Celebran aniversario del M-19 en la Quinta de Bolívar y con mensaje a Petro
Medio siglo después del sonado robo de la espada del Libertador, que ahora está en la Casa de Nariño, los exintegrantes del M-19 regresaron a la Quinta de Bolívar para celebrar el 49 aniversario del nacimiento de esa guerrilla, desmovilizada desde 1990. Anuncian manifestación a favor de las reformas de Petro, el 1 de mayo.
Élber Gutiérrez Roa
La historia comenzó hace medio siglo. Mucho antes de que YouTube, TikTok y las plataformas de streaming fueran opciones para encontrar videos, y cuando la televisión colombiana era en blanco y negro, y solo se podía ver a través de los canales públicos. No había agua en La Guajira, ni vía al mar en Chocó, ni metro en Bogotá. La mafia de la cocaína asomaba sus narices en el país, Estados Unidos pregonaba la guerra contra las drogas y el ELN y las Farc decían que se habían alzado en armas para defender a los menos favorecidos.
Eran tiempos del Frente Nacional, aquella época en la que el Partido Conservador y el Partido Liberal se pusieron de acuerdo para alternarse el poder cada cuatro años, con el argumento de que solo así se frenaría el desangre que vivía el país por culpa de la violencia bipartidista.
El pacto entre élites señalaba que las elecciones presidenciales del 19 de abril de 1970 las tenía que ganar un candidato conservador y ese era Misael Pastrana Borrero, quien se impuso por solo 63.557 votos frente a Gustavo Rojas Pinilla, de la Alianza Nacional Popular. Rojas Pinilla punteaba, pero el Gobierno ordenó suspender los boletines informativos y al día siguiente el resultado oficial señalaba que se había cumplido el pacto del Frente Nacional.
Muchos alegaron fraude y no quedaron contentos con la explicación aquella de que Pastrana ganó porque para él habían sido los votos de los municipios más remotos, que se habían demorado en llegar debido a dificultades en la comunicación. La insatisfacción frente al resultado y frente a los indicios sobre trampa en el conteo se convirtió en el germen para el nacimiento de un nuevo grupo armado ilegal, cuyo nombre fue inspirado justamente en ese 19 de abril de 1990: la guerrilla del M-19.
De corte nacionalista, el M-19 tuvo entre sus fundadores a Jaime Bateman (exintegrante de las Farc y de la Anapo), Carlos Toledo Plata, Iván Marino Ospina (padre del hoy alcalde de Cali, Jorge Iván Ospina), Álvaro Fayad (quien dio la orden para la toma del Palacio de Justicia y murió en un operativo militar, en 1986) y Carlos Pizarro, el comandante que llevó al grupo guerrillero a dejar las armas, en 1990. Y que fue asesinado dos meses después de su desmovilización, siendo candidato presidencial.
Ese grupo guerrillero fue el mismo que puso en ridículo a las Fuerzas Militares al cavar un túnel de 80 metros para ingresar al cantón Norte, en Bogotá, y robarse 5.000 armas sin un solo disparo; el mismo que se tomó la embajada de la República Dominicana; y el que se tomó el Palacio de Justicia el 6 de noviembre de 1985 en una repudiada y condenada acción armada que derivó en una retoma militar a sangre y fuego y que, en últimas, terminó siendo un Holocausto contra la justicia colombiana.
Pues ese mismo grupo guerrillero, el M-19 se presentó ante el país hace 49 años, en 1974, con su primer asalto armado: el robo de la espada del Libertador, Simón Bolívar, la cual fue sustraída de la Quinta de Bolívar, en pleno centro de Bogotá. La devolvieron en 1991, un año después de su desmovilización. Y hubo muchas historias sobre los sitios en los que estuvo durante ese tiempo. Desde los rumores que señalan que la habían dejado al cuidado del Fidel Castro, en Cuba; hasta las leyendas que indican que estuvo escondida en prostíbulos y casas de poetas.
