Contrapunteo por el poder en el Meta
Cinco candidatos a la Gobernación y ocho por la Alcaldía de Villavicencio se disputan el poder llanero en una de las tierras más ricas y biodiversas del país.
Alfredo Molano / @AlfredoMolanoJi
En medio de una de las peores crisis que haya vivido el Meta por cuenta del colapso de la carretera que lo comunica con Bogotá, sus ciudadanos tendrán que definir su futuro político. Hace cuatro años la Gobernación quedó en manos de Marcela Amaya, quien con el aval del Partido Liberal y Alianza Verde —además del apoyo del exgobernador Alan Jara—, logró más de 125.000 votos. Al tiempo, Wílmar Barbosa, de un movimiento independiente pero avalado por Cambio Radical, se quedó con la Alcaldía de Villavicencio.
El Meta tiene poco más de un millón de habitantes y es el mayor productor de petróleo del país, pero a la vez forma parte de la “última frontera agrícola de Colombia” y su territorio alberga algunas de las zonas más biodiversas y ricas ambientalmente de la nación. Pero ni los grandes tesoros de esta llanura han sido suficientes para que el país atienda sus necesidades. Hoy llegar a Villavicencio tarda lo mismo que hace 50 años, su economía quedó sepultada desde los primeros días de julio, cuando un derrumbe se llevó, una vez más, la vía que comunica al departamento con la capital del país, y ni hablar de los abusos de las aerolíneas con los costos de los pasajes aéreos.
En este contexto, cinco candidatos se disputan la Gobernación. Se trata de Arley Fernando Gómez (Alianza Verde), Juan Diego Muñoz (Colombia Justa Libres), Antonio Cuéllar Vargas (ADA), Nora Tovar Rey (Centro Democrático) y el virtual ganador de la contienda: el exministro de Agricultura Juan Guillermo Zuluaga, quien recibió el aval de toda la maquinaria política con el Partido Liberal, la U, Cambio Radical, el conservatismo y la ASI.
Y es que “Juan sin miedo”, nombre con el que él mismo ha impulsado la campaña, ya fue alcalde de Villavicencio e hizo parte del gobierno de Juan Manuel Santos como ministro de Agricultura. Hoy tiene el apoyo de las grandes casas electorales del departamento —incluyendo la de la senadora de la U Maritza Martínez— y se le acusa de ser un hombre cercano al narcotraficante Carlos Nader, así como de tener investigaciones disciplinarias en su contra por actuaciones cuando fue alcalde, en lo relacionado con la reestructuración de la planta de personal del Concejo Municipal por, al parecer, haber vulnerado el reglamento interno.
En un segundo renglón está Arley Fernando Gómez Hernández, de los verdes, quien se ha dado a conocer por ser una especie de youtuber. En 2017 publicó el video que lo hizo famoso, en el que se negó a pagar un peaje entre Villavicencio y Puerto López, argumentando que los costos de estos no se compadecían con las obras de la vía. Desde entonces, recogió la molestia de la ciudadanía por los altos costos de la vida en el Llano. Los videos de Gómez se hicieron virales y se convirtió en una personalidad pública en el Meta. Sin embargo, conocedores de la política regional aseguran que no tiene el suficiente respaldo para enfrentar la maquinaria de “Juan sin miedo”.
En un tercer puesto, en una tierra donde el uribismo es muy fuerte, está la candidata Nohora Tovar, quien dejó la Embajada en República Dominicana para postular su nombre. Se sabe que es de la entraña del expresidente Álvaro Uribe, fue senadora por el Centro Democrático 2010-2014 y cuenta con el respaldo de la representante a la Cámara Jeniffer Arias, pero su campaña no ha tenido la acogida que esperaban en el Centro Democrático. En parte porque el uribismo se fracturó con su nominación, ya que Gómez, quien fue su candidato hace cuatro años, también pidió el aval, pero al serle negado salió ofendido y acusó a la representante Arias de tomar una decisión autoritaria a favor de Tovar.
