Publicidad

Cauca: de Uribe a Santos

Dos presidentes pisaron tierra de los nasas en los últimos cuatro años: Uribe, en medio de la confrontación física entre Fuerza Pública y nativos, y Santos, con la consigna de dialogar.

Edinson Arley Bolaños
17 de agosto de 2012 - 09:26 p. m.
El presidente Santos levanta el bastón de mando de la Guardia Indígena, hecho que fue considerado como un gesto de paz por las comunidades del Cauca. / SNP
El presidente Santos levanta el bastón de mando de la Guardia Indígena, hecho que fue considerado como un gesto de paz por las comunidades del Cauca. / SNP

Mientras el ritual del fuego de los indígenas nasas despejaba el cielo lluvioso de la tarde del pasado miércoles, el presidente Juan Manuel Santos hacía su arribo al resguardo La María, en Piendamó (Cauca), con un gesto de paz contundente: tomó en sus manos el bastón de la Guardia Indígena y, de pie, entonó el himno de las comunidades nativas. “Ese bastón es resistencia, memoria e historia, y sólo los hombres que son de paz lo reciben”, le dijo el líder Feliciano Valencia.

Todo lo contrario a lo que pasó hace cuatro años con el entonces presidente Álvaro Uribe, cuando también visitó La María, en medio de una tensa situación que tenía a la Fuerza Pública enfrentada con las comunidades indígenas. Esa vez, el único acuerdo al que se llegó fue que el Gobierno se comprometía a retirar a los soldados del sitio donde se estaba desarrollando la minga y los indígenas no taponarían la carretera Panamericana.

La estrategia de las comunidades con Uribe era distinta a la que tienen hoy con Santos. Corría octubre de 2008 y en plena minga de resistencia, Uribe aceptó un debate en Cali. Sin embargo, en vista de que incumplió la cita, los indígenas se fueron a las vías de hecho y se apostaron sobre la vía entre la capital vallecaucana y Popayán, retando al entonces primer mandatario a un debate público.

Los planteamientos eran similares a los que se le presentaron a Santos el miércoles pasado: los derechos humanos, el territorio, leyes contra el despojo y los acuerdos pendientes entre el Estado y los sectores sociales. Las comunidades no le presentaron a Uribe la propuesta de paz, a pesar de que la venían trabajando desde 1999.

Hoy el pliego de peticiones se extiende y abarca evaluar no solo los acuerdos firmados en 1995 allí mismo, en La María, sino también —debido a los permanentes sucesos de guerra en el norte del Cauca— las comunidades han decidido debatir sobre un tema en concreto: la política estatal para los pueblos indígenas, teniendo en cuenta la autonomía y control territorial, los derechos humanos, el conflicto armado y la paz, la tierra y el territorio, la salud, la etno-educación y las comunicaciones.

Y uno a uno, estos puntos les fueron planteados el miércoles, durante dos horas consecutivas, al presidente Santos y el ministro del Interior, Federico Rengifo. La diferencia de hace cuatro años es que esta vez, al final de las intervenciones, el jefe de Estado pidió perdón por las víctimas que ha dejado el conflicto en esta zona del país y dijo algo que causó sorpresa en muchos: “Jamás hemos considerado a los indígenas unos guerrilleros, ni mucho menos aliados de la insurgencia”.

Algo impensable en la era Uribe, aunque cabe decir que el contexto es ahora muy diferente. En 2005 el Gobierno estaba inmerso en la búsqueda de la reelección y tenía en el Cauca un aliado estratégico: Juan José Cháux, gobernador entre 2004 y 2007, quien posteriormente resultó investigado por nexos con el paramilitarismo. Luego llegó Guillermo Alberto González, quien durante su administración acogió las banderas de la seguridad democrática.

Por el contrario, el hoy gobernador, Temístocles Ortega, fue avalado por la Alianza Social Independiente (ASI), en una alianza con la U y los conservadores. Su postura ha sido la de intentar mediar con el fin de evitar la confrontación entre las partes. Y de paso, está empeñado en que la paz se geste desde el Cauca: “Si Tirofijo cometió en el Cauca una de las primeras acciones de guerra, esperemos que estas sean las últimas en la historia del conflicto que ha vivido el país”, ha dicho.

Y hablando de esa paz posible, el mismo presidente Santos hizo un llamado a los colombianos para replicar el ejemplo que él materializó con el gobierno de Hugo Chávez, en el sentido de convivir en medio de las diferencias. Pero advirtió: “Yo también quiero la paz, pero también sé hacer la guerra, y hasta que haya un gesto distinto de la insurgencia, las cosas difícilmente cambiarán”, le dijo al auditorio en La María, tras escuchar la petición de los indígenas de buscar una salida negociada al conflicto.

Por lo pronto, en el Cauca se van a seguir construyendo agendas regionales con el fin de generar un ambiente de paz propicio para una eventual negociación con los alzados en armas. Entrada la noche, Santos salió aplaudido de La María y los indígenas quedaron a la espera de que se puedan concretar, por ahora, tres peticiones que ellos mismos consideran “sencillas e inmediatas”: la derogación de la resolución con la que se creó la organización paralela al CRIC (la OPIC, que ayudó a cristalizar el mismo Álvaro Uribe), el retiro de la Fuerza Pública del cerro Berlín, en Toribío, considerado territorio sagrado de los nasas, y la derogación de los títulos mineros en territorios indígenas.

Por Edinson Arley Bolaños

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.
Aceptar