El robo de la espada de Bolívar fue inspirado en el que el grupo de los Tupamaros hizo en Uruguay, al plagiar la bandera de los 33 orientales que declararon la independencia de ese país.
Por eso el 19 de abril y la imagen de Bolívar tienen tanta carga simbólica para los exintegrantes del M-19. Y por eso fue que este miércoles, 19 de abril de 2023, los exintegrantes de esa desaparecida guerrilla decidieron conmemorar el aniversario del nacimiento del grupo armado en el sitio en el que empezó su historia: la Quinta de Bolívar.
A diferencia de 1974, esta vez no se robaron ningún símbolo patrio. A las 12:00 del día entraron pacíficamente a la que fuera la casa del Libertador y buscaron la estatua de Bolívar, le colgaron una corona, le hicieron ofrenda floral y ondearon la bandera del M-19. Una hora después, ya se habían ido. La lluvia les impidió quedarse más tiempo, pese a que algunos decían que no se irían antes de las 4:45 de la tarde, la hora en la que Carlos Pizarro les dio la última orden como guerrilleros: “oficiales de Bolívar, rompan filas”. Se los dijo el jueves 8 de marzo de 1990, en campamento Santo Domingo, en Toribío, Cauca, el día de su desmovilización.
Un día después firmaron el acuerdo político con el gobierno nacional y dos meses después el mismo Pizarro andaba de correrías como candidato presidencial cuando fue asesinado en el avión en el que viajaba desde Bogotá hacia Barranquilla.
Pese a la guerra sucia que se vivía en el país, el M-19 le cumplió a la paz y así lo destacaron este miércoles sus exintegrantes durante la ofrenda floral en la Quinta de Bolívar. Señalaron como triunfo de su grupo la creación de la Constitución de 1991 y, por supuesto, destacaron que ahora tienen presidente de la República, quien no los acompañó por que anda en Estados Unidos en plena visita al presidente Joe Biden.
¡Quién lo creyera! Cincuenta y tres años después del llamado fraude electoral del 19 de abril de 1970 y 49 años después del nacimiento del M-19 como guerrilla, los exintegrantes de ese grupo celebraban también que uno de los suyos llegó a la jefatura de Estado. Y por la vía de la democracia.
Y como de simbolismos y coincidencias está construida la historia del M-19, no resulta extraño que precisamente a ese presidente se le haya ocurrido pedir que le llevaran la espada de Bolívar a su acto de posesión como mandatario. ¿Quién es ese presidente? Gustavo Petro, el mismo que cumple años en la fecha de aniversario del M-19, pues nació el 19 de abril, pero de 1960.
Todo eso lo recordaron sus excompañeros de la vida clandestina, quienes también le dejaron una carta pública en la que lo saludan como “Señor presidente, querido hermano”.
En ella destacan que “hoy es el primer 19 de abril que la espada de Bolívar habita en la Casa de Nariño, para acompañar al Primer Mandatario de la Nación que llega a gobernar sustentado en los principios de paz y amplia participación ciudadana, los mismos por los que hemos luchado y por los que las mayorías votaron en las urnas”.
Y como es obvio, le declaran su absoluto respaldo: “venimos a decirle que confiamos en usted, que, como sus hermanos de la cadena de afectos que somos, tiene nuestro amplio respaldo, que reconocemos sus esfuerzos por hacer las cosas de cara a la Nación que quiere la paz, porque en su propuesta de cambio de rumbo se explora un sendero distinto; sabíamos que no era fácil, pero es la fuerza de la gente la que nos hace caminar en unidad”.
Invocan también el llamado de Petro a la paz, el discurso sobre la superación de las causas del conflicto y dan pistas acerca de lo que será este año la conmoración del día del trabajo: “Hermano, usted no está solo en esta lucha infatigable. La búsqueda de generaciones enteras está en su palabra y en su acción. Haremos de este 1 de mayo el espacio político para respaldar las reformas que el país necesita. Reciba un abrazo de hermandad, nuestra voz de apoyo y también la del disenso, porque venimos de una historia que valoró la diferencia”.
