“La relación con Estados Unidos es muy profunda y se va a mantener”: canciller Murillo

Usted dice que la posición del presidente Gustavo Petro sobre las elecciones en Venezuela pudo haberse malinterpretado. ¿Qué partes cree que no se entendieron bien?

De pronto, se quedaron en un solo lado de lo que dijo el presidente. Es bueno resaltar que, en la reunión del G20, que nos fue muy bien en la cumbre, no se tocó el tema de Venezuela. O sea, hubo como un acuerdo de no tocar Venezuela. Esto se hizo en el contexto de la entrevista a un medio muy importante en Brasil, O Globo. Pero el presidente allí fue muy claro en decir, mire, unas elecciones con semejantes hechos perturbadores como unas sanciones y unas órdenes de captura y recompensa contra participantes en el proceso electoral del partido de gobierno, incluyendo al presidente Maduro como candidato. Y por otro lado, el mismo gobierno acosando a la oposición, donde se presentaron todos estos obstáculos de la no participación de algunos candidatos y lo que se conoció públicamente.

Implica que, lo que el presidente desde mucho antes de la elección había planteado, que todos tuvieran garantías, no se dio, ni de un lado ni del otro. Al no darse estas condiciones, entre otras, el presidente ha dicho que las elecciones no fueron libres y hay un lado más oscuro de estas, que no está claro, un lado gris. Yo en el pasado dije que hay “una duda”, esa era la frase que utilizaba. Entonces, al existir esto, lo que crea es una situación donde el pueblo venezolano se merece unas elecciones libres. Y esto sólo lo puede solucionar de manera política la ciudadanía venezolana, porque además tiene implicaciones para la región. La primera que lo que hay que evitar a cualquier costo es que haya una situación de resolución de diferencias políticas de manera violenta, como ya nos sucedió en Colombia. Además, porque la paz política de Venezuela está asociada a la paz armada, de una manera, de Colombia.

El presidente también ha sido claro en eso. Frente a eso, nosotros no hemos variado. Nosotros vamos a continuar en una relación de Estado a Estado, con estos procesos en términos económicos, comerciales, de seguridad, humanitarios. ¿Qué puede seguir? Una de las cosas que se ha dicho es elecciones libres, ojalá y se pongan de acuerdo allá, con diálogo político. Eso solo lo pueden definir los venezolanos y venezolanas, y la intención es que se evite la injerencia de cualquier actor externo, no tienen que llegar a ese punto.

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Colombia se mantuvo en que tomaría una decisión cuando se publicaran las actas, pero también el presidente dijo que para eso ya está muy tarde...

Sí, porque nosotros vemos que ya esa etapa pasó y lo que dice el presidente muy claramente es que todavía quedan esos elementos que dicen que lo que realmente se merecen es una elección libre.

Es decir, ¿el Gobierno Petro reconoce o no reconoce la victoria de Nicolás Maduro?

Bueno, nosotros no estamos obligados legalmente a reconocer este tipo de situaciones. Lo que nosotros tenemos, y hemos dicho, es una relación de Estado a Estado, donde hay razones diplomáticas, donde hay una frontera muy viva, donde tenemos diálogos permanentes. Dentro de poco se va a realizar una de las sesiones de la Comisión de Vecindad para el tipo de temas de comercio, consulares, entonces, pues obviamente eso se mantiene.

El presidente también ha dicho que no habrá un “frente común” frente a este tema. ¿A qué se refiere eso?

Pues nosotros hemos coordinado mucho con Brasil y hay una convergencia en posiciones. En México estuvimos en ese esfuerzo, en la tripartita que se llama G3, en algún momento, aunque tenía convergencia con nosotros, era un tema que para México, que no tiene fronteras, es un poco más lejano. El presidente Petro lideró una convocatoria del grupo de los cuatro presidentes— Colombia, Brasil, Chile y México—, donde se acordó trabajar de manera conjunta en la integración regional, una especie de pacto para eso, y coordinar temas globales. En eso, probablemente, el tema de Venezuela no apareció porque se ha visto que hay matices en la posición de cada uno de estos países.

Sobre la orden de arresto desde la Corte Penal Internacional contra el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, y su ministro de Defensa, Yoav Gallant, Colombia ya dijo que reconoce la decisión y la acatará...

