¿Desaparecerá? Este es el camino con más espinas que rosas del partido Comunes
La estigmatización y la violencia, así como los errores y peleas internas, han dificultado la consolidación del proyecto político del partido que nació tras la firma del Acuerdo de Paz. Para estas elecciones regionales, sus integrantes esperan repuntar y afianzar su posición en el Pacto Histórico.
David Efrén Ortega
Hace casi 30 años, Pastor Alape recorría el nordeste antioqueño y el Magdalena Medio con un fusil al hombro y como comandante de uno de los siete grandes bloques de las extintas Farc. Hoy, a sus 64 años, camina por la calles de Puerto Berrío, también en la ribera del Magdalena, pero ahora cargando una mochila, con tenis o sandalias y a veces en bicicleta, buscando convencer a los habitantes de su pueblo para que lo elijan como el alcalde para los próximos cuatro años.
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Hace casi 30 años, Pastor Alape recorría el nordeste antioqueño y el Magdalena Medio con un fusil al hombro y como comandante de uno de los siete grandes bloques de las extintas Farc. Hoy, a sus 64 años, camina por la calles de Puerto Berrío, también en la ribera del Magdalena, pero ahora cargando una mochila, con tenis o sandalias y a veces en bicicleta, buscando convencer a los habitantes de su pueblo para que lo elijan como el alcalde para los próximos cuatro años.
Este 29 de octubre espera conseguir cerca de 9.000 votos en las urnas, una cifra ambiciosa teniendo en cuenta que el alcalde que ganó en 2019 lo hizo con 7.100. La apuesta es aún mayor cuando se considera que está haciendo campaña en un municipio donde algunos todavía lo llaman “terrorista” o “secuestrador” y, según él, con pocos recursos, pues los gastos los solventa con un aporte solidario de sus compañeros que hoy son congresistas.
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Su caso se asemeja al de los otros 144 excombatientes de las Farc que llegan como candidatos a la elecciones del domingo, entre los cuales hay al menos 100 avalados o coavalados directamente por Comunes, movimiento político fruto del Acuerdo de Paz de 2016. Alape, el único que formó parte del Secretariado de las Farc, coincide con sus compañeros en el diagnóstico sobre los problemas de su colectividad y la importancia de estas elecciones para el futuro de la misma.
El Espectador habló con congresistas, candidatos y dirigentes de Comunes sobre las dificultades y los errores que les han impedido consolidar su proyecto político, pero también sobre lo que consideran avances en el camino de conformar un “frente amplio” con otros movimientos progresistas y de izquierda por la disputa del poder.
Los malos resultados
Desde que firmaron el Acuerdo con el gobierno de Juan Manuel Santos, los integrantes de Comunes, en un principio Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (Farc), han participado en tres elecciones, dos legislativas (2018 y 2022) y unas regionales (2019). En ninguna lograron los resultados esperados y, de hecho, las cifras evidencian una suerte de retroceso en el apoyo ciudadano.
Por ejemplo, mientras en 2018 obtuvieron 52.532 votos para su lista de Senado y 32.636 para la de Cámara, el año pasado se quedaron con apenas 29.771 y 20.648 votos, respectivamente. A pesar de esto, en ambos casos ocuparon cinco curules en cada corporación porque así quedó establecido en el documento construido en La Habana.
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Sin embargo, como lo acordado específica que esos 10 asientos solo están garantizados hasta 2026, muchos han vaticinado, a la luz de las cifras, que Comunes se “quemará” en las próximas legislativas y que perderá la personería jurídica que le permite avalar candidatos y recibir recursos del Estado.
Para algunos de sus integrantes, la situación del partido responde a las fallas en la implementación del Acuerdo, específicamente en los temas de reincorporación política y económica. Según ellos, esto se materializa en la constante estigmatización en los escenarios de debate y, más grave aún, en el asesinato de más de 380 firmantes de paz. Otros añaden que también han cometido sus errores e incluso aseguran que no se puede medir su proceso por las cifras, ya que tienen otros objetivos como el de sumar al Pacto Histórico.
El estigma y el factor Pacto Histórico
“En las anteriores elecciones nos dejaron solos porque las otras fuerzas políticas no aceptaron ningún tipo de alianza porque consideraban que todavía hay cosas por ajustar”, asegura el senador Omar De Jesús Restrepo, conocido en la guerra como Olmedo López. Su compañera, la senadora Sandra Ramírez, va más allá y asegura que hoy en día, incluso en el Congreso, deben soportar a diario “discursos de odio” que piden marginarlos del escenario político.
“No ha sido un proceso fácil, aunque sabíamos que no nos iban a poner una alfombra roja, no esperábamos un ambiente tan hostil marcado por la estigmatización y el asesinato de nuestros compañeros. Eso se siente en una organización, hubiéramos querido tener más candidatos en los territorios, pero no tenemos las garantías”, dice Ramírez.
El estigma, señalan algunos, ha llegado incluso desde los partidos de izquierda que comparten ciertos ideales con Comunes. Varios recuerdan que en las pasadas elecciones presidenciales, aunque ellos estaban decididos a apoyar la candidatura de Gustavo Petro, nunca se hizo una adhesión formal porque muchos en el Pacto Histórico consideraban que afectaban la imagen del hoy presidente.