En la cola de la campaña están Juan Diego Muñoz y Antonio Cuéllar. Ambos fueron precandidatos de la Alianza Verde, y al no conseguir el aval decidieron matricularse en dos partidos emergentes: Colombia Justa-Libres y ADA, respectivamente. Sin embargo, es claro que sus candidaturas no tienen mayores posibilidades. Cuéllar fue alcalde del municipio de Restrepo y tuvo un proceso por corrupción al sufragante, mientras que Muñoz, quien fue secretario de Educación del departamento y se ha desempeñado como docente, ha tenido que gastar más tiempo desmintiendo las noticias falsas que en impulsar su candidatura.
El pulso que sí está reñido es el de la Alcaldía de Villavicencio, donde ocho candidatos se disputan el poder en una campaña dura, que ha incluido mucha guerra sucia. Aquí las encuestas muestran de primero en intención de voto a Fabián Torres, candidato de Cambio Radical y quien, según se dice en voz baja, cuenta con el apoyo del actual alcalde Barbosa. Torres fue director del Instituto Municipal del Deporte y Recreación de Villavicencio; después fue empleado en el Ministerio de Ambiente y es un hombre cercano a Juan Guillermo Zuluaga y al representante a la Cámara Jaime Rodríguez, pero los conocedores de la política criolla aseguran que en Villavo no hay tradición de que los alcaldes pongan sucesor.
Detrás de él, algunos creen que pisándole los talones hay dos candidatos. Felipe Harman, el candidato alternativo, quien fue avalado por Colombia Humana, el Polo, Colombia Renacientes y MAIS, fue uno de los concejales revelación por sus denuncias del contrato del alumbrado público a favor de William Vélez. Viene creciendo en las encuestas internas, pero su defensa de las banderas de la izquierda en una tierra tan uribista lo ha convertido en el blanco de la guerra sucia. Primero sabotearon una reunión en un barrio, en la que un hombre en moto hizo el amague de que le iba disparar. También denunció que en los últimos días sus contradictores enviaron 30 mil mensajes de texto señalándolo como “el candidato de las guerrillas”. La otra opción de la que se habla es la de Felipe Carreño, quien fue secretario del Partido de la U y cónsul en España en la era Santos y, según se rumora, está siendo apoyado por la gobernadora Amaya y su esposo Carmelo Pérez.
En medio de una de las peores crisis que haya vivido el Meta por cuenta del colapso de la carretera que lo comunica con Bogotá, sus ciudadanos tendrán que definir su futuro político. Hace cuatro años la Gobernación quedó en manos de Marcela Amaya, quien con el aval del Partido Liberal y Alianza Verde —además del apoyo del exgobernador Alan Jara—, logró más de 125.000 votos. Al tiempo, Wílmar Barbosa, de un movimiento independiente pero avalado por Cambio Radical, se quedó con la Alcaldía de Villavicencio.
El Meta tiene poco más de un millón de habitantes y es el mayor productor de petróleo del país, pero a la vez forma parte de la “última frontera agrícola de Colombia” y su territorio alberga algunas de las zonas más biodiversas y ricas ambientalmente de la nación. Pero ni los grandes tesoros de esta llanura han sido suficientes para que el país atienda sus necesidades. Hoy llegar a Villavicencio tarda lo mismo que hace 50 años, su economía quedó sepultada desde los primeros días de julio, cuando un derrumbe se llevó, una vez más, la vía que comunica al departamento con la capital del país, y ni hablar de los abusos de las aerolíneas con los costos de los pasajes aéreos.
En este contexto, cinco candidatos se disputan la Gobernación. Se trata de Arley Fernando Gómez (Alianza Verde), Juan Diego Muñoz (Colombia Justa Libres), Antonio Cuéllar Vargas (ADA), Nora Tovar Rey (Centro Democrático) y el virtual ganador de la contienda: el exministro de Agricultura Juan Guillermo Zuluaga, quien recibió el aval de toda la maquinaria política con el Partido Liberal, la U, Cambio Radical, el conservatismo y la ASI.
