La embajada ante la FAO a la que llegará Benedetti estuvo inactiva por 25 años
Durante la administración de Andrés Pastrana varias de las funciones pasaron a la embajada de Colombia ante Italia para reducir gastos. El último en el cargo fue Hernando Agudelo Villa, exministro y codirector del Partido Liberal, quien estuvo durante el gobierno de Ernesto Samper.
El exsenador y exembajador en Venezuela, Armando Benedetti, regresará al gobierno de Gustavo Petro para ocupar una embajada que, al menos desde lo formal, estuvo inactiva durante 25 años, pues en la administración de Andrés Pastrana se cerró en medio de un ajuste a la burocracia estatal.
Se trata de la embajada ante la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la cual se creó en 1975 bajo el rótulo de delegación ante las Agencias de la ONU con sede en Roma (Italia), es decir, para abarcar tres organismos: la FAO, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA).
(Lea: “Estos son los partidos más incumplidos con su reporte de cuentas de campaña ante el CNE”)
El primero en ocupar el puesto diplomático fue Gonzalo Bula Hoyos, quien también fue embajador de Colombia en Rusia y pariente del condenado Otto Bula, testigo estrella del caso Odebrecht. Bula Hoyos estuvo como representante ante la FAO hasta 1992, es decir, alrededor de 18 años.
Posteriormente, el empleo lo ocupó el exsenador de Alianza Verde Iván Marulanda, quien fue embajador ante ese organismo hasta 1994, durante el gobierno de César Gaviria.
Y el último en el cargo fue Hernando Agudelo Villa, exministro y codirector del Partido Liberal, quien fue nombrado durante el gobierno de Ernesto Samper y ocupó el puesto hasta 1998, cuando se desactivó para reducir burocracia estatal y costos, que incluyen residencia, equipo, oficinas y vehículos. Desde ese momento, las tareas ante la FAO quedaron en manos de la embajada en Italia.
“No significa que el puesto estuviera vacante, sino que ya no se atendía a nivel de embajada. Se pasó a que alguien se encargara de esos asuntos desde Roma”, explicó una fuente de la Cancillería.
De ese modo, los temas relacionados con la FAO los venía gestionando el equipo liderado por la Embajada de Colombia en Italia, actualmente en cabeza de Ligia Margarita Quessep. Con el nombramiento de Benedetti, la oficina ante la FAO se reactivará, lo que implicará retomar algunos gastos y funciones que no se manejaban desde 1999.
Para otra fuente, que trabajó en esa embajada durante varios años, tener representación en la FAO es clave, “desde un punto de vista financiero e investigativo para la alimentación y agricultura, como para el mejoramiento de las semillas”, especialmente en el marco del cumplimiento de algunos de los objetivos del presidente Petro, establecidos en su Plan Nacional de Desarrollo (PND) y con relación a la reforma agraria.
No obstante, señaló que aunque la embajada en la FAO es importante, Colombia no tiene la capacidad institucional para atender los compromisos, que incluyen el contrato de funcionarios especializados en asuntos de alimentación. “Desde Colombia no se enviaron nunca ni se están enviando a los expertos”, añadió haciendo referencia a la supuesta falta de experiencia de Benedetti en esta materia.
De todos modos, el cargo de embajador es de libre nombramiento y remoción y depende exclusivamente del presidente de la república. En consecuencia, no es requisito tener carrera diplomática; aunque Benedetti ya ha ocupado otros cargos en el exterior, como embajador en Venezuela.
Otro alto funcionario del servicio diplomático afirmó que hubiera sido mejor utilizar ese presupuesto para la apertura de embajadas en otras naciones en las que Colombia no tiene representación: “Lo importante sería empezar a cubrir geográficamente, es decir, abrir embajadas en países de continentes como África o Asia”
La llegada de Benedetti a la FAO evoca el caso de la embajada de Colombia ante la UNESCO, que también fue reactivada en junio de 2023 y donde fue nombrada Laura Guillem, abogada y magíster en Derecho, quien también ha sido visible en la esfera pública, más allá de sus carrera profesional, por ser la esposa de Alex Vernot, uno de los condenados por el escándalo de corrupción del caso Hyundai y exabogado del empresario Carlos Mattos.