Bueno, también fue al líder de Hamás. O sea, nosotros somos multilateralistas, obviamente somos adherentes suscriptores del Tratado de Roma y nos apegamos a las decisiones que se tomen en este contexto. El presidente Petro planteó desde el principio que hay una situación de genocidio, hay unos responsables y hay un marco legal internacional que establece cuáles son las leyes de la guerra, que se están violando. Por eso nos sumamos muy temprano y muy activamente a la acción presentada por Sudáfrica, y nos hemos sumado a todas las acciones que tienen que ver con esto. Hemos tomado medidas en el contexto bilateral, en el regional y en el global para evitar el genocidio en Gaza, garantizando lo que es el proceso internacional.

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Ya se dio. Lo que esto garantiza es que se evite la impunidad, porque manda muy mal ejemplo el que haya un mal comportamiento como lo ha tenido Netanyahu y su gobierno en violación de todas las normas internacionales, y con el enorme costo de generar un genocidio, sin que esto tenga un castigo en el contexto internacional.

Usted habló de que Colombia quiere nuevas formas de relacionamiento y busca convertirse en un “poder intermedio”. ¿Qué significa eso exactamente?

Lo que estamos diciendo es que Colombia tiene que aumentar sustancialmente su influencia. El presidente Petro es un líder mundial muy escuchado, muchos comparten su posición, que es valiente, disruptiva en el contexto internacional, en las propuestas que hace en términos de la emergencia climática, en la reforma profunda de la gobernanza internacional, en la democratización de Naciones Unidas, en lo que ha hecho de revisión, ajuste y reforma estructural del sistema financiero internacional.

Eso tiene que trascender la sola figura del presidente Petro. Tiene una voz muy potente la vicepresidenta Francia Márquez en unos contextos, Susana Muhamad en otros y algunos ministros, dependiendo del tema. Eso tiene que convertirse en una voz potente del país y del Estado. Yo he tenido diálogos con presidentes y con casi todos los cancilleres de países clave, todos tienen ese deseo y ese interés de que Colombia sea y continúe siendo un interlocutor muy importante en América Latina y el Caribe, en el hemisferio.

Y eso lo estamos viendo en todos los escenarios. Acaban de invitarnos a una conferencia con países clave para hablar de la respuesta humanitaria en Gaza. Hubo desinformación de que nosotros íbamos a participar en un plan de reconstrucción de Gaza. No, nosotros lo que hemos dicho es, oiga, ahí se va a hablar de eso, clave que Colombia está participando en esas discusiones, pero lo que quería dar a entender es que Colombia se le tiene en cuenta su opinión en este tipo de debates que son debates globales. Y por último, Ucrania. Nosotros hemos hablado con el lado ucraniano, hemos hablado con el lado ruso. El lado ruso nos autorizó a decir que ellos estaban listos para entablar conversaciones directas sobre el paso con Ucrania. Entonces a Colombia ya se le mira con otros ojos.

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¿Y ser un “poder intermedio” qué implica?

Es tener un proceso de reestructuración del mismo sector de relaciones exteriores en Colombia para que responda a lo que nosotros hemos llamado convertirse en un poder intermedio. ¿Qué es un poder intermedio? Eso no es un poder duro de que Colombia va a tener armas y va a tener una economía, no, lo que estamos hablando es que Colombia tiene un enorme poder blando, porque lo respetan, es un modelo en términos de negociación de procesos de paz, en construcción de paz, en planteamientos de protección y conservación de la biodiversidad, de inclusión de comunidades y pueblos étnicos, tanto indígenas como afrodescendientes y campesinos.

Colombia está lista, y la comunidad internacional quiere que Colombia juegue ese papel de poder intermedio, que no es más que un interlocutor muy válido y respetado de la región de América Latina y el Caribe.

Sobre Estados Unidos, se ha hablado de una integración con la Unión Europea, la Liga Árabe, la Unión Africana, un poco para diversificar el trabajo con estas instancias. ¿Podría ser también una forma de respuesta frente a la posición que podrá tomar EE. UU. con la llegada de Donald Trump al poder?

Colombia está mirando hacia el sur. Normalmente, tenía basada su política exterior y su diplomacia mirando hacia Estados Unidos, hacia el norte, mirando un poco hacia Europa, pero sobre toda España, un poco Francia, el Reino Unido y otros, pero no tanto. Ahora con la alianza estratégica con Brasil, Colombia está mirando hacia el sur, con Sudáfrica, lo que estamos profundizando la relación con la República Popular China. Queremos mirar, obviamente, más hacia otros países que vienen con mucha fuerza, como la India y el mismo Nigeria.