Y es que “Juan sin miedo”, nombre con el que él mismo ha impulsado la campaña, ya fue alcalde de Villavicencio e hizo parte del gobierno de Juan Manuel Santos como ministro de Agricultura. Hoy tiene el apoyo de las grandes casas electorales del departamento —incluyendo la de la senadora de la U Maritza Martínez— y se le acusa de ser un hombre cercano al narcotraficante Carlos Nader, así como de tener investigaciones disciplinarias en su contra por actuaciones cuando fue alcalde, en lo relacionado con la reestructuración de la planta de personal del Concejo Municipal por, al parecer, haber vulnerado el reglamento interno.
En un segundo renglón está Arley Fernando Gómez Hernández, de los verdes, quien se ha dado a conocer por ser una especie de youtuber. En 2017 publicó el video que lo hizo famoso, en el que se negó a pagar un peaje entre Villavicencio y Puerto López, argumentando que los costos de estos no se compadecían con las obras de la vía. Desde entonces, recogió la molestia de la ciudadanía por los altos costos de la vida en el Llano. Los videos de Gómez se hicieron virales y se convirtió en una personalidad pública en el Meta. Sin embargo, conocedores de la política regional aseguran que no tiene el suficiente respaldo para enfrentar la maquinaria de “Juan sin miedo”.
En un tercer puesto, en una tierra donde el uribismo es muy fuerte, está la candidata Nohora Tovar, quien dejó la Embajada en República Dominicana para postular su nombre. Se sabe que es de la entraña del expresidente Álvaro Uribe, fue senadora por el Centro Democrático 2010-2014 y cuenta con el respaldo de la representante a la Cámara Jeniffer Arias, pero su campaña no ha tenido la acogida que esperaban en el Centro Democrático. En parte porque el uribismo se fracturó con su nominación, ya que Gómez, quien fue su candidato hace cuatro años, también pidió el aval, pero al serle negado salió ofendido y acusó a la representante Arias de tomar una decisión autoritaria a favor de Tovar.
En la cola de la campaña están Juan Diego Muñoz y Antonio Cuéllar. Ambos fueron precandidatos de la Alianza Verde, y al no conseguir el aval decidieron matricularse en dos partidos emergentes: Colombia Justa-Libres y ADA, respectivamente. Sin embargo, es claro que sus candidaturas no tienen mayores posibilidades. Cuéllar fue alcalde del municipio de Restrepo y tuvo un proceso por corrupción al sufragante, mientras que Muñoz, quien fue secretario de Educación del departamento y se ha desempeñado como docente, ha tenido que gastar más tiempo desmintiendo las noticias falsas que en impulsar su candidatura.
El pulso que sí está reñido es el de la Alcaldía de Villavicencio, donde ocho candidatos se disputan el poder en una campaña dura, que ha incluido mucha guerra sucia. Aquí las encuestas muestran de primero en intención de voto a Fabián Torres, candidato de Cambio Radical y quien, según se dice en voz baja, cuenta con el apoyo del actual alcalde Barbosa. Torres fue director del Instituto Municipal del Deporte y Recreación de Villavicencio; después fue empleado en el Ministerio de Ambiente y es un hombre cercano a Juan Guillermo Zuluaga y al representante a la Cámara Jaime Rodríguez, pero los conocedores de la política criolla aseguran que en Villavo no hay tradición de que los alcaldes pongan sucesor.
Detrás de él, algunos creen que pisándole los talones hay dos candidatos. Felipe Harman, el candidato alternativo, quien fue avalado por Colombia Humana, el Polo, Colombia Renacientes y MAIS, fue uno de los concejales revelación por sus denuncias del contrato del alumbrado público a favor de William Vélez. Viene creciendo en las encuestas internas, pero su defensa de las banderas de la izquierda en una tierra tan uribista lo ha convertido en el blanco de la guerra sucia. Primero sabotearon una reunión en un barrio, en la que un hombre en moto hizo el amague de que le iba disparar. También denunció que en los últimos días sus contradictores enviaron 30 mil mensajes de texto señalándolo como “el candidato de las guerrillas”. La otra opción de la que se habla es la de Felipe Carreño, quien fue secretario del Partido de la U y cónsul en España en la era Santos y, según se rumora, está siendo apoyado por la gobernadora Amaya y su esposo Carmelo Pérez.