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Tras lo ocurrido el 20 de julio, con la fracasada elección de Gustavo Bolívar en la segunda vicepresidencia del Senado y el cruce de acusaciones entre la Alianza Verde y el Pacto Histórico, la oposición vivió varias jornadas de debates acalorados. Desde la mañana siguiente, programas radiales, redes sociales y otros espacios de opinión se centraron en buena parte a cubrir el enfrentamiento entre los dos bandos, incluyendo la réplica compartida al discurso del presidente Iván Duque . Entre explicaciones, ataques y defensas, se habló de una división de raíz de aquellos que actualmente son opuestos al Gobierno y que en 2022 aspiran a hacerse con la Presidencia y tener un mayor control del Legislativo. Esta tesis se soportó en los pronunciamientos del mismo Bolívar, que hablaban de una ruptura total, secundados por la senadora Angélica Lozano, de los verdes, quien aseguró que esa división ya había ocurrido desde hace varios meses.
Ocho días después, todavía no está muy claro hasta dónde llega ese ultimátum. Es más, terminando la semana pasada comenzaron a llegar mensajes que buscaban alivianar las tensiones y tender puentes entre los sectores del Pacto Histórico y de la Coalición de la Esperanza, cuyos principales representantes fueron los actores de la jornada de la instalación del Congreso. Aún no hay una respuesta oficial ante esos llamados y tampoco se conoce de reuniones o diálogos formales. Por eso, mientras se acerca 2022, en el aire quedan varios cuestionamientos. Uno de los principales es el estado de la oposición y los efectos que tendrán los choques de la jornada del 20 de julio en el desarrollo de la última legislatura y el mismo proceso electoral que se avecina.
Al preguntarles a conocedores de la movida política, las respuestas tienen enfoques distintos. Para el politólogo Andrés Dávila, lo ocurrido era esperable, pues la oposición, sobre todo de centro-izquierda, “se ha caracterizado por ser fragmentada. Basta devolverse a ver la historia de la izquierda en los 60”. Para este hay unos odios viejos que impedirán posibles alianzas para 2022. Sin embargo, comentó que no sabe cuánto rédito puedan tomar los sectores de derecha y afines al Ejecutivo, pues “todos están por su lado, hay ‘enemil’ divisiones”. Eso sí, expresó que lo de la oposición podría favorecer aún más la agenda del Gobierno en el Congreso: “Ya logró unas mayorías y ahora le ponen en bandeja más facilidades para sacar lo que necesita”.
El analista político Héctor Riveros cree, sin embargo, que esto podría facilitarles a los colombianos su voto, pues clarificó el mapa electoral: “Hay tres tendencias: Uribe, Petro y otra que no lidera nadie y que es más difícil de representar”. Incluso, aseguró que el quiebre del 20 de julio puede servir para que los que no se identifican con el petrismo vean que hay más de una oposición, que la política nacional no es binaria. Y frente a los temores de que esta ruptura implique una victoria de la derecha oficialista, Riveros no lo ve así, pues no habría la forma de que este sector se haga a los votos de los que comulgan con la actual oposición.
En cuanto a los sectores partícipes de la disputa, la lectura es muy similar en la mayoría de los consultados. Reconocen que hubo un choque fuerte el 20 de julio, pero al mismo tiempo consideran que los efectos pueden que no sean tan fuertes, tanto para el último año legislativo como para el panorama de las elecciones de 2022. Según Angélica Lozano, una de las salpicadas en la disputa, nada de lo ocurrido cambia el panorama, tanto para el año electoral como la agenda. Aunque reconoce que actualmente el ambiente está “frío, congelado, con un incremento de hostilidades”, también considera que no es un cambio radical frente a lo que se venía dando y tampoco cambiará las intenciones futuras.
Esto quiere decir que desde el sector de los verdes que lidera la senadora se sigue con la postura de que se necesita tener lazos suficientes para que “en segunda vuelta haya acercamientos”, apuntando a apoyar la candidatura alternativa que pase al pulso definitivo, “pero antes no, somos dos proyectos compitiendo”. En cuanto al trabajo legislativo, Lozano expresó que tampoco cree que haya mayores efectos. “Aunque hemos competido en los ciclos electorales, eso ha sido indiferente en el trabajo en el Congreso”, argumentó, añadiendo que siguen compartiendo posturas en la mayoría de proyectos, como el antifracking, por lo que seguramente no se perderá la cohesión de la oposición.
En esa misma línea está el senador Antonio Sanguino, también de los verdes y uno de los que pide que se recuperen los puentes entre los distintos sectores de oposición. Destacó que su llamado ha tenido respuestas tanto de Petro como de otros, incluso el senador liberal Luis Fernando Velasco, que anunció su precandidatura y alianza con el Pacto Histórico. “Hay tensiones que deben tratarse y no pueden resolverse así no más”, comentó Sanguino, haciendo referencia no solo a lo del 20 de julio, sino a la declaratoria de oposición de la Colombia Humana al gobierno de Claudia López en Bogotá y a los ataques de “las barras bravas” de algunos sectores. Sin embargo, coincidió con Lozano en que siguen con la misma agenda en el Congreso y la idea de unirse en segunda vuelta.
Desde el Pacto Histórico tomó la vocería la representante María José Pizarro, quien comparte la postura de que es poco probable que se afecte la agenda en el Congreso. “A los días tuvimos una audiencia sobre dos temas que compartimos”, dijo, confirmando que seguirán trabajando en los mismos proyectos. No obstante, comentó: “La ruptura existe claramente, pero también existe un bien primordial que deberíamos tener todos, que es primero el país sobre las consideraciones personales o partidistas”. Y aunque señaló que es acertada la propuesta de Sanguino, cuestionó que lo hiciera por redes sociales y no de forma directa con una llamada: “Sigo esperando su mensaje en el grupo de la oposición”.
En cambio el representante David Racero fue más crítico. Para este, las diferencias entre liderazgos van a ser más notorias a medida que se acerque 2022. Aunque acepta que se mantendrá la oposición a Duque, considera que hay un “no retorno” debido a que van a querer marcar más las diferencias con Petro y un sector de la Alianza Verde se va a derechizar para crecer, pues “saben que se les agotó el espectro del progresismo”. Y concluyó: “Están preocupados porque están perdiendo agenda”.