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                                                                                                                                Confidente de Camilo

                                                                                                                                Falleció en París el 13 de marzo la mujer más cercana al cura que cambió la sotana por el fusil al lado del Eln. Ella había querido ir al monte con él, pero  Fabio Vásquez Castaño se negaba a recibir mujeres en la guerrilla.

                                                                                                                                Walter Joe Broderick * / Especial para El Espectador

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                La historia de Guitemie y Camilo constituye una aventura, con elementos de romance y un desenlace trágico. Como tantos idealistas de la década de los sesenta, querían transformar el mundo. En eso no eran excepcionales; todos los jóvenes inconformes estábamos en lo mismo. Nos creíamos salvadores de la humanidad. Y los que habíamos pasado por el catolicismo —y peor aún, por el sacerdocio— éramos maniqueos y, en cierto modo, fundamentalistas. Podríamos ser muy simpáticos, como ciertamente lo fueron Guitemie y Camilo. Y fuimos hasta abiertos en algunos asuntos. Pero sobre la “línea correcta” a seguir, éramos tan dogmáticos como el más recalcitrante de los “mamertos”, a quienes criticábamos con fiereza. Contagiados por el éxito de la revolución socialista en “el primer territorio libre de América”, sentenciábamos que la transformación de la sociedad era no sólo posible, sino una obligación. Y que dependía de nosotros, de nuestro esfuerzo, de nuestro sacrificio. El deber de cada cristiano era hacer la revolución.

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                A Camilo lo llevó a la muerte. Como bien se sabe, en su primer combate como novato guerrillero fue abatido por soldados del Ejército colombiano. Guitemie había querido ir al monte con él, pero el comandante del Eln, Fabio Vásquez Castaño, se negaba en aquel entonces a recibir mujeres en la guerrilla. Después de muerto Camilo, Guitemie logró evadir las autoridades que la perseguían y cruzó la frontera.

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Guitemie no volvió a Colombia. Vivió sus últimos cuarenta años en París y sus alrededores. De su actividad en ese largo período no tenemos noticias. Pero durante su breve paso por Colombia, debido a su participación en las luchas de Camilo Torres, dejó, para bien o para mal, una huella imborrable en la historia del país.

                                                                                                                                *Escritor australiano-irlandés que reside en Colombia desde 1968. Autor del libro ‘Camilo, el cura guerrillero’, 5ª edición, Intermedio, Bogotá, 2005.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                La historia de Guitemie y Camilo constituye una aventura, con elementos de romance y un desenlace trágico. Como tantos idealistas de la década de los sesenta, querían transformar el mundo. En eso no eran excepcionales; todos los jóvenes inconformes estábamos en lo mismo. Nos creíamos salvadores de la humanidad. Y los que habíamos pasado por el catolicismo —y peor aún, por el sacerdocio— éramos maniqueos y, en cierto modo, fundamentalistas. Podríamos ser muy simpáticos, como ciertamente lo fueron Guitemie y Camilo. Y fuimos hasta abiertos en algunos asuntos. Pero sobre la “línea correcta” a seguir, éramos tan dogmáticos como el más recalcitrante de los “mamertos”, a quienes criticábamos con fiereza. Contagiados por el éxito de la revolución socialista en “el primer territorio libre de América”, sentenciábamos que la transformación de la sociedad era no sólo posible, sino una obligación. Y que dependía de nosotros, de nuestro esfuerzo, de nuestro sacrificio. El deber de cada cristiano era hacer la revolución.

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                A Camilo lo llevó a la muerte. Como bien se sabe, en su primer combate como novato guerrillero fue abatido por soldados del Ejército colombiano. Guitemie había querido ir al monte con él, pero el comandante del Eln, Fabio Vásquez Castaño, se negaba en aquel entonces a recibir mujeres en la guerrilla. Después de muerto Camilo, Guitemie logró evadir las autoridades que la perseguían y cruzó la frontera.

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Guitemie no volvió a Colombia. Vivió sus últimos cuarenta años en París y sus alrededores. De su actividad en ese largo período no tenemos noticias. Pero durante su breve paso por Colombia, debido a su participación en las luchas de Camilo Torres, dejó, para bien o para mal, una huella imborrable en la historia del país.

                                                                                                                                *Escritor australiano-irlandés que reside en Colombia desde 1968. Autor del libro ‘Camilo, el cura guerrillero’, 5ª edición, Intermedio, Bogotá, 2005.

                                                                                                                                Por Walter Joe Broderick * / Especial para El Espectador

                                                                                                                                Ver todas las noticias
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