Catalina Pérez, la histórica luchadora por la tierra que llegó al Congreso
Ante la suspensión del Consejo de Estado a César Pachón, esa curul la ocupará ahora la antigua lideresa sucreña de la ANUC que lleva más de 50 años reclamando el derecho sobre la tierra para los campesinos del Caribe.
Sebastián Forero Rueda
La coincidencia no podía haber sido más precisa. Como si fuera un acto de justicia histórica, la primera vez que Catalina Pérez Pérez prendió su micrófono ante el Congreso de la República, fungiendo su nueva investidura como senadora, lo hizo para defender el proyecto de reconocimiento al campesinado colombiano que justo se discutía en esa corporación el día que ella, que ha dedicado más de 50 años a la lucha por la tierra, se sentaba por primera vez en la curul que ocupará ahora hasta 2026.
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La coincidencia no podía haber sido más precisa. Como si fuera un acto de justicia histórica, la primera vez que Catalina Pérez Pérez prendió su micrófono ante el Congreso de la República, fungiendo su nueva investidura como senadora, lo hizo para defender el proyecto de reconocimiento al campesinado colombiano que justo se discutía en esa corporación el día que ella, que ha dedicado más de 50 años a la lucha por la tierra, se sentaba por primera vez en la curul que ocupará ahora hasta 2026.
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Con su tradicional sombrero de fibra de la caña flecha y con voz fuerte, defendió ese proyecto cuando se discutía en la comisión primera del Senado si debía agendarse de primero en el orden del día: “Las mujeres campesinas hemos sido las más maltratadas en este país, donde nunca se nos ha tenido en cuenta, a pesar de que somos las primeras que nos levantamos, las últimas que nos acostamos. Hemos sido las mujeres campesinas y en el sector rural las que siempre hemos puesto la mano para el desarrollo de la economía de este país”, dijo.
Doce años antes, un día de 2011, Catalina Pérez había levantado la voz también, pero aquella vez en un pequeño auditorio de la Biblioteca Luis Ángel Arango, en Bogotá, donde se proyectaba un documental sobre las recuperaciones de tierra en la década de 1970, y específicamente en la enorme finca La Mula, en el municipio de Ovejas, en Sucre. Cuando la proyección terminó, Catalina, sentada en la última fila, se levantó y empezó a contar en medio de lágrimas que ella había estado en la toma a ese extenso predio y cómo esa finca había sido clave en la historia de las recuperaciones de tierra en el Caribe, que impulsó desde 1971 la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos (ANUC).
La anécdota la cuenta hoy con una memoria intacta Soraya Bayuelo, otra lideresa emblemática de los Montes de María, que ese día en la biblioteca presentaba el documental que su colectivo de comunicaciones había dirigido. Aunque ella ya había escuchado de Catalina Pérez años atrás por lo que ese nombre significa en la región y en el movimiento campesino, fue hasta ese día que la conoció en persona, justo cuando la veterana lideresa de la ANUC había regresado a Colombia después de 21 años de exilio en Austria.
En la campaña para las elecciones al Congreso de marzo de 2022, fueron varias las figuras políticas de la variada lista del Pacto Histórico las que acapararon los titulares de prensa y las entrevistas políticas de campaña. Pero pocos en la opinión pública repararon en el nombre que ocupaba la casilla número 22, la de Catalina, un lugar en la lista que quedaba en el límite entre los que probablemente entrarían al Senado y los que se quedarían por fuera.
Para quienes sí decía mucho verla ahí era para los campesinos más experimentados en la lucha agraria en Colombia y en particular en el Caribe, donde actuó con más fuerza la ANUC en los años setenta. No por nada cuando esa asociación se dividió en dos corrientes, la línea Armenia y la línea Sincelejo, fue esta última la más radical, la que empujó por más recuperaciones de tierra en las grandes haciendas, y la que hasta hoy sigue reivindicando la sucreña Catalina Pérez.
No fue solamente en la ANUC la organización en la que ella ha impulsado el derecho a la tierra para las mujeres. Creó la Asociación de Amas de Casa Rurales de Sucre (Amars) en la que llegó a juntar hasta 1.000 mujeres y con la que propendía que las mujeres fueran también titulares del derecho a la propiedad sobre la tierra, que siempre se guardaban los hombres.
Soraya Bayuelo, desde el día en que la conoció en esa biblioteca, se hizo una de sus más cercanas compañeras en los Montes de María y por eso hoy no esconde la alegría de presenciar la llegada de Catalina Pérez al Congreso. Pero quiere ser clara: “no es un símbolo simplemente; llega con todas las cualidades, la experiencia y el conocimiento para hablar desde ahí de asuntos campesinos que se discuten en este Congreso; las mujeres campesinas del caribe colombiano por primera vez tienen a alguien con una voz propia en el Senado de la república.”
Incluso el presidente Petro lo anunció en su cuenta personal de Twitter: “La lideresa campesina de Sucre Catalina Pérez se vuelve hoy senadora de la República por el Pacto Histórico”. En campaña, allegados a la lideresa lamentaron que hubiera quedado tan abajo en la lista del Pacto al Senado. Esa colectividad terminó metiendo 20 senadores y Catalina había quedado a dos casillas de entrar al Congreso. Cuando Gustavo Bolívar renunció a su curul, Alberto Benavides, que estaba en el puesto 21, asumió ese lugar; ahora que Cesar Pachón fue suspendido por el Consejo de Estado por doble militancia, Catalina Pérez pudo, por fin, ocupar esa curul.