La historia comenzó hace medio siglo. Mucho antes de que YouTube, TikTok y las plataformas de streaming fueran opciones para encontrar videos, y cuando la televisión colombiana era en blanco y negro, y solo se podía ver a través de los canales públicos. No había agua en La Guajira, ni vía al mar en Chocó, ni metro en Bogotá. La mafia de la cocaína asomaba sus narices en el país, Estados Unidos pregonaba la guerra contra las drogas y el ELN y las Farc decían que se habían alzado en armas para defender a los menos favorecidos.
Eran tiempos del Frente Nacional, aquella época en la que el Partido Conservador y el Partido Liberal se pusieron de acuerdo para alternarse el poder cada cuatro años, con el argumento de que solo así se frenaría el desangre que vivía el país por culpa de la violencia bipartidista.
El pacto entre élites señalaba que las elecciones presidenciales del 19 de abril de 1970 las tenía que ganar un candidato conservador y ese era Misael Pastrana Borrero, quien se impuso por solo 63.557 votos frente a Gustavo Rojas Pinilla, de la Alianza Nacional Popular. Rojas Pinilla punteaba, pero el Gobierno ordenó suspender los boletines informativos y al día siguiente el resultado oficial señalaba que se había cumplido el pacto del Frente Nacional.
Muchos alegaron fraude y no quedaron contentos con la explicación aquella de que Pastrana ganó porque para él habían sido los votos de los municipios más remotos, que se habían demorado en llegar debido a dificultades en la comunicación. La insatisfacción frente al resultado y frente a los indicios sobre trampa en el conteo se convirtió en el germen para el nacimiento de un nuevo grupo armado ilegal, cuyo nombre fue inspirado justamente en ese 19 de abril de 1990: la guerrilla del M-19.
De corte nacionalista, el M-19 tuvo entre sus fundadores a Jaime Bateman (exintegrante de las Farc y de la Anapo), Carlos Toledo Plata, Iván Marino Ospina (padre del hoy alcalde de Cali, Jorge Iván Ospina), Álvaro Fayad (quien dio la orden para la toma del Palacio de Justicia y murió en un operativo militar, en 1986) y Carlos Pizarro, el comandante que llevó al grupo guerrillero a dejar las armas, en 1990. Y que fue asesinado dos meses después de su desmovilización, siendo candidato presidencial.
Ese grupo guerrillero fue el mismo que puso en ridículo a las Fuerzas Militares al cavar un túnel de 80 metros para ingresar al cantón Norte, en Bogotá, y robarse 5.000 armas sin un solo disparo; el mismo que se tomó la embajada de la República Dominicana; y el que se tomó el Palacio de Justicia el 6 de noviembre de 1985 en una repudiada y condenada acción armada que derivó en una retoma militar a sangre y fuego y que, en últimas, terminó siendo un Holocausto contra la justicia colombiana.
Pues ese mismo grupo guerrillero, el M-19 se presentó ante el país hace 49 años, en 1974, con su primer asalto armado: el robo de la espada del Libertador, Simón Bolívar, la cual fue sustraída de la Quinta de Bolívar, en pleno centro de Bogotá. La devolvieron en 1991, un año después de su desmovilización. Y hubo muchas historias sobre los sitios en los que estuvo durante ese tiempo. Desde los rumores que señalan que la habían dejado al cuidado del Fidel Castro, en Cuba; hasta las leyendas que indican que estuvo escondida en prostíbulos y casas de poetas.
El robo de la espada de Bolívar fue inspirado en el que el grupo de los Tupamaros hizo en Uruguay, al plagiar la bandera de los 33 orientales que declararon la independencia de ese país.
