Uribe apretó las riendas del Centro Democrático para unificar las apuestas para 2026

Una visita del expresidente Álvaro Uribe a Cali terminó por concretar la apuesta inicial del Centro Democrático de cara a 2026: “recuperar toda la credibilidad, todo el afecto en la opinión ciudadana, para que la meta final sea ganar”. Desde una ciudad en la que no suele darle buenos resultados, y en medio de una campaña presidencial que se adelantó por cuenta de la reorganización que anunció el progresismo del presidente Gustavo Petro para conformar un partido único, el líder natural de la colectividad uribista no tiene dudas sobre la esperanza que mantiene hoy en la oposición para poner al próximo jefe de Estado.

Una visita del expresidente Álvaro Uribe a Cali terminó por concretar la apuesta inicial del Centro Democrático de cara a 2026: “recuperar toda la credibilidad, todo el afecto en la opinión ciudadana, para que la meta final sea ganar”. Desde una ciudad en la que no suele darle buenos resultados, y en medio de una campaña presidencial que se adelantó por cuenta de la reorganización que anunció el progresismo del presidente Gustavo Petro para conformar un partido único, el líder natural de la colectividad uribista no tiene dudas sobre la esperanza que mantiene hoy en la oposición para poner al próximo jefe de Estado.

“Hay con quien ganar en 2026″, afirmó este domingo durante una cita con militantes del partido en la capital de Valle del Cauca.

Mientras la figura más reconocida de la colectividad busca este martes la nulidad del caso ante el Tribunal Superior de Bogotá en la investigación por soborno procesal y fraude en actuación penal, las ruedas del Centro Democrático comenzaron a aceitarse para enfrentar el 2026. El mismo expresidente ya tomó las riendas en una carrera que, al menos desde el Congreso, ya tiene unas figuras que están buscando puesto en el tarjetón electoral para el Ejecutivo.

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Cinco senadores ya han postulado su nombre para tener el guiño del jefe del partido para tener un cupo en la presidenciales: María Fernanda Cabal, Paloma Valencia, Paola Holguín, Miguel Uribe Turbay y Andrés Guerra. Pero lo cierto es que la forma de determinar cuál de estos será elegido para ir después a una consulta interpartidista para unificar las candidaturas de la derecha para 2026 no se ha concretado.

“Todavía falta tiempo, pero dentro del partido va a haber un mecanismo de selección de un candidato que seguramente participará en una consulta multipartidista en marzo de 2026. Es básicamente lo que se ha hecho en el pasado, es una selección en el marco de las elecciones congresionales, puramente para tratar de llegar lo más unidos posible. Antes de que eso suceda, el partido tendrá que decidir un candidato y está pendiente la selección del método de elección”, contó el representante Andrés Forero.

Por el momento, el evento que se avecina para el partido es un congreso ideológico—que inicialmente iba a ser una convención, donde sí se podría cambiar la normativa del partido— en noviembre, en el que se sentarán las bases de lo que querrá representar la colectividad en estos dos años que le restan al presidente Gustavo Petro. Según la senadora Paola Holguín, en ese encuentro esperan definir “una hoja de ruta para Colombia, pensando en concentrarnos en un propósito común, en una serie de temas que hay que definir”, aunque cree que la colectividad está concentrada en responder a las necesidades actuales del país, más que en una campaña adelantada.

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Con la mirada puesta en las próximas elecciones, una de las órdenes de la cúpula del partido habría sido salir a conectar con el electorado. La senadora precisó que en ese punto “hoy lo más importante para el partido es todo ese proceso de escuchar las regiones, escuchar a los colombianos, escuchar los distintos sectores para poder preparar una plataforma que resuelva las dificultades que están enfrentando el país”.

En el entretanto, algunas voces del partido han señalado que lo único que hacia lo que apuntaría la colectividad es que volverían a cerrar sus listas del Senado y de la Cámara, solo en las circunscripciones de Bogotá y Antioquia. La primera, el centro con mayor cantidad de votantes, y el segundo, donde está su fuerza electoral.

