for Digital Journalism en Columbia, comentó en una entrevista con el portal BuzzFeed esta semana que “las tecnologías que se pueden utilizar para mejorar y distorsionar lo real evolucionan más rápido que nuestra capacidad para comprenderlo, controlarlo o mitigarlo”. En su opinión, lo verdaderamente peligroso, más allá de la intromisión extranjera en una elección es el “debilitamiento o un derrocamiento de las instituciones centrales de la civilización”. Ovadya lo resume en una palabra: "infoapocalipsis".
Los ejemplos de tecnologías que están erosionando los mecanismos de autenticidad de nuestro mundo abundan. Ya existen algoritmos de aprendizaje automático y software de código abierto para crear videos pornográficos que superponen los rostros de celebridades sobre cuerpos de actores. En la Universidad de Stanford, se creó un programa que combina técnicas de reconocimiento facial con edición para manipular videos como lo recordó el periodista Charlie Warzel en su reportaje sobre Ovadya. En la Universidad de Washington nació un programa capaz de "convertir los clips de audio en un video realista y sincronizado con los labios de la persona que habla esas palabras".
Las grandes empresas de tecnología no se han quedado atrás y han hecho su aporte al cajón de herramientas con las que se puede distorsionar la realidad de la información. El fabricante de chips Nvidia ya puede generar imágenes hiperrealistas de objetos, personas e incluso algunos paisajes mediante la exploración de decenas de miles de imágenes. Adobe impulsa dos proyectos, Voco y Cloak. El primero es un editor para audio y el segundo, una herramienta que puede eliminar objetos (¡y gente!) de un video.
Prepárese para las elecciones
En época electoral las cosas se ponen más feas. “Las campañas han entendido la magnitud de las noticias falsas y las grandes afectaciones que pueden tener para sus intereses políticos. Uno de los grandes laboratorios en el tema de las noticias falsas y la campaña negra se vivió en la campaña presidencial en 2010, cuando en las redes hubo un bombardeo en contra del candidato Antanas Mockus”, reflexiona José Carlos Álvarez, ex asesor de Presidencia en el gobierno de Santos y cofundador de la agencia Yannus.
Los equipos de campañas políticas se han visto obligados a crear grupos encargados de “defensa” para hacer frente a las piezas que circulan por las redes, confirmar o desvirtuar, identificar su origen y, a través de otros validadores, como personas influyentes o los medios de comunicación, desmitificar. “No es sólo advertir la falsedad sino pensar en cómo contrarrestar que se vuelva viral”, comenta el experto.
Es el caso de la actual representante a la Cámara y aspirante al Senado, Angélica Lozano quien, junto con su fórmula legislativa, Juanita Goebertus, han creado una especie de “mini serie” en la que revelan la forma en la que se gesta todo tipo de propaganda política en su contra.
De hecho, hace apenas algunas horas, ambas candidatas publicaron el segundo capítulo -que se puede ver en YouTube- en el que se percibe un aparente plan concertado por la inteligencia rusa para divulgar rumores alrededor de la homosexualidad de Lozano y la supuesta amistad de Goebertus con los jefes de la exguerrilla de las Farc. Por ejemplo, que la representante se “curó” de la homosexualidad y “se consigue un galán”. Y sobre Goebertus, las “fake news” le crean un romance con Jesús Santrich, miembro de la desarmada organización guerrillera.
Ante este fenómeno, Fidel Cano, director de El Espectador, cree que “la audiencia tiene un papel y una responsabilidad más activa que nunca. Tiene la responsabilidad de saber dónde busca la información que consume, cuál le genera más credibilidad. A no ser que quiera vivir en su burbuja para siempre. Y para los periodistas es una responsabilidad muy grande porque nos exige ser más rigurosos y no correr detrás de cualquier información que circule con éxito”.
Primero escuche uno a uno los siguientes audios:
Le advertimos de entrada que los audios eran falsos. ¿Pero si no hubiera sido así? ¿Si los mensajes fueran menos absurdos y le hubieran llegado a través de un amigo por WhatsApp? ¿Lo habrían hecho dudar de su candidato o ratificar por qué no quiere al candidato opuesto?
Seguramente estará preguntándose si son voces reales o es un actor fingiendo la voz de los candidatos. Quizás, si tiene buen oído, se alcanzó a dar cuenta de que han sido editados.
