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La premisa de la paz total que ha soportado buena parte del discurso del presidente Gustavo Petro, tomó esta semana un nuevo aliento con el encuentro de una delegación del gobierno, liderada por el canciller Álvaro Leyva, con integrantes del Eln radicados en La Habana desde 2018. El objetivo: allanar el camino para retomar los diálogos de paz que quedaron cerrados desde 2019.
Tras la visita, la comitiva gubernamental señaló que pudo “constatar que el Eln comparte la voluntad del gobierno colombiano” y que escuchan a los sectores de la sociedad que claman por una solución dialogada al conflicto armado. El Alto Comisionado para la Paz, Danilo Rueda, dijo a renglón seguido que el gobierno adoptará “todas las medidas jurídicas y políticas” para garantizar las condiciones que permitan la vuelta a la mesa de negociaciones.
En la reunión estuvieron presentes, además. los garantes de las conversaciones, Noruega y Cuba, así como representantes del secretario general de la ONU y de la Conferencia Episcopal colombiana.
El secretario general de la ONU, António Guterres, respaldó la decisión del Gobierno colombiano de explorar la reanudación de las conversaciones y ofreció el apoyo de la organización.Guterres dio la bienvenida a “los esfuerzos del presidente (Gustavo) Petro para profundizar y expandir la paz en Colombia”, según una declaración leída por su portavoz, Stéphane Dujarric, en la que puso a disposición la asistencia de Naciones Unidas.
Para el presidente Gustavo Petro se trata de “un proceso de tanteo, de mirar lo que quedó hace 4 años, de ver qué se puede rescatar, procesos que ya había de negociaciones, de treguas, cosas por el estilo que hay que ver ya cuatro años después si son posibles, si se pueden rescatar”.
Los acercamientos entre gobierno y Eln han sido durante años un asunto clave en la línea de seguridad de distintos mandatarios. Entre 1974 y 1978, por ejemplo, bajo el gobierno de Alfonso López Michelsen se dio el primer intento de negociación con el Eln, tras un duro golpe que adelantó el Estado contra esa guerrilla en la Operación Anorí. El grupo armado pidió una amnistía a cambio de entregarse, sin embargo, al llegar el momento nunca se presentaron en el lugar pactado, argumentando la falta de garantías.
En 1986 el gobierno de Virgilio Barco creó la Consejería para la Reconciliación, Normalización y Rehabilitación, que se sentó a dialogar en septiembre de 1987 con la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar , conformada por las Farc, el M-19, el Epl, el Eln, El PTR y el Quintín Lame. Sin embargo, el único grupo que se desmovilizó fue el M-19.
El presidente César Gaviria continuó con el modelo de Barco de cara a la Asamblea Nacional Constituyente. Las negociaciones se desarrollaron inicialmente en Caracas (Venezuela) y luego en Tlaxcala (México). Sin embargo, la operación Casa Verde (sede del secretariado de las Farc) en diciembre de 1990, minó la confianza.
Durante el gobierno de Ernesto Samper el Eln oficializó la “Propuesta urgente para Colombia”. En España se logró firmar un preacuerdo entre las partes y se avanzó en la convocatoria de una Convención Nacional. Sin embargo, una serie de filtraciones y el posterior cambio de gobierno no permitieron que todo llegara a buen término.
El gobierno de Andrés Pastrana, por su parte, se volcó a las negociaciones con las Farc, aunque hubo varios encuentros con el Eln. De hecho hubo una primera ronda de diálogos en Caracas, luego se retomaron en Cuba y luego de nuevo en Venezuela. Incluso se alcanzó a anunciar el establecimiento de una zona de encuentro en los municipios de San Pablo y Cantagallo (Bolívar) y en Yondó (Antioquia). Los obstáculos vinieron por cuenta de ataques como la masacre de Machuca, en 1998, el secuestro del vuelo 9463 de Avianca, y el secuestro de la Iglesia La María en Cali.
También Álvaro Uribe durante su mandato hizo pública su disposición para buscar diálogos con el Eln. Hubo acercamientos en Cuba entre ambas partes para entablar diálogos.