Lo que busca ahora el partido es reivindicarse después de un 2022 en el que tuvo una derrota crítica. El mismo director del CD, Gabriel Vallejo, le dijo a El Espectador que “el partido viene de momentos muy difíciles” en ese año. En las últimas elecciones, su candidato— Óscar Iván Zuluaga— se retiró de la carrera después de que Federico Gutiérrez le ganara por un amplio margen en las consultas, dejando a la colectividad sin representación tras una década en la que solo fue derrotado por la reelección de Juan Manuel Santos (7′839.342) en la segunda vuelta. Una pérdida que, de todas formas, fue por una diferencia de 922.341 votos (Zuluaga obtuvo 6′917.001 sufragios a su favor).

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Ni siquiera quien surgió de la consulta interpartidista, Gutiérrez, logró pasar a segunda vuelta. Y quien sí lo logró, Rodolfo Hernández (10′604.656), el candidato presidencial que Uribe había respaldado en el 2015 como alcalde de Bucaramanga y, de forma menos visible, en 2022, perdió contra Petro (11′292.758) por un margen de 688.102.

Sumado a eso, sus escaños en el Congreso fueron gravemente afectados. En 2018, el partido obtuvo 19 curules en Senado (2′508.534 votos) y 32 en Cámara (2′380.398 votos), superando en número a partidos tradicionales como el Conservador y el Liberal. Además, obtuvo una victoria en la Casa de Nariño y el entonces exsenador Iván Duque ascendió a la Presidencia con 10′373.080 votos, superando por 2′338.891 votos a su contrincante Gustavo Petro (8′034.189 sufragios) en la segunda vuelta.

Después de un periodo presidencial en el que ocurrió un estallido social y varios enfrentamientos internos entre los congresistas del partido y el mismo Duque, el partido solo obtuvo 13 escaños en el Senado (1′116.112 votos) y 15 representantes (544.714). Ahora, la mirada está puesta en volver a revitalizar esos puestos que los dejaron sin una fuerza verdadera para poder tumbar las reformas de Petro y obligó al CD, el primer partido en declararse opositor, a enfrentarse a ser una oposición sin tantos adeptos.

Ahora, el mismo expresidente Álvaro Uribe estaría considerando una apuesta que había hecho en su nacimiento y cerrar las listas. Aunque varios evalúan los pros y los contras de una decisión de tal envergadura, lo cierto es que no solo podría aumentar el número de curules, sino también una cohesión que espera concretar el partido no solo en su congreso este año, evitar el “canibalismo” entre los candidatos al Capitolio, facilitar la pedagogía entre los congresistas y la recepción de los dineros para la campaña.

“Uno de los dilemas que ha tenido este partido desde su nacimiento a la vida jurídica desde el 2014 es sobre el tipo de lista que se va a llevar al Congreso”, explicó el representante Hernán Cadavid. Y añadió que estas decisiones llevan “a preparar a un partido que se concentre en la disciplina, en un mensaje concreto, y no en la dispersión de candidaturas en la que cada uno va haciendo y diciendo lo que cree que le sirve”.

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La “canibalización” se hace más palpable cuando se considera que ciertas figuras del partido han tomado la delantera frente a otros, algo que podría atribuirse, en parte, a pronunciamientos en clara oposición al Gobierno e incluso, tendientes hacia el ala más radical. Ese tema del protagonismo sería justo una de las cosas que busca solucionar el nuevo formato que lanzó el partido con sus “Mensajes de la Oposición”, que espera, todas las semanas, sacar una cara nueva para tratar de pasar la bandera en temas de imagen, además de sentar una postura institucional sobre la coyuntura.

A tres meses del congreso ideológico, el partido todavía se enfrenta a una división interna entre un ala más radical y otra más moderada, que se ha manifestado en elecciones pasadas. Lo cierto es que, en menos de un año, el partido tendrá que tomar una decisión clara sobre cuál será el método para decidir quién representará al Centro Democrático y, más allá de eso, quién tiene la capacidad de aglutinar el voto para superar a sus contrincantes en la consulta interpartidista de la derecha y poder competir para ascender a la presidencia.

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