Balance legislativo: Un Congreso disciplinado, bancadas desorganizadas
Cerró el primer semestre legislativo y el Gobierno avanzó y aprobó varios de sus proyectos. Sin embargo, deberá cuidar a la coalición oficial para mantener la gobernabilidad.
Durante el último semestre los movimientos políticos y los legisladores menos experimentados -que llegaron al Congreso el pasado 20 de julio- tuvieron tiempo para definir sus banderas y posiciones. Por primera vez en Colombia los partidos progresistas y de izquierda ganaron una parte considerable de las curules. La ecuación cambió y, ante ese panorama, las fuerzas políticas, incluyendo la bancada oficialista, debieron adaptarse a las nuevas condiciones de cara al trabajo legislativo e intereses.
Definitivamente, el líder de esa estrategia fue el presidente del Senado, Roy Barreras (Pacto Histórico), quien, según analistas, hizo posible que varios de los proyectos oficiales fueran aprobados en tiempo récord. “El rendimiento legislativo fue muy positivo. Fue un acierto por parte del presidente Petro al ponerlo a liderar. Él está ahí para negociar, disciplinar y unir a la coalición de gobierno, que representa intereses diversos”, dice Bibiana Ortega, profesora en ciencia política de la Universidad Javeriana.
De acuerdo con información del Centro de Investigaciones y Altos Estudios Legislativos (CAEL), en el primer período legislativo de este cuatrienio (2022-2026) se radicaron 272 proyectos. En ese ejercicio, 26 fueron de autoría del Gobierno y varios protagonizaron los debates: la reforma tributaria, la ley de “paz total”, la creación del Ministerio de la Igualdad, el Presupuesto General de la Nación (aprobados), la creación de la jurisdicción agraria, la prohibición del fracking, la reforma política y el Código Electoral, estas dos últimas le han costado al Gobierno más de lo esperado.
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“El Pacto Histórico es una mayoría minoritaria y solo puede tener la mayoría aliándose con otros partidos: tuvieron que negociar para ganar gobernabilidad”, explica el profesor Fernando Giraldo García, catedrático de la Javeriana. El Gobierno triunfó con varias propuestas, pero podría no hacerlo en el próximo período con el otro paquete que tiene preparado: las reformas pensional, agraria, salud, justicia, el Plan Nacional de Desarrollo (PND), entre otras que ya empezaron su trámite.
Guillermo Giraldo, experto en derecho parlamentario de la Universidad Externado, argumenta que a la coalición de gobierno le falta cohesión. Por ejemplo, “con la reforma política y al Código Electoral, muchos partidos no estuvieron de acuerdo, ni siquiera Alianza Verde. No están convencidos y hay discrepancias, por lo que no sabemos cómo vayan a terminar el próximo año”, dice. Por eso Ortega agrega que fue clave el ministro del Interior, Alfonso Prada, quien se presentó en el Congreso a “defender los proyectos y resolver dudas que tuvieron los miembros de la coalición, los independientes y la oposición”.
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Proyectos progresistas
Este semestre fue el de las votaciones históricas. Fue aprobado el Acuerdo de Escazú; avanzó la prohibición de las corridas de toros, de Andrea Padilla (Alianza Verde); la regularización del cannabis de uso adulto, de Juan Carlos Losada (Partido Liberal); el proyecto para reconocer al campesinado como sujeto de especial protección, de la bancada oficialista; la prevención de la violencia política contra mujeres, de María José Pizarro (Pacto Histórico), Nadia Blel (Conservador) y Angélica Lozano (Alianza Verde); la reducción del receso legislativo para los congresistas, de Catherine Juvinao (Alianza Verde) y Julio César Triana (Cambio Radical), entre otros.
Para Giraldo, esto no se debe solamente a que hay un Congreso renovado, con debates más vigentes, sino que “este Gobierno tiene unos propósitos políticos diferentes a otros en el pasado, que fueron fundamentalmente de derecha. Hoy están presentes las banderas de la igualdad de género, las diversidades, el medio ambiente y los derechos de los animales. Pusieron todo su esfuerzo para sacarlos, al mismo tiempo, condicionando a los partidos”, explica.