Queremos que estén la estrategia de expansión hacia África y queremos mirar a Indonesia, queremos mirar todo eso, lo que es Malasia, Vietnam. Entonces Colombia quiere expandirse y mirar a otros en el sur. Y ahí va a tener un papel muy importante el mundo árabe, donde estamos haciendo una expansión bastante acelerada. Se tenía embajada en Emiratos Árabes, pero ya estamos pasando a la embajada en Catar, Arabia Saudita y Palestina. Colombia se está expandiendo a tener una política exterior más diversa, que refleje la condición que hemos dicho de ser un país no alineado, pero no al elemento activo.

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¿Y Estados Unidos, por ejemplo? ¿Qué papel tiene ahí ahora con la llegada de Trump?

La relación con Estados Unidos es muy profunda y se va a mantener. Tenemos que encontrar puntos comunes con la nueva administración, yo sé que los vamos a encontrar. Van a cambiar énfasis, porque quiérase o no, el aliado más importante que tiene Estados Unidos en la región es Colombia, y a su vez Colombia tiene una relación muy importante con Estados Unidos. Eso de fondo no va a cambiar porque tenemos tres millones de colombianos en Estados Unidos, la relación de la sociedad civil, de las iglesias, de los empresarios, de las universidades, en fin, es muy profunda.

Nosotros creemos que se tendrán matices, pero la aspiración es, y lo que esperamos es, que el gobierno del presidente Trump sea muy pragmático, tenemos señales de eso. Ya nuestro embajador [Daniel García-Peña] ha tenido reuniones con algunos nuevos congresistas, incluyendo los congresistas electos de origen colombiano. Eso va a permitir que ellos, que conocen el país, puedan concientizar más sobre lo que se requiere, creo que va a ser de mucha ayuda. Aspiramos a que ese pragmatismo se refleje en la relación.

Va a haber puntos contenciosos cuando Colombia ejerza su independencia en algunas decisiones en el contexto regional y global. Tendremos relaciones con los Estados Unidos y serán en el marco diplomático.

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Usted dice que la posición del presidente Gustavo Petro sobre las elecciones en Venezuela pudo haberse malinterpretado. ¿Qué partes cree que no se entendieron bien?

De pronto, se quedaron en un solo lado de lo que dijo el presidente. Es bueno resaltar que, en la reunión del G20, que nos fue muy bien en la cumbre, no se tocó el tema de Venezuela. O sea, hubo como un acuerdo de no tocar Venezuela. Esto se hizo en el contexto de la entrevista a un medio muy importante en Brasil, O Globo. Pero el presidente allí fue muy claro en decir, mire, unas elecciones con semejantes hechos perturbadores como unas sanciones y unas órdenes de captura y recompensa contra participantes en el proceso electoral del partido de gobierno, incluyendo al presidente Maduro como candidato. Y por otro lado, el mismo gobierno acosando a la oposición, donde se presentaron todos estos obstáculos de la no participación de algunos candidatos y lo que se conoció públicamente.

Implica que, lo que el presidente desde mucho antes de la elección había planteado, que todos tuvieran garantías, no se dio, ni de un lado ni del otro. Al no darse estas condiciones, entre otras, el presidente ha dicho que las elecciones no fueron libres y hay un lado más oscuro de estas, que no está claro, un lado gris. Yo en el pasado dije que hay “una duda”, esa era la frase que utilizaba. Entonces, al existir esto, lo que crea es una situación donde el pueblo venezolano se merece unas elecciones libres. Y esto sólo lo puede solucionar de manera política la ciudadanía venezolana, porque además tiene implicaciones para la región. La primera que lo que hay que evitar a cualquier costo es que haya una situación de resolución de diferencias políticas de manera violenta, como ya nos sucedió en Colombia. Además, porque la paz política de Venezuela está asociada a la paz armada, de una manera, de Colombia.

El presidente también ha sido claro en eso. Frente a eso, nosotros no hemos variado. Nosotros vamos a continuar en una relación de Estado a Estado, con estos procesos en términos económicos, comerciales, de seguridad, humanitarios. ¿Qué puede seguir? Una de las cosas que se ha dicho es elecciones libres, ojalá y se pongan de acuerdo allá, con diálogo político. Eso solo lo pueden definir los venezolanos y venezolanas, y la intención es que se evite la injerencia de cualquier actor externo, no tienen que llegar a ese punto.