En la era de la información, fabricar noticias falsas es muy fácil. Tanto las tecnologías de edición como las de distribución de información a través de internet y redes sociales les han facilitado el trabajo a los tramposos. A un grupo de expertos en data science y marketing digitial contactados por El Espectador les tomó apenas unas horas confeccionar esos cuatro audios falsos con las voces de Sergio Fajardo, Iván Duque, Germán Vargas Lleras y Gustavo Petro, candidatos a la Presidencia. En pocas palabras, es fácil, barato y efectivo enlodar a un contrincante, manchar la reputación del enemigo o desviar la atención hacia algún lugar deseado.
Lea: Redes sociales: ¿Cuál será su incidencia en las próximas elecciones a la Presidencia?
Los ejemplos abundan en todo el mundo. Un análisis de la compañía de medios de Internet Buzzfeed reveló que durante los últimos tres meses de la campaña presidencial de los EE. UU en 2016, las 20 noticias falsas más populares generaron alrededor de 1.3 millones más interacciones en Facebook que las 20 noticias legítimas más populares. Una noticia falsa como “El papa Francisco conmociona al mundo al apoyar a Trump para presidente” fue la más consultada a pesar de su evidente desatino.
En el caso de los audios falsos que acompañan esta nota, Sergio Espinosa, un ingeniero colombiano radicado en Bulgaria y quien trabaja en el desarrollo de herramientas digitales para contrarrestar el efecto de las noticias falsas explicó que “estas piezas de desinformación son literalmente un ensamble de cortar y pegar, tomados de varias fuentes los cuales, cuando se ponen juntos, generan una nueva pieza con otro sentido noticioso, generalmente amarillista e incendiario para generar polémica y con el objetivo específico de afectar la percepción de los lectores, y también afectando las situaciones o personas involucradas como objeto de la publicación”.
No es suficiente con desmentir
No basta con desvirtuar las noticias falsas. El problema va más allá. Jonas De Keersmaecker y su colega Arne Roets, del Departamento de Desarrollo, Personalidad y Psicología Social de la Universidad de Ghent en Bélgica, demostraron en un estudio en el que participaron 390 personas que la habilidad de las personas para corregir su percepción frente a una noticia falsa depende de su habilidad cognitiva. “En particular, las personas con niveles más bajos de capacidad cognitiva ajustaron sus actitudes en menor medida que las personas con niveles más altos de capacidad cognitiva. Además, para aquellos con niveles más bajos de capacidad cognitiva, incluso después de la refutación explícita de la información falsa, las actitudes ajustadas permanecieron sesgadas y significativamente diferentes de las actitudes del grupo de control que nunca estuvo expuesto a la información incorrecta”, concluyeron en un artículo publicado en la revista Intelligence.
Lo preocupante de esta investigación, como lo anotaron Keersmaecker y Roets, es que estos resultados indican que “incluso en circunstancias óptimas, la influencia inicial de la información incorrecta no se puede deshacer simplemente señalando que esta información era incorrecta, especialmente en personas con una capacidad cognitiva relativamente baja”.
Los medios de comunicación contraatacan
Juanita León, directora de La Silla Vacía, promovió la creación de un “detector de WhatsApp” en un intento por ofrecer a sus lectores una herramienta para confirmar o descartar información que circula por este medio. “Recibimos 30 a 40 cadenas falsas a la semana”, cuenta Juanita, “lo que me parece impresionante es que hay un profesionalismo detrás de esas cadenas. No es un despistado. Son personas que toman algo que parece fácilmente verdad, mezclan datos falsos y verdaderos. Es fácil confundir. Debe haber una empresa detrás”.
Dos de las últimas cadenas de WhatsApp que han pasado por su detector han estado relacionadas con Gustavo Petro. Una de ellas relacionada con la culpabilidad de Petro en la crisis de basura de Bogotá y otra más que insinuaba que Petro era el candidato oculto de las Farc.
Para Juanita lo ideal, más allá de analizar la veracidad de datos en cada caso, lo verdaderamente importante sería poder rastrear quién las produce. “Ya hay gente haciendo esfuerzos por llegar al origen de la noticia falsa, encontrar quién las produce”. Por ahora, y debido al éxito que ha tenido el formato de verificación de datos La Silla Vacía está expandiendo la herramienta a la televisión a través de un programa en Red+, El Detector, para alcanzar una audiencia mayor.
