Cancillería prepara avanzada en Washington para dejar a García-Peña en firme

La Cancillería prepara una avanzada en Estados Unidos para mover el beneplácito que dejaría en firme a Daniel García-Peña como el embajador colombiano en Washington. El recurso, que se está tramitando en los tiempos adecuados, necesitaría un empujón para que haya un representante colombiano en la votación sobre el presupuesto estadounidense para operaciones en el exterior, que haría una reducción del 50 % en el monto asignado para Colombia, una movida que se atribuiría al rechazo de algunos congresistas republicanos al gobierno de izquierda de Gustavo Petro.

La Cancillería prepara una avanzada en Estados Unidos para mover el beneplácito que dejaría en firme a Daniel García-Peña como el embajador colombiano en Washington. El recurso, que se está tramitando en los tiempos adecuados, necesitaría un empujón para que haya un representante colombiano en la votación sobre el presupuesto estadounidense para operaciones en el exterior, que haría una reducción del 50 % en el monto asignado para Colombia, una movida que se atribuiría al rechazo de algunos congresistas republicanos al gobierno de izquierda de Gustavo Petro.

El ministro de Exteriores, Luis Gilberto Murillo, quien lleva menos de un mes oficialmente en el cargo, viajará a Estados Unidos para hacer sus labores y lograr que el recurso avance. Allí se reunirá con Daniel Erikson, el director para América Latina del Hemisferio Occidental en el Consejo de Seguridad Nacional, y con Brian Nichols, el subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental de Estados Unidos. Aunque el tema central sea la migración, sobre el que anunció que convocaría el mecanismo tripartito con Estados Unidos y Panamá para tratar “la siguiente fase de los asuntos migratorios”, clave en la relación bilateral con el gigante norteamericano, la tarea de mover el nombramiento de García-Peña será esencial.

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Sin la presencia de Murillo, esta no sería tan fácil. El aliado que tenía el país en la Casa Blanca, Juan González, el asesor de ascendencia colombiana del presidente Joe Biden para el hemisferio occidental, salió de su puesto en marzo y dejó un vacío en el lobby de Colombia en Washington. Aunque la presencia de Erikson no ha marcado un timonazo en la relación, el tiempo corre para que el embajador nombrado por Petro llegue a Estados Unidos antes de la votación del presupuesto, que reduciría el monto destinado para Colombia.

En una tendencia que va en descenso, el proyecto haría que para Colombia solo se asignara una suma de US$208 millones, en comparación con los US$410 millones aprobados en marzo de este año y que, de por sí, ya representaban una reducción del 10 % en los recursos del 2023. El articulado solo ha recibido el visto bueno de la Comisión de Apropiaciones en la Cámara de Representantes de Estados Unidos, por lo que todavía falta que pase por la plenaria de esa corporación legislativa, que tiene mayorías republicanas, y luego por el Senado.

Fuentes de la Cancillería aseguran que no ven con tanta preocupación la votación de este proyecto en el Legislativo estadounidense, cuya fecha límite es septiembre, cuando comienza el año fiscal en Estados Unidos. Aun así, con menos de tres meses para que se sepa si esta recibirá el visto bueno del Congreso, la presencia de García-Peña será clave para que la iniciativa no reciba el apoyo de la mayoría del Senado, en donde hay una ajustada ventaja por parte de los demócratas, o, al menos, no tenga una reducción en el presupuesto tan marcada.

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La propuesta fue presentada por el republicano Mario Díaz-Balart, miembro de la Cámara de Representantes estadounidense, con quien la relación tuvo una caída en la desgracia desde el ascenso al poder del mandatario colombiano. El congresista, presidente del Subcomité de Asignaciones sobre el Departamento de Estado, Operaciones Extranjeras y Programas Relacionados (SFOPS, en inglés) de la Cámara de Representantes y copresidente del Comité Parlamentario sobre Colombia, se reunió con Petro en abril del 2023, en donde se marcó el cambio en la relación en comparación con el gobierno de Iván Duque, cuando Díaz-Balart hablaba del país como “uno de los aliados más importantes” de Estados Unidos.

“No permitiré que dólares de los contribuyentes de Estados Unidos respalden a un gobierno en Colombia que sostenga al régimen de Maduro con el intercambio de inteligencia o financiamiento, que le permita a Rusia un punto de apoyo en el país, que se asocie con el régimen cubano para facilitar el tráfico de personas, y bajo el cual se permita el tráfico y la producción de drogas”, dijo en 2023. Y añadió que “si el actual presidente decide apoyar a actores maliciosos y antiamericanos en nuestro hemisferio, entonces será responsable de destruir los cimientos de la relación entre nuestros países”.

Un año después, Díaz-Balart indicó que Colombia sería eliminada “de un selecto grupo de países con prioridad que reciben requisitos de financiamiento en la legislación”. La relación se agrietó más con el anuncio del rompimiento de relaciones diplomáticas con Israel, con lo que el congresista aprovechó para recriminar al mandatario su participación en el M-19.

“La alianza estratégica entre Colombia y Estados Unidos se ve reafirmada a través de la ampliación y diversificación de nuestra agenda bilateral y regional. Como lo resaltó el presidente Biden en su reunión con el presidente Petro: Colombia es la piedra angular del hemisferio”, respondió el canciller en ese momento.

Las buenas labores de Luis Gilberto Murillo como embajador de Colombia en Washington, según él mismo, dejaron a las relaciones bilaterales en un buen momento. Así, estas tendrán que ser replicadas por García-Peña, quien no cuenta con la formación diplomática que sí tiene su antecesor y que cuya presencia en territorio estadounidense es esperada en el próximo mes.

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Otro de los puestos que está esperando la llegada de su ocupante es el de vicecanciller de Relaciones Exteriores, a nombre de Jorge Rojas, quien es aún embajador de Colombia en Bruselas. Su hoja de vida ya fue publicada en la página de Cancillería y tiene previsto llegar a territorio colombiano en la última semana de este mes, para ser posesionado en dos semanas. Su reemplazo todavía está pendiente, pues se esperaba el nombramiento del exministro de Comercio, Industria y Turismo, Germán Umaña, que ahora no estaría tan seguro.

Lo cierto es que la responsabilidad para el puesto es de gran magnitud. A este le corresponde la labor de garantizar el apoyo de la Unión Europea para implementar los Acuerdos de Paz del gobierno de Juan Manuel Santos, así como las negociaciones con otras estructuras criminales por medio del Fondo Multidonante de la ONU para la Paz en Colombia.

Los movimientos en el Ministerio de Relaciones Exteriores buscarían sellar por completo la llegada de Murillo y, por supuesto, la salida oficial de Álvaro Leyva como la cabeza de la cartera. Aunque se habló de la salida de Elizabeth Taylor-Jay, la viceministra de Asuntos Multilaterales, el canciller negó haberle pedido la renuncia y aseguró que no hay más cambios pendientes en su ministerio.

En meses en los que la agenda exterior del presidente Petro estará enfocada en una visita a las Naciones Unidas en la que buscaría denunciar al Estado colombiano por no seguir adelante con la implementación del acuerdo de paz de 2016, Murillo mueve sus fichas para ajustar sus cercanos en su cartera. Especialmente, para mantener la estabilidad en la relación con el Legislativo de Estados Unidos, que podría costarle un corte en una de las financiaciones clave para la lucha antidrogas.

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