Por eso el 19 de abril y la imagen de Bolívar tienen tanta carga simbólica para los exintegrantes del M-19. Y por eso fue que este miércoles, 19 de abril de 2023, los exintegrantes de esa desaparecida guerrilla decidieron conmemorar el aniversario del nacimiento del grupo armado en el sitio en el que empezó su historia: la Quinta de Bolívar.
A diferencia de 1974, esta vez no se robaron ningún símbolo patrio. A las 12:00 del día entraron pacíficamente a la que fuera la casa del Libertador y buscaron la estatua de Bolívar, le colgaron una corona, le hicieron ofrenda floral y ondearon la bandera del M-19. Una hora después, ya se habían ido. La lluvia les impidió quedarse más tiempo, pese a que algunos decían que no se irían antes de las 4:45 de la tarde, la hora en la que Carlos Pizarro les dio la última orden como guerrilleros: “oficiales de Bolívar, rompan filas”. Se los dijo el jueves 8 de marzo de 1990, en campamento Santo Domingo, en Toribío, Cauca, el día de su desmovilización.
Un día después firmaron el acuerdo político con el gobierno nacional y dos meses después el mismo Pizarro andaba de correrías como candidato presidencial cuando fue asesinado en el avión en el que viajaba desde Bogotá hacia Barranquilla.
Pese a la guerra sucia que se vivía en el país, el M-19 le cumplió a la paz y así lo destacaron este miércoles sus exintegrantes durante la ofrenda floral en la Quinta de Bolívar. Señalaron como triunfo de su grupo la creación de la Constitución de 1991 y, por supuesto, destacaron que ahora tienen presidente de la República, quien no los acompañó por que anda en Estados Unidos en plena visita al presidente Joe Biden.
¡Quién lo creyera! Cincuenta y tres años después del llamado fraude electoral del 19 de abril de 1970 y 49 años después del nacimiento del M-19 como guerrilla, los exintegrantes de ese grupo celebraban también que uno de los suyos llegó a la jefatura de Estado. Y por la vía de la democracia.
Y como de simbolismos y coincidencias está construida la historia del M-19, no resulta extraño que precisamente a ese presidente se le haya ocurrido pedir que le llevaran la espada de Bolívar a su acto de posesión como mandatario. ¿Quién es ese presidente? Gustavo Petro, el mismo que cumple años en la fecha de aniversario del M-19, pues nació el 19 de abril, pero de 1960.
Todo eso lo recordaron sus excompañeros de la vida clandestina, quienes también le dejaron una carta pública en la que lo saludan como “Señor presidente, querido hermano”.
En ella destacan que “hoy es el primer 19 de abril que la espada de Bolívar habita en la Casa de Nariño, para acompañar al Primer Mandatario de la Nación que llega a gobernar sustentado en los principios de paz y amplia participación ciudadana, los mismos por los que hemos luchado y por los que las mayorías votaron en las urnas”.
Y como es obvio, le declaran su absoluto respaldo: “venimos a decirle que confiamos en usted, que, como sus hermanos de la cadena de afectos que somos, tiene nuestro amplio respaldo, que reconocemos sus esfuerzos por hacer las cosas de cara a la Nación que quiere la paz, porque en su propuesta de cambio de rumbo se explora un sendero distinto; sabíamos que no era fácil, pero es la fuerza de la gente la que nos hace caminar en unidad”.
Invocan también el llamado de Petro a la paz, el discurso sobre la superación de las causas del conflicto y dan pistas acerca de lo que será este año la conmoración del día del trabajo: “Hermano, usted no está solo en esta lucha infatigable. La búsqueda de generaciones enteras está en su palabra y en su acción. Haremos de este 1 de mayo el espacio político para respaldar las reformas que el país necesita. Reciba un abrazo de hermandad, nuestra voz de apoyo y también la del disenso, porque venimos de una historia que valoró la diferencia”.