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Este martes 26 de enero, Carlos Holmes Trujillo se convirtió en el primer miembro del gabinete de Iván Duque fallecido por COVID-19. Varios funcionarios habían enfermado por el nuevo coronavirus, incluso algunos estuvieron graves en unidades de cuidados intensivos, pero salieron adelante. No fue el caso de Trujillo, que en septiembre pasado había cumplido 69 años y era hipertenso, una de las preexistencias que pueden agravar las consecuencias de este virus. La muerte del ministro de Defensa se sumó a las casi 52.000 víctimas en 10 meses de pandemia y le puso fin a una carrera pública que comenzó en 1976 y terminó en su último día de vida.
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Trujillo fue una de las fichas fuertes del gabinete de Duque. Tanto, que sonaba para ser candidato presidencial del uribismo, una aspiración que el primer mandatario confirmó en radio nacional este martes. Y es que en estos tres años de mandato de Iván Duque, el político vallecaucano, nacido en Cartago, tuvo que capotear más escándalos que en cualquier otro momento de su vida pública. Una de las principales razones fue que este gobierno lo designó en dos de las carteras más controvertidas del momento: la Cancillería -durante el desarrollo del “cerco diplomático” en contra de Nicolás Maduro- y el Ministerio de Defensa -cargo al que llegó por la renuncia de Guillermo Botero tras varios escándalos de las Fuerzas Armadas-.
Como canciller, cercanos a Trujillo destacaron que este fue pieza fundamental para la consolidación del Grupo de Lima, estrategia multilateral que rechazaba el gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela y cuyos países miembros impulsaron el reconocimiento de Juan Guaidó como presidente interino. Asimismo, tuvo un importante trabajo en la frontera colombo-venezolana ante la crisis humanitaria y diplomática. Por otro lado, tuvo un paso lleno de contrastes en el Ministerio de Defensa. Mientras que oficiales destacaron su cercanía a las Fuerzas, Trujillo tuvo que enfrentar cuestionamientos, debates de control político y hasta mociones de censura por violaciones de derechos humanos cometidas por el Ejército y la Policía.
Precisamente, uno de los momentos más difíciles en la carrera pública de Trujillo fue la doble moción de censura que enfrentó en el Congreso por el incumplimiento al fallo que lo obligaba a pedir disculpas por los excesos policiales cometidos en las protestas de noviembre de 2019. El ministro se negó, señalando que ya había cumplido con la determinación judicial cuando pidió perdón por la muerte a manos de la Policía de Javier Ordóñez. No obstante, un tribunal determinó que dicho gesto no cumplía con las exigencias. En ambos intentos de moción, el ministro fue salvado por la bancada oficialista. En Cámara, la medida fue negada de forma mayoritaria, mientras que en Senado una nueva “jugadita” de Ernesto Macías impidió que se llegara a debatir la moción de censura.
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Este apoyo de afines al Gobierno hacía pensar que Carlos Holmes Trujillo iba a ser la carta del uribismo para aspirar a la presidencia, un hecho que habría sido el punto más alto en su carrera pública, que comenzó hace 30 años en Cali. En ese entonces, el hoy fallecido ministro dio sus primeros pinos en la arena pública inspirado en su padre: Carlos Holmes Trujillo Miranda, que fue el fundador de una de las facciones liberales más importantes del sur del país (Revitalización Liberal o holmismo) y el gran elector del Valle del Cauca con 19 elecciones ganadas (ocho como senador). Un “culto casi sagrado por su papá”, como lo comentó un dirigente liberal a este diario, fue el impulso para que Carlos Holmes y su hermano, José Renán, dedicaran su vida a la política.
La vida pública del ministro Trujillo García comenzó en el exterior, en Japón. Allí, en 1976, fue designado encargado de negocios internacionales y cónsul, mientras que de forma paralela desarrollaba sus estudios en la Universidad de Sofía, en Tokio. Allí estuvo durante los mandatos de Alfonso López Michelsen y Julio César Turbay. A su regreso al país, en 1983, fue secretario de Hacienda de Cali y tuvo un breve paso por el sector privado. Luego, con el impulso del holmismo, se convertiría en el primer alcalde de elección de la capital del Valle del Cauca. Allí, como el propio funcionario recordó en diálogo con este diario, sería recordado por programas como los CALI (Centros de Atención Local e Integral) y SUYO (Servicio Unificado y Oportuno).
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En el gobierno de César Gaviria (1990-1994), Trujillo volvió al plano nacional al ser nombrado embajador de misiones especiales ante la Asamblea de las Naciones Unidas, un cargo en el que duró poco porque se presentó como una de las cabezas de las listas de los liberales para la Asamblea Constituyente. En la redacción de la Constitución de 1991, este tuvo un papel especial en los temas de descentralización del gobierno, tanto así que, según un constituyente, fue el artífice de que el alcalde sea la primera autoridad de la Policía en su municipio. Luego el presidente Gaviria lo nombró ministro de Educación, donde intentó liderar una reforma educativa, que llegó a plantear el fin de la educación religiosa y privada.
A partir de dicha administración y hasta este martes, Carlos Holmes Trujillo siempre fue funcionario de cada uno de los presidentes que llegó a la Casa de Nariño. En la administración de Ernesto Samper (1994-1998) ejerció como alto comisionado de Paz para los diálogos con las Farc y el Eln, embajador ante la OEA y ministro del Interior, en reemplazo de Horacio Serpa y en pleno coletazo del Proceso 8.000. A este cargo renunció en 1998 para no inhabilitar a su hermano, que aspiraba al Congreso, y desde entonces estuvo en el campo diplomático. Solo tuvo un pequeño paréntesis en 2003, cuando aspiró a la Gobernación del Valle del Cauca, pero fue derrotado por Angelino Garzón. En 2011, cuando era embajador ante Bélgica y la Unión Europea, el presidente Santos lo reemplazó por Rodrigo Rivera.
Perfil: Carlos Holmes Trujillo, el leal escudero de Duque
Esto marcó su salida del cuerpo diplomático y su regreso a Colombia para hacer política. Trujillo llegó en plena formación del Centro Democrático y allí aspiró como precandidato presidencial en 2014, pero al final fue fórmula vicepresidencial de Óscar Iván Zuluaga. Cuatro años después, en 2018, volvió a intentarlo, pero fue derrotado en las encuestas por Iván Duque, que se convertiría en presidente. En este gobierno, como ya se dijo antes, pasó por la Cancillería y por el Ministerio de Defensa. Su relevancia, en comparación a otras figuras del uribismo, hacía pensar que esta vez sería el elegido para luchar en las urnas para llegar a la Casa de Nariño. Pero esta vez el COVID-19 fue el que le dijo que no.