“Buscan una constituyente para acabar las instituciones”: exconstituyente María Teresa Garcés
La exmiembro de la lista Alianza Democrática M-19 llamó la atención frente a los sectores que están interesados en cambiar la constitución de 1991.
Justo cuando se celebran los 30 años de la constituyente y la Constitución de 1991, nuevamente hay pedidos de convocar a la ciudadanía para hacer una nueva carta magna. La idea es de distintos sectores, tanto del uribismo como de partícipes del paro nacional. Estos últimos están inspirados en el caso chileno, que, tras múltiples jornadas de protestas -muy parecidas a lo que se está viviendo en varias ciudades del país-, el gobierno abrió la puerta a un proceso constituyente para reemplazar el texto vigente desde la dictadura de Augusto Pinochet.
En medio de este debate, El Espectador dialogó con cinco miembros de la asamblea constituyente de 1991 de distintas listas para discutir este planteamiento que cobra fuerza. María Teresa Garcés, una de las cuatro mujeres en la Asamblea, habló de este tema y aseguró que es bastante peligroso que se convoque a una constituyente cuando el clima social está bastante polarizado. Incluso advirtió que se estaría buscando una constituyente para acabar con las victorias de las constitución de 1991.
También puede ver: “No necesitamos una constituyente, sino una reforma y un buen congreso”: exconstituyente Aída Avella
¿Es necesaria una nueva Constituyente?
Me parece que no, así como creo que para Chile es bueno una nueva constitución porque tienen una constitución que fue del dictador Pinochet y que no se ha adaptado a una sociedad democrática. Pero la Constitución colombiana respondió precisamente a las circunstancias de aquí, es una constitución democrática, que tuvo una gran apertura y un reconocimiento de la diversidad, de todos los sectores, lo peor en este momento sería pensar en una nueva Constitución.
¿Ni siquiera una constituyente para reformar la constitución, para cambiar elementos criticados?
Lo que pasa es que una nueva constituyente en un momento en el que el país está polarizado, sería uno de los peores escenarios. El Centro Democrático sigue diciendo que lo que se tiene que hacer es una sola corte, lo que quieren es acabar con la Corte Constitucional, de paso con la tutela y la carta de derechos. Buscan una constituyente para acabar las instituciones democráticas que le han servido a la gente y en el que la gente cree. Si lo que se busca es la legitimidad de las instituciones, justamente en Colombia la gente cree en la tutela y en la Corte Constitucional. Entonces, cómo es posible que eso es lo que quieren cambiar. Imagínense una constitución en un país polarizado, eso es terrible.
En la Constituyente no se tomaron las decisiones por mayorías, o sea, no fue que el Partido Liberal o Salvación Nacional en un momento dado impusieron una norma. La forma como trabajó la Constituyente fue lograr consenso. Por eso el trabajo de las comisiones y de los ponentes fue de lograr distintas listas y normalmente lo que trataban hacer era de llegar acuerdos, entonces es una constitución de consenso y eso no se lograría con una constituyente polarizada en estos momentos.
La Constitución del 91 se convocó con bombazos y muertes, ¿no habría también el clima para un nuevo proceso constituyente?
No. Las constituciones se deben expedir cuando se necesitan y el país no necesita una nueva. Tenemos una que respondió a las necesidades de Colombia, que fue una constitución para la paz. Lo que debemos hacer es desarrollarla, el problema es que no ha habido voluntad política en estos 30 años para desarrollar derechos económicos y sociales, derechos de los campesinos, los temas de la reforma rural integral, lo que tenemos que hacer es cumplir la constitución, no reformar. El peligro de una constituyente es que logre retroceder al país 30 años, ese es el gran peligro. Porque también sabemos que ha habido una clase política enemiga de la Constitución. Han hecho 55 reformas, algunas justificables, pero en general son reformas muy criticables y es porque hay unos sectores políticos que no han querido desarrollar la constitución, sino atacarla.
Además, la Constitución actual tiene una serie de principio y valores, es una especie de estatuto ético de comportamiento de los servidores públicos y de los ciudadanos, y lo que le ha faltado al país es una apropiación de esos valores, porque no se ha cumplido la norma de la constitución que debe de haber una pedagogía constitucional, pues ha habido en la práctica por todos los que han luchado para que la Constitución se preserve y se desarrolle, pero no como una decisión de estado.
¿Ni siquiera una reforma por vía congreso?
Sí hay unas reformas por hacer, pero no se necesita una constituyente, sino que la gente de buena voluntad quiera hacerla, porque es lo mejor para este país.Creo que hay dos aspectos en los que se debe de hacer una reforma. Uno es en el aspecto político con relación al Consejo Nacional Electoral, precisamente porque fue reformada la forma cómo se nombra ese consejo y ahora refleja la composición del Congreso, y el Consejo Electoral no puede ser un fortín político, donde se están defendiendo intereses de partidos y candidatos. Debe ser un organismo técnico y no politizado. Eso por ejemplo hay que reformarlo, porque el CNE son los árbitros de la contienda política y deben ser absolutamente confiables.
También: “Las conquistas que la calle pide ya están en la constitución”: exconstituyente Fernando Carrillo
Las Cortes sí merecen algunas reformas, pero para eso no es necesario una constituyente, sino un gran acuerdo político, para que no haya más carteles de la toga, significa que no le metan más política a los nombramientos de los magistrados de las cortes, por eso deberían haber mayor requisitos para ser magistrado y que los procedimientos para la elección sean absolutamente transparentes, que se logre la mayor idoneidad y gente con experiencia suficiente para ser magistrado de una alta corte.
