Avanza proyecto para que parejas acuerden el orden de los apellidos de sus hijos
Con una aplanadora victoria de las vertientes liberales, progresistas e incluso algunas más conservadoras, la Cámara de Representantes aprobó en segundo debate esta iniciativa que aplica, también, para las parejas del mismo sexo. Le faltan dos debates más, esta vez en el Senado, para convertirse en ley.
Este jueves, la Cámara de Representantes debatió arduamente sobre un tema que habla de la igualdad. Se trata del proyecto de ley que busca que las parejas puedan elegir el orden de los apellidos de sus hijos. La iniciativa generó posiciones encontradas, pero luego de argumentos a favor y otros en contra, la plenaria de la Cámara dio su veredicto: 138 congresistas votaron para que la propuesta continúe su trámite legislativo y solo seis se opusieron a ello. Así, el proyecto quedó aprobado en segundo debate, y le faltan dos debates más, esta vez en el Senado, para que el Congreso decida si se convierte en ley de la República.
La iniciativa movió las suficientes fibras de los parlamentarios, que concluyeron por defenderla en la votación. Sin embargo, esto no impidió que algunos de los convocados a la discusión también expresaran sus razones culturales y de respeto por la “tradición” para rechazarla. Algo que generó, por parte de otros, un respaldo férreo para que las familias colombianas puedan concertar el orden de los apellidos de manera democrática. El hecho también responde a un llamado de la Corte Constitucional que, por medio de una sentencia, le entregaba al Gobierno la tarea de resolver este asunto.
En un primer momento del debate, el representante Gabriel Jaime Vallejo, del Centro Democrático, pidió a la corporación que archivaran el proyecto pues consideraba que este iba en contra de la organización social, hacía más complejo un tema que es pacífico políticamente, y ponía en riesgo la identidad de las familias, según dijo. “Soy enemigo de cambiar lo que culturalmente está bien.
”Creo que culturalmente, soy enemigo de cambiar lo que culturalmente está bien. El tema de los apellidos ha sido un tema pacífico. No he visto ninguna confrontación en esto. Es un tema tradicional, histórico, que busca dar un orden y que se origina en el apellido del padre. Lo que uno siente con las leyes que intentan cambiar un tema cultural es que genera mayores dificultades a futuro. En la sociedad colombiana no ha habido discusión alguna al respecto. Tan no ha habido discusión que la Constitución permite cambiarse el nombre y apellido una vez”, argumentó Vallejo.
El representante uribista hizo la salvedad de que no intenta que la discusión se defina en matices de “feminismo o machismo” pues son “controversias innecesarias que nada tienen que ver con la identidad del ciudadano respecto a su familia”, añadió. “Inicialmente, el proyecto tenía un problema pues no resolvía qué apellido de los padres, si el primero o el segundo, iban a utilizar”, puntualizó para cerrar su intervención de archivarlo.
Carlos Acosta, de Colombia Justa-Libres estuvo de acuerdo con él. Sin más, afirmó que el debate no era sobre machismo ni sobre lo “políticamente correcto”, sino de tener “sentido común”. " El nombre tiene una finalidad de identidad y es un tema cultural. No estamos hablando de una reinvindicación de los derechos de la mujer, sino del orden social y de la identidad del niño. La Corte Constitucional ha sido muy clara en su sentencia C 152 que el orden de los apellidos nada tiene que ver con la igualdad. No es un tema de género sino de organización, como los carriles. El niño nace del vientre, y el reconocimiento va en el apellido”, opinó el representante cristiano.
Sin embargo, otros congresistas salieron a la defensa del proyecto y les contraargumentaron de inmediato. Ese fue el caso de José Daniel López, representante de Cambio Radical, quien le dijo que en esta ocasión le “aterraba” su razonamiento. “Decir que hay que hundir un proyecto de ley, que lo que busca es que mujeres y hombres puedan pactar en común acuerdo el orden de los apellidos, con el argumento de que lo que culturalmente ha estado bien no debe cambiarse, es complejo, desde el punto de vista de equidad de género”, enfatizó López. Y continuó: “Es a partir de esa cultura en la que el hombre va primero es que tenemos un país que en pleno siglo XXI sigue siendo absolutamente machista, y es una historia que no ha sido pacífica y ha desencadenado en la violencia contra la mujer. Es por esa tradición que hoy la participación femenina en este Congreso no alcanza el 20 %”, le respondió a los que querían archivar la propuesta.
