Petro quiere otro ritmo para el Gobierno buscando que su programa se materialice

El presidente Gustavo Petro entendió que va para la mitad de su mandato sin efectuar los cambios al ritmo que esperaba y, por esto, ya son seis los cambios que este martes completó en su gabinete ministerial, al que le reiteró que quien no sepa interpretar sus mandatos, ni cumpla el programa de Gobierno o “dé la batalla” deberá apartarse del camino que está abonando desde ahora mismo para el 2026.

El presidente Gustavo Petro entendió que va para la mitad de su mandato sin efectuar los cambios al ritmo que esperaba y, por esto, ya son seis los cambios que este martes completó en su gabinete ministerial, al que le reiteró que quien no sepa interpretar sus mandatos, ni cumpla el programa de Gobierno o “dé la batalla” deberá apartarse del camino que está abonando desde ahora mismo para el 2026.

Cuatro nuevos ministros (Justicia, Agricultura, Transporte, Interior) fueron posesionados en la Casa de Nariño el lunes y a dos, que venían acompañando a Petro desde el 2022, se les pidió la renuncia: Catalina Velasco de Vivienda y Aurora Vergara de Educación, las últimas fichas, hasta ahora, en salir en este tercer remezón ministerial.

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El llamado del jefe de Estado ha sido tanto para los nuevos como para los ‘viejos’. Es hora de “asumir el riesgo y tomar un camino diferente e innovador, pues si fracasamos nos volverán trizas. Nuestra responsabilidad es triunfar”, dijo el lunes en medio de la posesión de Ángela María Buitrago, Martha Carvajalino, María Constanza García y Juan Fernando Cristo.

Falta la posesión de Helga María Rivas, una ficha de Petro desde su alcaldía en Bogotá y que ahora asumirá la cartera de Vivienda, y la de Daniel Rojas, quien desde su dirección en la SAE se ha ido acercando al presidente con sus pronunciamientos fuertes de respaldo y quien ahora estará en el Ministerio de Educación.

Fuentes cercanas al Gobierno aseguran que estas personas llegaron porque pueden interpretar mejor los objetivos de Petro e incluso le han sabido demostrar mayor apoyo en los tiempos difíciles. Y es que el tema de interpretar la voluntad del mandatario ha sido en ocasiones un reto para los funcionarios, algo que se ha ido convirtiendo en un dolor de cabeza para él.

De hecho, en entrevista con El Espectador, el director de Prosperidad Social, Gustavo Bolívar, mencionó que Petro se ha asegurado de ser quien nombre directamente a los viceministros, que son en algunos de los casos de cambio de gabinete, los que subieron a liderar la entidad.

Eso sí, a los minutos de posesionarlos y estrecharles la mano en sinónimo de felicitación, les dijo que estaban a “tiempo de arrepentirse”, pues si no lo hacían pronto tendrían que “agarrarse de la silla fuerte”. De estos y de los que se quedaron, el jefe de Estado espera que logren sacar del papel las 848 páginas que componen el Plan Nacional de Desarrollo 2022 -2026, haciendo hincapié en que deben impulsar fuertes cambios en comparación al proyecto de su antecesor, Iván Duque.

Otro tema que le preocupa al presidente y que les encomendó a sus funcionarios es la economía del país, pidiéndoles lograr un buen texto sobre reactivación económica para presentarle al Congreso en la próxima legislatura que inicia el 20 de julio, así como asegurar diálogos con los banqueros. El presidente reconoció que la inflación no está en el punto que esperaba y que buscará reducirla.

Sin embargo, así como les pidió abrirse a los diálogos con algunos sectores, también les solicitó fuerza para responder a los reveses jurídicos que, según él, le ponen freno a su proyecto y le estarían generando demoras para cumplirle a los once millones de colombianos que votaron por él en 2022.

“La justicia tiene que entender que está ante un gobierno de cambio y que no se apresa ante conservatismo. Ahorcar el cambio puede ser un suicidio social”, señaló recientemente Petro.

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Si bien el jefe de Estado y su nueva ministra de Justicia se reunieron este martes en la Casa de Nariño con los presidentes de las altas cortes, la fiscal general y con otros representantes de la Rama Judicial, voces del gabinete reconocen que aún hay incertidumbre de la constitucionalidad que tienen algunos proyectos (reforma pensional y reforma agraria), por lo que Petro les habría pedido la valentía que su anterior gabinete no habría tenido por supuestos temores o intereses personales.

Precisamente, los intereses personales son los que el mandatario les ha dicho a sus ministros que deben dejar atrás, pues aunque él mismo ha venido hablando de los comicios de 2026, en el próximo semestre primará la ejecución que tenga el Gobierno y la imagen que se haga ante los ciudadanos. En los siguientes meses la ejecución de las carteras se disparará para dejar atrás el fantasma que viene siguiendo al Ejecutivo desde hace un buen tiempo.

De otro lado, este mismo martes el canciller Luis Gilberto Murillo dejó en el aire la posibilidad de que el Gobierno vuelva a intentar ejecutar medidas vía decretos de emergencia, un camino que no le salió bien en el caso de La Guajira.

La diferencia es que ahora lo está amparando bajo el Acuerdo de Paz firmado en 2016 con las Farc y que buscará el respaldo internacional de las Naciones Unidas con la visita oficial que realizará Petro este 11 de julio. El “plan de choque”, del que informó Murillo, incluiría medidas extraordinarias y de emergencia para lograr poner a andar la reforma agraria, la transformación del territorio (un concepto en el que caben muchos aspectos) y la verdad judicial a través de la política de paz total.

Además, Cristo ha avanzado en su tarea de pactar diálogos con los diferentes sectores para encaminar al país en torno a una Asamblea Nacional Constituyente, que bien podría ser una hoja de ruta para efectuar cambios importantes en la legislación.

Cada cartera tiene una serie de prioridades que habrían estado definiendo en los últimos consejos de ministros y que estaría llevando a la mesa el Departamento Nacional de Planeación, junto a cifras de cumplimiento de los indicadores del PND.

Pero, en resumen, el presidente les está pidiendo a sus ministros y funcionarios de alto rango que sepan leer sus líneas de trabajo, acelerar la implementación del PND y comunicar mejor los resultados que se hacen desde las entidades, no solo para culminar estos últimos dos años, sino, para que el progresismo pueda tener una oportunidad más en las urnas.

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