Benedetti no es el único: Petro tiene su círculo de inamovibles en el Gobierno

El afianzamiento de Armando Benedetti en el círculo de funcionarios que le hablan a Gustavo Petro al oído, pese a tener siete investigaciones pendientes en la justicia y del inconformismo de varios miembros del gabinete, muestra la determinación de un presidente que ha decidido priorizar el pragmatismo por encima del ruido que rodean sus decisiones.

El afianzamiento de Armando Benedetti en el círculo de funcionarios que le hablan a Gustavo Petro al oído, pese a tener siete investigaciones pendientes en la justicia y del inconformismo de varios miembros del gabinete, muestra la determinación de un presidente que ha decidido priorizar el pragmatismo por encima del ruido que rodean sus decisiones.

Benedetti ya se apropió de su nuevo cargo, en el que estará al frente de la relación con el Congreso, una tarea que también tiene Juan Fernando Cristo, ministro del Interior. Por ello, desde este martes en la tarde, mientras Petro se reunía con sus ministros, Benedetti caminaba por los pasillos del Capitolio.

Llegó allí un día después de que los ministros Iván Velásquez (Defensa), Gloria Ramírez (Trabajo), Andrés Camacho (Minas), Daniel Rojas (Educación), Juan David Correa (Cultura), la vicepresidenta, Francia Márquez, y encargados de entidades como Gustavo Bolívar (DPS) le pidieran a Petro una cita exigiendo explicaciones por el regreso del ahora exdiplomático al Gobierno.

Sin embargo, ni eso ni las críticas de algunos de los rostros más visibles de la coalición de Gobierno, como Iván Cepeda y María José Pizarro, se interpusieron en el aterrizaje de Benedetti como asesor. De hecho, ese ha sido el caso de otras grandes figuras de la actual administración, como Ricardo Roa (presidente de Ecopetrol), Laura Sarabia (directora del Departamento Administrativo de la Presidencia, Dapre) y, entre otros, Hollman Morris (gerente de RTVC).

Ahora bien, Petro ya dejó claro que sus decisiones no tienen reversa. En horas de la mañana, tras la reunión con el jefe de Estado, Gustavo Bolívar y Daniel Rojas dijeron desde la misma Casa de Nariño que, pese a su inconformismo, “respetamos las decisiones del presidente”.

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Desde ya se sabe que, además de la oficina del tercer piso en Palacio, la base de operaciones de Benedetti será la del senador Pedro Flórez (Pacto Histórico), quien hace parte de su grupo político. Él le heredó su curul y a varios de los integrantes de su equipo cuando ofició como congresista.

Más allá de la filigrana sobre cómo será el trabajo de Benedetti y del ruido que causa su figura, su retorno desde Europa demuestra que de cara al polarizante 2025 y las elecciones de 2026 Petro optará por rodearse de aquellos que, además de tener su confianza, conocen el entramado de la política electoral. Tanto, que por eso el propio presidente le dio la orden al exdiplomático y a Sarabia para que se reconciliaran.

Fue esa experiencia la que permitió que Benedetti se convirtiera en un aliado clave durante la campaña. En octubre de 2020, el exsenador renunció a La U y se metió de lleno en la campaña presidencial de Petro. Con el pasar de los meses, se convirtió en una de las personas más cercanas al entonces candidato. Sin embargo, también puso el foco sobre varias polémicas, como su relación con Ecluides Torres, el cuestionado empresario que financió el evento del entonces candidato Petro en Barranquilla con una P gigante como tarima, un tema que hace parte del expediente del Consejo Nacional Electoral (CNE) por posible violación de topes electorales.

Desde entonces, ha estado envuelto en escándalos. El más reciente, y por el que varios integrantes del Pacto Histórico pidieron su salida del Gobierno, fue por el presunto episodio de violencia de género contra Adelina Guerrero (su esposa) mientras estaban en España. También, es investigado por distintos delitos en la Corte Suprema por hechos que ocurrieron cuando era legislador y se le ha cuestionado su papel respecto a los recursos que se usaron para la financiación de la campaña presidencial.

El Espectador buscó con insistencia a Benedetti, quien dijo que por ahora no hablará más de su nuevo rol. Eso sí, en otras oportunidades, ha negado ser responsable de cualquier tipo de irregularidad.

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El expediente del CNE también incluye a Ricardo Roa, quien fungió como gerente de la campaña de Petro y quien hace también parte de ese grupo de funcionarios que parecen inamovibles.