A su turno, Juanita Goebertus dijo contundentemente a los hombres detractores de la iniciativa que estaban equivocados. Y les recordó que durante muchos años, como lo ilustra la evidencia histórica y los porcentajes de participación de las mujeres, que el mundo ha sido un lugar que favorece al género masculino.
“Durante muchísimos años en Colombia y el mundo ha sido culturalmente correcto que las mujeres no tuviéramos propiedad, que no lideráramos. El orden social decía que la carga del hogar recaía en las mujeres. Esos mínimos de organización representaban que las mujeres no fuéramos las deportistas, no fuéramos a la fuerza pública, que no fuéramos a estudiar. Esos espacios estaban reservados a los hombres. Por supuesto que es una controversia necesaria”, enfatizó. Así mismo, dejó claro que a pesar de que distribuir los apellidos no es una discusión del nivel de votar, por ejemplo, sí es una prioridad hablar de este tema para avanzar en la igualdad.
“Discrepo que la identidad de la familia son los apellidos. No. La identidad son los valores. Esa es la familia que yo quiero: no que los hijos puedan decidir después si se cambian el apellido, sino que bajo un acuerdo democrático decidan cómo quieren conformar la familia”, finalizó la congresista. Y a su turno, el liberal Juan Fernando Reyes Kuri (y ponente del proyecto), hizo hincapié en el deber que tiene el Congreso en resolver este asunto. “La Corte Constitucional exortó al Congreso para que legislara sobre la materia. Si no lo hacemos, la Corte terminaría resolviendo el problema. El Estado, en el respeto por la libertad de las parejas, debe dejarle la capacidad para que ellas tomen esa decisión”, expresó.
Luego de que más voces se sumaran al debate, la votación se llevó a cabo, no sin antes incluir y dejar por sentado que el proyecto, de convertirse en ley, también aplicaría para las parejas del mismo sexo, sin exclusión alguna en la diversidad de familias. María José Pizarro, una de las autoras, dijo, además, que esta posibilidad que se abriría para que el apellido de las madres sea el primero es un reconocimiento a quienes han sido las principales cuidadores de los hijos y del hogar. Es una opción para que las familias decidan qué apellido quieren que vaya primero al nombrar a sus hijos.
“El proyecto busca un común acuerdo entre las parejas en este aspecto. Parece poco, pero no es un asunto menor. Las familias podrán elegir y es simbólicamente muy importante. Quiero agradecerle al representante Reyes Kuri por su compromiso y apoyo a este proyecto”, finalizó Pizarro. Ahora, el tema queda en manos del Senado.
Este jueves, la Cámara de Representantes debatió arduamente sobre un tema que habla de la igualdad. Se trata del proyecto de ley que busca que las parejas puedan elegir el orden de los apellidos de sus hijos. La iniciativa generó posiciones encontradas, pero luego de argumentos a favor y otros en contra, la plenaria de la Cámara dio su veredicto: 138 congresistas votaron para que la propuesta continúe su trámite legislativo y solo seis se opusieron a ello. Así, el proyecto quedó aprobado en segundo debate, y le faltan dos debates más, esta vez en el Senado, para que el Congreso decida si se convierte en ley de la República.
La iniciativa movió las suficientes fibras de los parlamentarios, que concluyeron por defenderla en la votación. Sin embargo, esto no impidió que algunos de los convocados a la discusión también expresaran sus razones culturales y de respeto por la “tradición” para rechazarla. Algo que generó, por parte de otros, un respaldo férreo para que las familias colombianas puedan concertar el orden de los apellidos de manera democrática. El hecho también responde a un llamado de la Corte Constitucional que, por medio de una sentencia, le entregaba al Gobierno la tarea de resolver este asunto.
En un primer momento del debate, el representante Gabriel Jaime Vallejo, del Centro Democrático, pidió a la corporación que archivaran el proyecto pues consideraba que este iba en contra de la organización social, hacía más complejo un tema que es pacífico políticamente, y ponía en riesgo la identidad de las familias, según dijo. “Soy enemigo de cambiar lo que culturalmente está bien.
”Creo que culturalmente, soy enemigo de cambiar lo que culturalmente está bien. El tema de los apellidos ha sido un tema pacífico. No he visto ninguna confrontación en esto. Es un tema tradicional, histórico, que busca dar un orden y que se origina en el apellido del padre. Lo que uno siente con las leyes que intentan cambiar un tema cultural es que genera mayores dificultades a futuro. En la sociedad colombiana no ha habido discusión alguna al respecto. Tan no ha habido discusión que la Constitución permite cambiarse el nombre y apellido una vez”, argumentó Vallejo.