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Esas diferencias, aunque se han mermado, en parte porque el Gobierno necesita los 10 votos de Comunes en el Congreso para sacar adelante su agenda de reformas, persisten y dificultan aún más el panorama político del partido. “En el Pacto hay muchas corrientes más allá de la izquierda y eso es positivo, pero hay liderazgos que buscan tirar la coalición más hacia el centro y han planteado dificultades para el ingreso de nuestra organización”, señala el representante Sergio Marín.
Para Jaison Murillo, candidato al Concejo de Bogotá de la lista del Pacto Histórico, avalado por Comunes, lo que ocurrió hace más de un año fue “vergonzante”, pues terminaron aislados por unos sectores que los obligaron a “jugar solos”. Sin embargo, asegura que la situación hoy es diferente, pues hay más fraternidad y reconocimiento del trabajo de Comunes.
En este punto coinciden los demás miembros del partido, que reconocen que hay una conversación pendiente con el Pacto Histórico, pero señalan un compromiso estable con sus ideales y en especial con el gobierno de Gustavo Petro.
Con el ánimo de reparar algunas de esas grietas, el mandatario los ha invitado a varias reuniones en la Casa de Nariño, la última a finales de agosto, para hablar de las deudas en materia de implementación de la paz. Así mismo, se ha reunido con el jefe de la colectividad, Rodrigo Londoño, quien le ha manifestado su inconformismo con la labor del comisionado de Paz, Danilo Rueda.
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Más allá de las diferencias, lo cierto es que Comunes estará ligado, por lo menos en el corto y mediano plazo, al proyecto político del petrismo. De hecho, varios señalan que los malos resultados electorales no se deben a una debacle del partido, sino a que su foco ha sido aportar al Pacto Histórico. “Somos copartícipes de ese triunfo de las 52 curules entre Cámara y Senado”, dice el candidato Murillo.
En cuanto al riesgo de perder la personería jurídica en 2026, señalan que es una posibilidad real, pero que un escenario como ese no afectaría sus aspiraciones políticas y electorales. “Hay muchos que desean eso, porque no entienden la importancia de nuestro partido, pero creo que esos decires se van a ver frustrados. Comunes sigue creciendo y tenemos presencia en 28 departamentos, este año vamos con nuestros candidatos y con los del Pacto Histórico”, asegura el representante Luis Alberto Albán.
Según Sergio Marín, el tema de la personería jurídica no es “acuciante” en este momento, pero reconoce que es una posibilidad plantearle al Consejo Nacional Electoral que su personería se ha visto afectada por la persecución y la estigmatización. “Hemos estado en una clara desventaja, no descartamos recursos legales, incluso a nivel internacional para garantizar nuestro derecho a participar en política”.
Los errores de Comunes
Más allá de la estigmatización que denuncian, los congresistas y candidatos de Comunes reconocen altibajos en su camino político, errores por inexperiencia y divisiones internas. La senadora Sandra Ramírez asegura que la primera gran falla fue mantener las siglas de las Farc bajo el nombre de Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, pero también no haber estado más abiertos al diálogo en ciertas discusiones.
Según Jaison Murillo, aunque han hecho ejercicios juiciosos de campaña y han recorrido los territorios, en ninguna contienda tuvieron la precaución de cuidar el voto, por ejemplo en la etapa de escrutinios de las elecciones legislativas de 2022. Por otra parte, reconocen que el tema de la disidencias los ha golpeado, no solo en materia de imagen, sino porque son esos mismos grupos lo que hoy en día les impiden hacer campaña y los tienen amenazados.
Uno de los reveses más fuertes que ha recibido el partido tiene que ver, precisamente, con la disputa que generaron los casos de Iván Márquez y Jesús Santrich, quienes terminaron conformando la Segunda Marquetalia por las diferencias con el Acuerdo y el manejo político de Comunes.
En cuanto a las pujas internas, todos reconocen que el partido tiene matices y recuerdan que hace más de dos años una de esas vertientes terminó fuera de Comunes. Se trata del bloque que armaron, entre otros, los entonces senadores Victoria Sandino e Israel Zúñiga, quienes argumentaron que no había garantías para cuestionar a la dirección del partido.
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Según Sandino, no se lograron acuerdos frente a temas como la implementación de la paz, la reincorporación y la interlocución con los gobiernos. Asegura que las respuestas de quienes manejan el partido no reflejan lo “revolucionario y alternativo” del movimiento y que, además, en el interior aún se manejan algunas cosas bajo la política militar, lo que raya contra su propuesta feminista.
Sandino, junto a Zúñiga y Joaquín Gómez, buscó una escisión de Comunes para formar otro movimiento de la misma línea, que se llamaría Avanzar; sin embargo, no contó con el apoyo de las mayorías y a final de cuentas el partido terminó ratificando el liderazgo de Rodrigo Londoño.
Quienes actualmente ocupan las curules de Comunes le restan importancia a esa división y aseguran que el grupo que se fue era pequeño y que las puertas del partido siguen abiertas por si algunos quieren regresar. “Es algo que ocurre en todos los partidos de todos los países”, dice el representante Albán.
Comunes sabe que necesita una estrategia más efectiva para mantener a flote su proyecto político y que, aunque las votaciones de las pasadas elecciones fueron simbólicas, ya que tenían aseguradas las curules, en estas regionales deberán repuntar. La mayoría confía en su alianza con las fuerzas del Pacto Histórico y no le teme a la posible pérdida de la personería jurídica, pues aseguran que encontrarán otros espacios de izquierda para continuar.
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