Se presume la creación de otras 9 embajadas, que tendrían a su servicio a 27 auxiliares de misión diplomática, para lo que ya estaría listo un decreto presidencial.
👉 Lea más sobre el Congreso, el gobierno Petro y otras noticias del mundo político.
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El exsenador y exembajador en Venezuela, Armando Benedetti, regresará al gobierno de Gustavo Petro para ocupar una embajada que, al menos desde lo formal, estuvo inactiva durante 25 años, pues en la administración de Andrés Pastrana se cerró en medio de un ajuste a la burocracia estatal.
Se trata de la embajada ante la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la cual se creó en 1975 bajo el rótulo de delegación ante las Agencias de la ONU con sede en Roma (Italia), es decir, para abarcar tres organismos: la FAO, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA).
(Lea: “Estos son los partidos más incumplidos con su reporte de cuentas de campaña ante el CNE”)
El primero en ocupar el puesto diplomático fue Gonzalo Bula Hoyos, quien también fue embajador de Colombia en Rusia y pariente del condenado Otto Bula, testigo estrella del caso Odebrecht. Bula Hoyos estuvo como representante ante la FAO hasta 1992, es decir, alrededor de 18 años.
Posteriormente, el empleo lo ocupó el exsenador de Alianza Verde Iván Marulanda, quien fue embajador ante ese organismo hasta 1994, durante el gobierno de César Gaviria.
Y el último en el cargo fue Hernando Agudelo Villa, exministro y codirector del Partido Liberal, quien fue nombrado durante el gobierno de Ernesto Samper y ocupó el puesto hasta 1998, cuando se desactivó para reducir burocracia estatal y costos, que incluyen residencia, equipo, oficinas y vehículos. Desde ese momento, las tareas ante la FAO quedaron en manos de la embajada en Italia.
“No significa que el puesto estuviera vacante, sino que ya no se atendía a nivel de embajada. Se pasó a que alguien se encargara de esos asuntos desde Roma”, explicó una fuente de la Cancillería.
De ese modo, los temas relacionados con la FAO los venía gestionando el equipo liderado por la Embajada de Colombia en Italia, actualmente en cabeza de Ligia Margarita Quessep. Con el nombramiento de Benedetti, la oficina ante la FAO se reactivará, lo que implicará retomar algunos gastos y funciones que no se manejaban desde 1999.
Para otra fuente, que trabajó en esa embajada durante varios años, tener representación en la FAO es clave, “desde un punto de vista financiero e investigativo para la alimentación y agricultura, como para el mejoramiento de las semillas”, especialmente en el marco del cumplimiento de algunos de los objetivos del presidente Petro, establecidos en su Plan Nacional de Desarrollo (PND) y con relación a la reforma agraria.
No obstante, señaló que aunque la embajada en la FAO es importante, Colombia no tiene la capacidad institucional para atender los compromisos, que incluyen el contrato de funcionarios especializados en asuntos de alimentación. “Desde Colombia no se enviaron nunca ni se están enviando a los expertos”, añadió haciendo referencia a la supuesta falta de experiencia de Benedetti en esta materia.
De todos modos, el cargo de embajador es de libre nombramiento y remoción y depende exclusivamente del presidente de la república. En consecuencia, no es requisito tener carrera diplomática; aunque Benedetti ya ha ocupado otros cargos en el exterior, como embajador en Venezuela.
Otro alto funcionario del servicio diplomático afirmó que hubiera sido mejor utilizar ese presupuesto para la apertura de embajadas en otras naciones en las que Colombia no tiene representación: “Lo importante sería empezar a cubrir geográficamente, es decir, abrir embajadas en países de continentes como África o Asia”
La llegada de Benedetti a la FAO evoca el caso de la embajada de Colombia ante la UNESCO, que también fue reactivada en junio de 2023 y donde fue nombrada Laura Guillem, abogada y magíster en Derecho, quien también ha sido visible en la esfera pública, más allá de sus carrera profesional, por ser la esposa de Alex Vernot, uno de los condenados por el escándalo de corrupción del caso Hyundai y exabogado del empresario Carlos Mattos.
Se presume la creación de otras 9 embajadas, que tendrían a su servicio a 27 auxiliares de misión diplomática, para lo que ya estaría listo un decreto presidencial.
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