La oposición
Sorpresivamente, y contrario a lo que muchos esperaban, en la oposición quedó solitario el Centro Democrático, si bien Cambio Radical es independiente, muchas veces parece jugar en la orilla totalmente contraria al Gobierno. Destacaron un par de controles políticos, proposiciones negativas y la moción de censura contra la ministra de Minas y Energía, Irene Vélez. Respecto a ese papel hay muchas divergencias, y los expertos proponen distintos adjetivos.
El partido uribista se autodenominó “oposición inteligente”, pero para Ortega fueron más bien una “oposición constructiva”. Según argumenta, “las mujeres del Centro Democrático estuvieron preparadas, con proposiciones y propuestas”, por lo que resalta el trabajo de Paloma Valencia, María Fernanda Cabal y Paola Holguín. De ese sector, destaca un proyecto de Valencia para reducir el salario de los congresistas, ella tenía una de las propuestas más viables y con mayores apoyos en el Legislativo en ese objetivo, con un impuesto al sueldo del 20%, sin embargo, se hundió.
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Pese a eso, Giraldo García señala que la oposición falló y le faltó usar elementos que le da el Estatuto de la Oposición o Ley 1909 de 2018, pues, “fue muy activa en el espacio externo al Congreso, es decir, a través de los medios de comunicación y redes sociales (…) sin embargo, han perdido la conexión directa con los gremios económicos, ese espacio lo ganó Petro, quien se ha reunido con todo el mundo”. En eso coincide el experto en derecho parlamentario, quien asegura que “no han sabido jugar, teniendo las herramientas para que haya un debate más fuerte y protagónico. A ellos les ha falado acoger esas garantías que les da la ley. Hay que recordarles que los proyectos tienen un último gran debate en la Corte Constitucional”.
Así las cosas, el balance para el primer período legislativo es positivo en términos de rendimiento y disciplina: fueron aprobados 49 proyectos, entre esos reformas oficiales y actos legislativos que modifican la Constitución. No obstante, todavía flaquea la coalición det gobierno y la oposición. El año que viene será crucial.
Durante el último semestre los movimientos políticos y los legisladores menos experimentados -que llegaron al Congreso el pasado 20 de julio- tuvieron tiempo para definir sus banderas y posiciones. Por primera vez en Colombia los partidos progresistas y de izquierda ganaron una parte considerable de las curules. La ecuación cambió y, ante ese panorama, las fuerzas políticas, incluyendo la bancada oficialista, debieron adaptarse a las nuevas condiciones de cara al trabajo legislativo e intereses.
Definitivamente, el líder de esa estrategia fue el presidente del Senado, Roy Barreras (Pacto Histórico), quien, según analistas, hizo posible que varios de los proyectos oficiales fueran aprobados en tiempo récord. “El rendimiento legislativo fue muy positivo. Fue un acierto por parte del presidente Petro al ponerlo a liderar. Él está ahí para negociar, disciplinar y unir a la coalición de gobierno, que representa intereses diversos”, dice Bibiana Ortega, profesora en ciencia política de la Universidad Javeriana.
De acuerdo con información del Centro de Investigaciones y Altos Estudios Legislativos (CAEL), en el primer período legislativo de este cuatrienio (2022-2026) se radicaron 272 proyectos. En ese ejercicio, 26 fueron de autoría del Gobierno y varios protagonizaron los debates: la reforma tributaria, la ley de “paz total”, la creación del Ministerio de la Igualdad, el Presupuesto General de la Nación (aprobados), la creación de la jurisdicción agraria, la prohibición del fracking, la reforma política y el Código Electoral, estas dos últimas le han costado al Gobierno más de lo esperado.
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“El Pacto Histórico es una mayoría minoritaria y solo puede tener la mayoría aliándose con otros partidos: tuvieron que negociar para ganar gobernabilidad”, explica el profesor Fernando Giraldo García, catedrático de la Javeriana. El Gobierno triunfó con varias propuestas, pero podría no hacerlo en el próximo período con el otro paquete que tiene preparado: las reformas pensional, agraria, salud, justicia, el Plan Nacional de Desarrollo (PND), entre otras que ya empezaron su trámite.