En octubre pasado, el tribunal político formuló cargos al presidente de Ecopetrol por la falta de claridad en los ingresos de la campaña y por haber permitido, presuntamente, la violación los topes legales en la contienda de 2022. A ello se suman las críticas que ha recibido por el actual estado financiero de la empresa, que Petro quiere convertir en su punta de lanza de la política de transición energética. Solo en el trimestre pasado, como se evidenció a inicios de noviembre, las utilidades tuvieron una caída del 28,3 % frente al mismo periodo de 2023, siendo de $3,6 billones.

Pero, tal y como lo reveló este diario hace dos meses, sí se han dado movimientos para que llegue alguien más a la jefatura de la petrolera estatal, sonando –entre otros– el exviceministro de Trabajo Edwin Palma, quien hoy hace parte de la Junta de la firma.

Sin embargo, Roa señaló que no está en duda su permanencia al frente de la principal empresa de Colombia. “Mi nombramiento en el cargo lo decidió la Junta Directiva. Es lo que corresponde en el marco del gobierno corporativo, como está establecido en el procedimiento, y se acompaña el proceso de selección por una firma cazatalentos. Mi elección como Presidente del Grupo Ecopetrol fue en abril 11 de 2023, por unanimidad de los 9 miembros de la Junta Directiva”, dijo.

Es decir, su cargo, según explicó, no es una decisión política, sino un precepto correspondiente a los manuales de buen gobierno.

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Otra de las personas que hace parte del círculo es Laura Sarabia. Los escándalos no han evitado que quien conoció a Petro por Benedetti se haya convertido en su mano derecha. Solo en 2023, y por poco más de tres meses, salió de la Casa de Nariño, donde se desempeñaba como la jefe de gabinete, por declaraciones del ahora asesor presidencial en las que admitió la supuesta entrada de plata ilegal a la campaña.

En septiembre de ese año, no obstante, volvió al Gobierno como la directora del Departamento de Prosperidad Social (DPS). Y en febrero de 2024 retornó a su oficina en Palacio cuando asumió como directora del Dapre; desde allí ha liderado iniciativas como el billonario pacto por el crédito, en el que bancos destinarán hasta $55 billones para dinamizar el sector vivienda.

Sarabia es investigada por un supuesto uso irregular del polígrafo luego de denunciar la pérdida de un dinero en su casa. Además, ha habido ruido por familiares implicados en otros expedientes judiciales. Ser de dicho círculo, valió, en sus palabras, que fuera víctima de violencia política contra la mujer, entre otras por las declaraciones de Benedetti. La situación la puso en conocimiento de la CIDH.

Pese a ello, y como lo ha mencionado ya este medio, cada vez son mayores los rumores de su salida y su paso al sector privado. En todo caso, de darse ese escenario no sería por decisión del jefe de Estado, quien se ha referido a ella como “mi funcionaria querida y estimada”.

En ese grupo de funcionarios que no pierden el favor de Petro también cabe Hollman Morris, gerente de RTVC. Ha sido cercano al presidente desde sus primeros años como senador y gerenció Canal Capital cuando Petro era alcalde de Bogotá. También fue candidato a la alcaldía, aunque se quemó.

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Desde que llegó a inicios de este año a RTVC también ha sido objeto de acusaciones por acoso laboral, detallado en las cartas de renuncia de quienes trabajaban con él. Por su parte, Morris ha dicho que se mantiene firme en su puesto y no renunciará, defendiendo su inocencia. Con esa situación, varias mujeres salieron del proyecto político, entre ellas, Sara Tufano, socióloga, y Ángela María Robledo, fórmula vicepresidencial de Petro en 2018, quienes relataron haber sido víctimas de violencia política por su posición frente al asunto.

El Espectador buscó sin éxito también a Sarabia y a Morris. Sin embargo, ellos, al igual que Roa, han reafirmado su inocencia frente a las acusaciones que les endilgan.

Además de ellos cuatro, a ese círculo de personas que permanecen en el Gobierno, aunque sin estar salpicadas en polémicas con tintes judiciales, se suman ministras como Susana Muhammad (Ambiente), Gloria Ramírez (Trabajo) e Iván Velásquez (Defensa), y otras como Irene Vélez, quien salió del Ministerio de Minas para ser cónsul de Colombia en Reino Unido; Roy Barreras, quien saltó del Senado a la embajada en ese país, y Alexander López, quien salió del Congreso por orden del Consejo de Estado y hoy es el director del Departamento Nacional de Planeación (DNP).

Estos casos muestran a un presidente Petro que ha elegido creer en su criterio por encima de acusaciones, señalamientos y voces de preocupación contra sus cercanos. En el primer trimestre de 2025, cuando se espera que haga un nuevo remezón ministerial, se evidenciará si ese criterio se mantendrá.

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