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La tensión por el poder envuelve los ánimos en el interior de la Alianza Verde. ¿Quién será el candidato presidencial de esa colectividad en 2022? Esa es la pregunta del millón y el mecanismo para escoger a dicha figura es la razón de una disputa que inició en marzo y que ha escalado en declaraciones hostiles entre la senadora Angélica Lozano y los precandidatos Camilo Romero y Carlos Amaya, exgobernadores de Nariño y Boyacá, respectivamente, siendo ellos tres los principales interesados en influir en ese proceso. Las diferencias y los reclamos sobre las reglas del juego para elegir al presidenciable verde están tan marcados, que este viernes la dirección nacional, compuesta por cerca de 40 personas, se reunirá para definir el camino que más le conviene al partido. El debate, según varias voces de esa colectividad, será candente, pues alrededor de esa decisión orbitan cambios relacionados con la actuación en la Coalición de la Esperanza, el Pacto Histórico de Petro y hasta con el nombre de moda: Alejandro Gaviria.
(Lea: “Seis precandidatos es falta de vocación de poder del verde”: Camilo Romero)
Las diferencias iniciaron en marzo, mes en el que el partido decidió cambiar su estrategia para llegar a la Casa de Nariño. En un principio, la organización determinó que cinco de los seis precandidatos (Camilor Romero, Antonio Sanguino, Iván Marulanda, Sandra Ortiz y Jorge Londoño) se lanzarían al ruedo en un tiempo “verde-verde”, para competir en una consulta y obtener, a mediados de año, al candidato único que entraría a la contienda con la Coalición de la Esperanza. Sin embargo, desecharon esa idea, argumentando que era injusto pues dejaba por fuera a Carlos Amaya, quien estaba en el extranjero estudiando. Ahí explotó todo: si bien la mayoría estuvo de acuerdo con la decisión, congresistas señalaron que era una movida para beneficiar la entrada de Sergio Fajardo al partido y Camilo Romero expresó que ir con seis precandidatos verdes hasta marzo de 2022 era una “dispersión” y “falta de vocación de poder”.
El cambio fue adoptado y comunicado en una circular expedida el 26 de marzo por la Alianza Verde. “Fortaleceremos las precandidaturas presidenciales verdes y ratificamos nuestro compromiso en la consolidación de la Coalición de la Esperanza”, dice el documento que continúa vigente. A pesar de las inconformidades, las aguas se mantuvieron mansas... hasta hace unos días. Una nueva propuesta sobre el mecanismo de elección del candidato presidencial, planteada por Lozano, fue la primera piedra que dio inicio a la batalla de trinos entre ella y Romero, y luego en los medios entre Romero y Amaya. En síntesis, y después de una serie de modificaciones a su idea, la senadora sugiere que afiliados (electos, quemados, militantes) simpatizantes -registrados y no registrados- elijan a la ficha para 2022, mediante un mecanismo combinado: realizar comicios para las bases y hacerle una encuesta a la ciudadanía.
(Lea también: “No hay que demonizar a Petro, pero tampoco a Fajardo”: Carlos Amaya)
¿Por qué este cambio repentino? “El tema salió nuevamente por el tiempo. Ya casi estamos a 20 de julio y arranca el último año del Congreso. También porque para entrar en la consulta de la Coalición de la Esperanza, en la que decidimos participar, implica la selección del candidato único”, le describió Lozano a este diario. Agregó que varios de los precandidatos de su partido volverían al Legislativo en caso de perder la consulta. Sobre sus declaraciones, cabe recordar que desde la Coalición le comunicaron al verde que debía primero resolver sus asuntos internos antes de seguir participando activamente de su estrategia por la Presidencia.
La propuesta de Lozano brotó luego de un encuentro informal del que, según le dijo Carlos Amaya a El Espectador, participaron ellos dos, algunos visionarios (el grupo político de Antanas Mockus), el senador Antonio Sanguino, otros congresistas y concejales de Bogotá. “Fue una reunión de amigos para hacer propuestas y salir del estancamiento en el que está el partido, y volver a la Coalición de la Esperanza. No nos parece correcto que el verde diga de manera oficial que está en esa coalición, pero muchos otros estén con el Pacto Histórico”, señaló Amaya, quien ayer empezó, desde la vereda de El Poso, en Soacha, a recorrer el país como precandidato. Ambas declaraciones molestaron a Romero: “¿Por qué antes impidieron que hubiera candidatura única y ahora les agarró el afán? Nos parece extraño. Angélica misma dijo que el único mecanismo más democrático que el propuesto por ella sería la consulta entre los precandidatos verdes en marzo de 2022. Esa última creo que es una buena alternativa”, comentó, añadiendo que este método disipa el miedo de un sector del partido a que los petristas escojan a su candidato.