Guillermo Giraldo, experto en derecho parlamentario de la Universidad Externado, argumenta que a la coalición de gobierno le falta cohesión. Por ejemplo, “con la reforma política y al Código Electoral, muchos partidos no estuvieron de acuerdo, ni siquiera Alianza Verde. No están convencidos y hay discrepancias, por lo que no sabemos cómo vayan a terminar el próximo año”, dice. Por eso Ortega agrega que fue clave el ministro del Interior, Alfonso Prada, quien se presentó en el Congreso a “defender los proyectos y resolver dudas que tuvieron los miembros de la coalición, los independientes y la oposición”.
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Proyectos progresistas
Este semestre fue el de las votaciones históricas. Fue aprobado el Acuerdo de Escazú; avanzó la prohibición de las corridas de toros, de Andrea Padilla (Alianza Verde); la regularización del cannabis de uso adulto, de Juan Carlos Losada (Partido Liberal); el proyecto para reconocer al campesinado como sujeto de especial protección, de la bancada oficialista; la prevención de la violencia política contra mujeres, de María José Pizarro (Pacto Histórico), Nadia Blel (Conservador) y Angélica Lozano (Alianza Verde); la reducción del receso legislativo para los congresistas, de Catherine Juvinao (Alianza Verde) y Julio César Triana (Cambio Radical), entre otros.
Para Giraldo, esto no se debe solamente a que hay un Congreso renovado, con debates más vigentes, sino que “este Gobierno tiene unos propósitos políticos diferentes a otros en el pasado, que fueron fundamentalmente de derecha. Hoy están presentes las banderas de la igualdad de género, las diversidades, el medio ambiente y los derechos de los animales. Pusieron todo su esfuerzo para sacarlos, al mismo tiempo, condicionando a los partidos”, explica.
La oposición
Sorpresivamente, y contrario a lo que muchos esperaban, en la oposición quedó solitario el Centro Democrático, si bien Cambio Radical es independiente, muchas veces parece jugar en la orilla totalmente contraria al Gobierno. Destacaron un par de controles políticos, proposiciones negativas y la moción de censura contra la ministra de Minas y Energía, Irene Vélez. Respecto a ese papel hay muchas divergencias, y los expertos proponen distintos adjetivos.
El partido uribista se autodenominó “oposición inteligente”, pero para Ortega fueron más bien una “oposición constructiva”. Según argumenta, “las mujeres del Centro Democrático estuvieron preparadas, con proposiciones y propuestas”, por lo que resalta el trabajo de Paloma Valencia, María Fernanda Cabal y Paola Holguín. De ese sector, destaca un proyecto de Valencia para reducir el salario de los congresistas, ella tenía una de las propuestas más viables y con mayores apoyos en el Legislativo en ese objetivo, con un impuesto al sueldo del 20%, sin embargo, se hundió.
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Pese a eso, Giraldo García señala que la oposición falló y le faltó usar elementos que le da el Estatuto de la Oposición o Ley 1909 de 2018, pues, “fue muy activa en el espacio externo al Congreso, es decir, a través de los medios de comunicación y redes sociales (…) sin embargo, han perdido la conexión directa con los gremios económicos, ese espacio lo ganó Petro, quien se ha reunido con todo el mundo”. En eso coincide el experto en derecho parlamentario, quien asegura que “no han sabido jugar, teniendo las herramientas para que haya un debate más fuerte y protagónico. A ellos les ha falado acoger esas garantías que les da la ley. Hay que recordarles que los proyectos tienen un último gran debate en la Corte Constitucional”.
Así las cosas, el balance para el primer período legislativo es positivo en términos de rendimiento y disciplina: fueron aprobados 49 proyectos, entre esos reformas oficiales y actos legislativos que modifican la Constitución. No obstante, todavía flaquea la coalición det gobierno y la oposición. El año que viene será crucial.