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Colombia se mantuvo en que tomaría una decisión cuando se publicaran las actas, pero también el presidente dijo que para eso ya está muy tarde...

Sí, porque nosotros vemos que ya esa etapa pasó y lo que dice el presidente muy claramente es que todavía quedan esos elementos que dicen que lo que realmente se merecen es una elección libre.

Es decir, ¿el Gobierno Petro reconoce o no reconoce la victoria de Nicolás Maduro?

Bueno, nosotros no estamos obligados legalmente a reconocer este tipo de situaciones. Lo que nosotros tenemos, y hemos dicho, es una relación de Estado a Estado, donde hay razones diplomáticas, donde hay una frontera muy viva, donde tenemos diálogos permanentes. Dentro de poco se va a realizar una de las sesiones de la Comisión de Vecindad para el tipo de temas de comercio, consulares, entonces, pues obviamente eso se mantiene.

El presidente también ha dicho que no habrá un “frente común” frente a este tema. ¿A qué se refiere eso?

Pues nosotros hemos coordinado mucho con Brasil y hay una convergencia en posiciones. En México estuvimos en ese esfuerzo, en la tripartita que se llama G3, en algún momento, aunque tenía convergencia con nosotros, era un tema que para México, que no tiene fronteras, es un poco más lejano. El presidente Petro lideró una convocatoria del grupo de los cuatro presidentes— Colombia, Brasil, Chile y México—, donde se acordó trabajar de manera conjunta en la integración regional, una especie de pacto para eso, y coordinar temas globales. En eso, probablemente, el tema de Venezuela no apareció porque se ha visto que hay matices en la posición de cada uno de estos países.

Sobre la orden de arresto desde la Corte Penal Internacional contra el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, y su ministro de Defensa, Yoav Gallant, Colombia ya dijo que reconoce la decisión y la acatará...

Bueno, también fue al líder de Hamás. O sea, nosotros somos multilateralistas, obviamente somos adherentes suscriptores del Tratado de Roma y nos apegamos a las decisiones que se tomen en este contexto. El presidente Petro planteó desde el principio que hay una situación de genocidio, hay unos responsables y hay un marco legal internacional que establece cuáles son las leyes de la guerra, que se están violando. Por eso nos sumamos muy temprano y muy activamente a la acción presentada por Sudáfrica, y nos hemos sumado a todas las acciones que tienen que ver con esto. Hemos tomado medidas en el contexto bilateral, en el regional y en el global para evitar el genocidio en Gaza, garantizando lo que es el proceso internacional.

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Ya se dio. Lo que esto garantiza es que se evite la impunidad, porque manda muy mal ejemplo el que haya un mal comportamiento como lo ha tenido Netanyahu y su gobierno en violación de todas las normas internacionales, y con el enorme costo de generar un genocidio, sin que esto tenga un castigo en el contexto internacional.

Usted habló de que Colombia quiere nuevas formas de relacionamiento y busca convertirse en un “poder intermedio”. ¿Qué significa eso exactamente?

Lo que estamos diciendo es que Colombia tiene que aumentar sustancialmente su influencia. El presidente Petro es un líder mundial muy escuchado, muchos comparten su posición, que es valiente, disruptiva en el contexto internacional, en las propuestas que hace en términos de la emergencia climática, en la reforma profunda de la gobernanza internacional, en la democratización de Naciones Unidas, en lo que ha hecho de revisión, ajuste y reforma estructural del sistema financiero internacional.

Eso tiene que trascender la sola figura del presidente Petro. Tiene una voz muy potente la vicepresidenta Francia Márquez en unos contextos, Susana Muhamad en otros y algunos ministros, dependiendo del tema. Eso tiene que convertirse en una voz potente del país y del Estado. Yo he tenido diálogos con presidentes y con casi todos los cancilleres de países clave, todos tienen ese deseo y ese interés de que Colombia sea y continúe siendo un interlocutor muy importante en América Latina y el Caribe, en el hemisferio.

Y eso lo estamos viendo en todos los escenarios. Acaban de invitarnos a una conferencia con países clave para hablar de la respuesta humanitaria en Gaza. Hubo desinformación de que nosotros íbamos a participar en un plan de reconstrucción de Gaza. No, nosotros lo que hemos dicho es, oiga, ahí se va a hablar de eso, clave que Colombia está participando en esas discusiones, pero lo que quería dar a entender es que Colombia se le tiene en cuenta su opinión en este tipo de debates que son debates globales. Y por último, Ucrania. Nosotros hemos hablado con el lado ucraniano, hemos hablado con el lado ruso. El lado ruso nos autorizó a decir que ellos estaban listos para entablar conversaciones directas sobre el paso con Ucrania. Entonces a Colombia ya se le mira con otros ojos.