(Recuerde: “Camilo Romero está como Vargas Lleras, se cree ganador”: Sandra Ortiz)
La estrategia del ataque Petro-Fajardo
“El partido ahorita tiene una división bastante profunda frente a la situación de Fajardo. Si sale un candidato verde, esa persona irá a la Coalición de la Esperanza o no irá. Porque hay gente que ha manifestado que en esa alianza política no se sienten representados. Angélica lo que quiere es que todo el partido entre a fortalecer esa coalición, y que gane la persona que diga que quiere estar ahí metida”, refirió una persona cercana a Romero, evidenciando las discusiones entre dos sectores del verde, uno que es afín a Claudia López y a Lozano, del que es parte Amaya, y otro que tira hacia el petrismo.
No obstante, dos personas en el interior de la colectividad, que pidieron no ser nombradas, recalcaron que el discurso en el que se ha enfrascado la discusión entre Romero y Amaya refleja la estrategia de cada uno para figurar ante la opinión pública. “Lo que hay es una contienda entre los dos, porque los otros son precandidatos de mentiras, pues quieren volver al Senado. Y Romero y Amaya se identifican cada uno con un sector: el petrismo y la Coalición de la Esperanza, respectivamente. Amaya tiene oportunidad de entrar a la carrera presidencial por descarte: es el camino más posible para impedir que Romero gane y tire para la orilla de Petro, y por esto los votos afines al fajardismo, más los suyos, harían que gane en el mecanismo propuesto por Lozano”, señaló una de las fuentes. Según un documento al que este diario tuvo acceso, solo los elegidos popularmente en Boyacá (tierra de Amaya) representan cerca del 20 % de un total de 1.400 líderes verdes a nivel nacional, que votarían en el mecanismo propuesto por Lozano, pero eso se definirá el viernes.
“Como saben que Romero gana el mecanismo en el país, se inventaron que sean los elegidos los que decidan quién es el precandidato presidencial. Esto porque en su gran mayoría los elegidos por voto popular en 2019 pertenecen a Boyacá, Bogotá y Cundinamarca en general, lugares donde Claudia y Amaya tienen los votos para que esto pase”, agregó la otra fuente. “Lo cierto es que Romero insiste en irse contra Fajardo, porque él es el antagonista de Petro. Es decir, le sirve más pelear contra él que contra Amaya, que no lo conoce nadie. Es una estrategia para figurar”, explicó uno de los consultados.
(Contexto: Verdes se reunirán este viernes para destrabar discusión sobre presidenciales 2022)
El factor Alejandro Gaviria
No obstante, más allá de esa disputa en la que han salido enfrentados Romero y Amaya, el debate de fondo es quién manda más en el partido, y eso se vería reflejado en las decisiones que se tomen sobre el mecanismo de elección del candidato único y si regresan con toda a la Coalición de la Esperanza o si buscan una vía para acercarse al Pacto Histórico. A ello se le sumaría el factor Alejandro Gaviria que, si bien ha dicho y recalcado que no se lanzará a la Presidencia, todo parece indicar que será la ficha que destrabe la puja por el candidato único de los verdes.
Aunque hay varias versiones, de lado y lado, que constatan que Gaviria abre más puertas de las que cierra con las dos coaliciones alternativas, una de ellas cuenta con más peso porque relaciona a Carlos Ramón González, copresidente de la Alianza Verde y la posible decisión final de la dirección nacional: dejar en libertad a sus militantes para que apoyen en la Presidencia a quien quieran para poderse ir con Gaviria sin problema.
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“Carlos Ramón se reunió con Antonio Navarro (el otro copresidente) y Alejandro Gaviria. Este les dijo que no quería ir a la Coalición de la Esperanza porque la veía débil y porque no quiere competir con Fajardo. Y que no ve en el verde una opción, porque lo ve como chichipato (sic). Parece que lo más posible es que se vaya por firmas para no generar choques con Petro y Fajardo, y que en la primera vuelta lo apoyen los liberales y los verdes. Carlos Ramón cree que esa es la opción y así nosotros nos concentramos en las listas al Congreso”, expresó otra fuente cercana al proceso. En sus palabras, ese sería “el peor escenario en términos electorales para el verde, pero el mejor para no volvernos mierda”. “Acá el problema es que las peleas ya están muy duras. Esto es una puja más en torno a quién queda como “dueño del partido”, concluyó.