“En el caso de la respuesta tecnológica a esta problemática mundial se ha atacado desde varios frentes”, cuenta Espinosa. Redes sociales como Facebook y Twitter están trabajando o ya tienen mecanismos para perseguir e identificar las fake news. “Hoy día la Inteligencia Artificial ofrece esta alternativa, por medio de algoritmos que puedan ‘leer y entender’ las publicaciones a partir de un entrenamiento que se realiza por parte de personas, comúnmente llamado en el campo de la Información y Tecnología como Machine Learning”, dice.
Un infoapocalipsis se avecina
Aviv Ovadya, del Centro de Responsabilidad de Medios Sociales de la Universidad de Michigan y miembro de innovación de Knight News en el Tow Center for Digital Journalism en Columbia, comentó en una entrevista con el portal BuzzFeed esta semana que “las tecnologías que se pueden utilizar para mejorar y distorsionar lo real evolucionan más rápido que nuestra capacidad para comprenderlo, controlarlo o mitigarlo”. En su opinión, lo verdaderamente peligroso, más allá de la intromisión extranjera en una elección es el “debilitamiento o un derrocamiento de las instituciones centrales de la civilización”. Ovadya lo resume en una palabra: "infoapocalipsis".
Los ejemplos de tecnologías que están erosionando los mecanismos de autenticidad de nuestro mundo abundan. Ya existen algoritmos de aprendizaje automático y software de código abierto para crear videos pornográficos que superponen los rostros de celebridades sobre cuerpos de actores. En la Universidad de Stanford, se creó un programa que combina técnicas de reconocimiento facial con edición para manipular videos como lo recordó el periodista Charlie Warzel en su reportaje sobre Ovadya. En la Universidad de Washington nació un programa capaz de "convertir los clips de audio en un video realista y sincronizado con los labios de la persona que habla esas palabras".
Las grandes empresas de tecnología no se han quedado atrás y han hecho su aporte al cajón de herramientas con las que se puede distorsionar la realidad de la información. El fabricante de chips Nvidia ya puede generar imágenes hiperrealistas de objetos, personas e incluso algunos paisajes mediante la exploración de decenas de miles de imágenes. Adobe impulsa dos proyectos, Voco y Cloak. El primero es un editor para audio y el segundo, una herramienta que puede eliminar objetos (¡y gente!) de un video.
Prepárese para las elecciones
En época electoral las cosas se ponen más feas. “Las campañas han entendido la magnitud de las noticias falsas y las grandes afectaciones que pueden tener para sus intereses políticos. Uno de los grandes laboratorios en el tema de las noticias falsas y la campaña negra se vivió en la campaña presidencial en 2010, cuando en las redes hubo un bombardeo en contra del candidato Antanas Mockus”, reflexiona José Carlos Álvarez, ex asesor de Presidencia en el gobierno de Santos y cofundador de la agencia Yannus.
Los equipos de campañas políticas se han visto obligados a crear grupos encargados de “defensa” para hacer frente a las piezas que circulan por las redes, confirmar o desvirtuar, identificar su origen y, a través de otros validadores, como personas influyentes o los medios de comunicación, desmitificar. “No es sólo advertir la falsedad sino pensar en cómo contrarrestar que se vuelva viral”, comenta el experto.
Es el caso de la actual representante a la Cámara y aspirante al Senado, Angélica Lozano quien, junto con su fórmula legislativa, Juanita Goebertus, han creado una especie de “mini serie” en la que revelan la forma en la que se gesta todo tipo de propaganda política en su contra.
De hecho, hace apenas algunas horas, ambas candidatas publicaron el segundo capítulo -que se puede ver en YouTube- en el que se percibe un aparente plan concertado por la inteligencia rusa para divulgar rumores alrededor de la homosexualidad de Lozano y la supuesta amistad de Goebertus con los jefes de la exguerrilla de las Farc. Por ejemplo, que la representante se “curó” de la homosexualidad y “se consigue un galán”. Y sobre Goebertus, las “fake news” le crean un romance con Jesús Santrich, miembro de la desarmada organización guerrillera.
Ante este fenómeno, Fidel Cano, director de El Espectador, cree que “la audiencia tiene un papel y una responsabilidad más activa que nunca. Tiene la responsabilidad de saber dónde busca la información que consume, cuál le genera más credibilidad. A no ser que quiera vivir en su burbuja para siempre. Y para los periodistas es una responsabilidad muy grande porque nos exige ser más rigurosos y no correr detrás de cualquier información que circule con éxito”.