El representante uribista hizo la salvedad de que no intenta que la discusión se defina en matices de “feminismo o machismo” pues son “controversias innecesarias que nada tienen que ver con la identidad del ciudadano respecto a su familia”, añadió. “Inicialmente, el proyecto tenía un problema pues no resolvía qué apellido de los padres, si el primero o el segundo, iban a utilizar”, puntualizó para cerrar su intervención de archivarlo.
Carlos Acosta, de Colombia Justa-Libres estuvo de acuerdo con él. Sin más, afirmó que el debate no era sobre machismo ni sobre lo “políticamente correcto”, sino de tener “sentido común”. " El nombre tiene una finalidad de identidad y es un tema cultural. No estamos hablando de una reinvindicación de los derechos de la mujer, sino del orden social y de la identidad del niño. La Corte Constitucional ha sido muy clara en su sentencia C 152 que el orden de los apellidos nada tiene que ver con la igualdad. No es un tema de género sino de organización, como los carriles. El niño nace del vientre, y el reconocimiento va en el apellido”, opinó el representante cristiano.
Sin embargo, otros congresistas salieron a la defensa del proyecto y les contraargumentaron de inmediato. Ese fue el caso de José Daniel López, representante de Cambio Radical, quien le dijo que en esta ocasión le “aterraba” su razonamiento. “Decir que hay que hundir un proyecto de ley, que lo que busca es que mujeres y hombres puedan pactar en común acuerdo el orden de los apellidos, con el argumento de que lo que culturalmente ha estado bien no debe cambiarse, es complejo, desde el punto de vista de equidad de género”, enfatizó López. Y continuó: “Es a partir de esa cultura en la que el hombre va primero es que tenemos un país que en pleno siglo XXI sigue siendo absolutamente machista, y es una historia que no ha sido pacífica y ha desencadenado en la violencia contra la mujer. Es por esa tradición que hoy la participación femenina en este Congreso no alcanza el 20 %”, le respondió a los que querían archivar la propuesta.
A su turno, Juanita Goebertus dijo contundentemente a los hombres detractores de la iniciativa que estaban equivocados. Y les recordó que durante muchos años, como lo ilustra la evidencia histórica y los porcentajes de participación de las mujeres, que el mundo ha sido un lugar que favorece al género masculino.
“Durante muchísimos años en Colombia y el mundo ha sido culturalmente correcto que las mujeres no tuviéramos propiedad, que no lideráramos. El orden social decía que la carga del hogar recaía en las mujeres. Esos mínimos de organización representaban que las mujeres no fuéramos las deportistas, no fuéramos a la fuerza pública, que no fuéramos a estudiar. Esos espacios estaban reservados a los hombres. Por supuesto que es una controversia necesaria”, enfatizó. Así mismo, dejó claro que a pesar de que distribuir los apellidos no es una discusión del nivel de votar, por ejemplo, sí es una prioridad hablar de este tema para avanzar en la igualdad.
“Discrepo que la identidad de la familia son los apellidos. No. La identidad son los valores. Esa es la familia que yo quiero: no que los hijos puedan decidir después si se cambian el apellido, sino que bajo un acuerdo democrático decidan cómo quieren conformar la familia”, finalizó la congresista. Y a su turno, el liberal Juan Fernando Reyes Kuri (y ponente del proyecto), hizo hincapié en el deber que tiene el Congreso en resolver este asunto. “La Corte Constitucional exortó al Congreso para que legislara sobre la materia. Si no lo hacemos, la Corte terminaría resolviendo el problema. El Estado, en el respeto por la libertad de las parejas, debe dejarle la capacidad para que ellas tomen esa decisión”, expresó.
Luego de que más voces se sumaran al debate, la votación se llevó a cabo, no sin antes incluir y dejar por sentado que el proyecto, de convertirse en ley, también aplicaría para las parejas del mismo sexo, sin exclusión alguna en la diversidad de familias. María José Pizarro, una de las autoras, dijo, además, que esta posibilidad que se abriría para que el apellido de las madres sea el primero es un reconocimiento a quienes han sido las principales cuidadores de los hijos y del hogar. Es una opción para que las familias decidan qué apellido quieren que vaya primero al nombrar a sus hijos.
“El proyecto busca un común acuerdo entre las parejas en este aspecto. Parece poco, pero no es un asunto menor. Las familias podrán elegir y es simbólicamente muy importante. Quiero agradecerle al representante Reyes Kuri por su compromiso y apoyo a este proyecto”, finalizó Pizarro. Ahora, el tema queda en manos del Senado.