Esa es una reforma que se ha venido mencionando y se han presentado proyectos, pero hay que hacerla, pero se necesita de un gran acuerdo político. Porque las reformas a la constitución no se ha dado por minorías o mayorías que se imponen a las minorías, porque una constitución es legítima en la medida en que todos los ciudadanos aceptan y acogen esas normas constitucionales.
Justo cuando se celebran los 30 años de la constituyente y la Constitución de 1991, nuevamente hay pedidos de convocar a la ciudadanía para hacer una nueva carta magna. La idea es de distintos sectores, tanto del uribismo como de partícipes del paro nacional. Estos últimos están inspirados en el caso chileno, que, tras múltiples jornadas de protestas -muy parecidas a lo que se está viviendo en varias ciudades del país-, el gobierno abrió la puerta a un proceso constituyente para reemplazar el texto vigente desde la dictadura de Augusto Pinochet.
En medio de este debate, El Espectador dialogó con cinco miembros de la asamblea constituyente de 1991 de distintas listas para discutir este planteamiento que cobra fuerza. María Teresa Garcés, una de las cuatro mujeres en la Asamblea, habló de este tema y aseguró que es bastante peligroso que se convoque a una constituyente cuando el clima social está bastante polarizado. Incluso advirtió que se estaría buscando una constituyente para acabar con las victorias de las constitución de 1991.
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¿Es necesaria una nueva Constituyente?
Me parece que no, así como creo que para Chile es bueno una nueva constitución porque tienen una constitución que fue del dictador Pinochet y que no se ha adaptado a una sociedad democrática. Pero la Constitución colombiana respondió precisamente a las circunstancias de aquí, es una constitución democrática, que tuvo una gran apertura y un reconocimiento de la diversidad, de todos los sectores, lo peor en este momento sería pensar en una nueva Constitución.
¿Ni siquiera una constituyente para reformar la constitución, para cambiar elementos criticados?
Lo que pasa es que una nueva constituyente en un momento en el que el país está polarizado, sería uno de los peores escenarios. El Centro Democrático sigue diciendo que lo que se tiene que hacer es una sola corte, lo que quieren es acabar con la Corte Constitucional, de paso con la tutela y la carta de derechos. Buscan una constituyente para acabar las instituciones democráticas que le han servido a la gente y en el que la gente cree. Si lo que se busca es la legitimidad de las instituciones, justamente en Colombia la gente cree en la tutela y en la Corte Constitucional. Entonces, cómo es posible que eso es lo que quieren cambiar. Imagínense una constitución en un país polarizado, eso es terrible.
En la Constituyente no se tomaron las decisiones por mayorías, o sea, no fue que el Partido Liberal o Salvación Nacional en un momento dado impusieron una norma. La forma como trabajó la Constituyente fue lograr consenso. Por eso el trabajo de las comisiones y de los ponentes fue de lograr distintas listas y normalmente lo que trataban hacer era de llegar acuerdos, entonces es una constitución de consenso y eso no se lograría con una constituyente polarizada en estos momentos.
La Constitución del 91 se convocó con bombazos y muertes, ¿no habría también el clima para un nuevo proceso constituyente?
No. Las constituciones se deben expedir cuando se necesitan y el país no necesita una nueva. Tenemos una que respondió a las necesidades de Colombia, que fue una constitución para la paz. Lo que debemos hacer es desarrollarla, el problema es que no ha habido voluntad política en estos 30 años para desarrollar derechos económicos y sociales, derechos de los campesinos, los temas de la reforma rural integral, lo que tenemos que hacer es cumplir la constitución, no reformar. El peligro de una constituyente es que logre retroceder al país 30 años, ese es el gran peligro. Porque también sabemos que ha habido una clase política enemiga de la Constitución. Han hecho 55 reformas, algunas justificables, pero en general son reformas muy criticables y es porque hay unos sectores políticos que no han querido desarrollar la constitución, sino atacarla.
Además, la Constitución actual tiene una serie de principio y valores, es una especie de estatuto ético de comportamiento de los servidores públicos y de los ciudadanos, y lo que le ha faltado al país es una apropiación de esos valores, porque no se ha cumplido la norma de la constitución que debe de haber una pedagogía constitucional, pues ha habido en la práctica por todos los que han luchado para que la Constitución se preserve y se desarrolle, pero no como una decisión de estado.
¿Ni siquiera una reforma por vía congreso?
Sí hay unas reformas por hacer, pero no se necesita una constituyente, sino que la gente de buena voluntad quiera hacerla, porque es lo mejor para este país.Creo que hay dos aspectos en los que se debe de hacer una reforma. Uno es en el aspecto político con relación al Consejo Nacional Electoral, precisamente porque fue reformada la forma cómo se nombra ese consejo y ahora refleja la composición del Congreso, y el Consejo Electoral no puede ser un fortín político, donde se están defendiendo intereses de partidos y candidatos. Debe ser un organismo técnico y no politizado. Eso por ejemplo hay que reformarlo, porque el CNE son los árbitros de la contienda política y deben ser absolutamente confiables.
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Las Cortes sí merecen algunas reformas, pero para eso no es necesario una constituyente, sino un gran acuerdo político, para que no haya más carteles de la toga, significa que no le metan más política a los nombramientos de los magistrados de las cortes, por eso deberían haber mayor requisitos para ser magistrado y que los procedimientos para la elección sean absolutamente transparentes, que se logre la mayor idoneidad y gente con experiencia suficiente para ser magistrado de una alta corte.
Esa es una reforma que se ha venido mencionando y se han presentado proyectos, pero hay que hacerla, pero se necesita de un gran acuerdo político. Porque las reformas a la constitución no se ha dado por minorías o mayorías que se imponen a las minorías, porque una constitución es legítima en la medida en que todos los ciudadanos aceptan y acogen esas normas constitucionales.