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¿Y ser un “poder intermedio” qué implica?

Es tener un proceso de reestructuración del mismo sector de relaciones exteriores en Colombia para que responda a lo que nosotros hemos llamado convertirse en un poder intermedio. ¿Qué es un poder intermedio? Eso no es un poder duro de que Colombia va a tener armas y va a tener una economía, no, lo que estamos hablando es que Colombia tiene un enorme poder blando, porque lo respetan, es un modelo en términos de negociación de procesos de paz, en construcción de paz, en planteamientos de protección y conservación de la biodiversidad, de inclusión de comunidades y pueblos étnicos, tanto indígenas como afrodescendientes y campesinos.

Colombia está lista, y la comunidad internacional quiere que Colombia juegue ese papel de poder intermedio, que no es más que un interlocutor muy válido y respetado de la región de América Latina y el Caribe.

Sobre Estados Unidos, se ha hablado de una integración con la Unión Europea, la Liga Árabe, la Unión Africana, un poco para diversificar el trabajo con estas instancias. ¿Podría ser también una forma de respuesta frente a la posición que podrá tomar EE. UU. con la llegada de Donald Trump al poder?

Colombia está mirando hacia el sur. Normalmente, tenía basada su política exterior y su diplomacia mirando hacia Estados Unidos, hacia el norte, mirando un poco hacia Europa, pero sobre toda España, un poco Francia, el Reino Unido y otros, pero no tanto. Ahora con la alianza estratégica con Brasil, Colombia está mirando hacia el sur, con Sudáfrica, lo que estamos profundizando la relación con la República Popular China. Queremos mirar, obviamente, más hacia otros países que vienen con mucha fuerza, como la India y el mismo Nigeria.

Queremos que estén la estrategia de expansión hacia África y queremos mirar a Indonesia, queremos mirar todo eso, lo que es Malasia, Vietnam. Entonces Colombia quiere expandirse y mirar a otros en el sur. Y ahí va a tener un papel muy importante el mundo árabe, donde estamos haciendo una expansión bastante acelerada. Se tenía embajada en Emiratos Árabes, pero ya estamos pasando a la embajada en Catar, Arabia Saudita y Palestina. Colombia se está expandiendo a tener una política exterior más diversa, que refleje la condición que hemos dicho de ser un país no alineado, pero no al elemento activo.

Entérese: Benedetti se va de la FAO, entró en rehabilitación y asesorará al gobierno Petro

¿Y Estados Unidos, por ejemplo? ¿Qué papel tiene ahí ahora con la llegada de Trump?

La relación con Estados Unidos es muy profunda y se va a mantener. Tenemos que encontrar puntos comunes con la nueva administración, yo sé que los vamos a encontrar. Van a cambiar énfasis, porque quiérase o no, el aliado más importante que tiene Estados Unidos en la región es Colombia, y a su vez Colombia tiene una relación muy importante con Estados Unidos. Eso de fondo no va a cambiar porque tenemos tres millones de colombianos en Estados Unidos, la relación de la sociedad civil, de las iglesias, de los empresarios, de las universidades, en fin, es muy profunda.

Nosotros creemos que se tendrán matices, pero la aspiración es, y lo que esperamos es, que el gobierno del presidente Trump sea muy pragmático, tenemos señales de eso. Ya nuestro embajador [Daniel García-Peña] ha tenido reuniones con algunos nuevos congresistas, incluyendo los congresistas electos de origen colombiano. Eso va a permitir que ellos, que conocen el país, puedan concientizar más sobre lo que se requiere, creo que va a ser de mucha ayuda. Aspiramos a que ese pragmatismo se refleje en la relación.

Va a haber puntos contenciosos cuando Colombia ejerza su independencia en algunas decisiones en el contexto regional y global. Tendremos relaciones con los Estados Unidos y serán en el marco diplomático.

👁‍🗨 Conozca cómo votan los senadores y representantes a la Cámara en ‘Congreso a la mano’.

👉 Lea más sobre el Congreso, el gobierno Petro y otras noticias del mundo político.

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