¿Cuál fue el rol del congresista Gustavo Petro señalando la parapolítica?
Después de las declaraciones de Salvatore Mancuso ante la Jurisdicción Especial para la Paz, el presidente de Colombia recordó que él ya había expuesto vínculos entre políticos y paramilitares desde 2005, cuando era representante a la Cámara.
“Se confirma plenamente mi debate parlamentario sobre el paramilitarismo en Antioquia de 2007″, aseguró este miércoles 10 de mayo el presidente de la República, Gustavo Petro, en sus redes sociales. La afirmación del mandatario responde a las declaraciones que dio ese mismo día Salvatore Mancuso, antiguo comandante de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), durante su primera sesión de la audiencia pública ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP).
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“Se confirma plenamente mi debate parlamentario sobre el paramilitarismo en Antioquia de 2007″, aseguró este miércoles 10 de mayo el presidente de la República, Gustavo Petro, en sus redes sociales. La afirmación del mandatario responde a las declaraciones que dio ese mismo día Salvatore Mancuso, antiguo comandante de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), durante su primera sesión de la audiencia pública ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP).
Esa justicia compartió en su cuenta de Twitter la confirmación de Mancuso de que “más de una docena de comandantes de autodefensas tuvimos convivires. Pero no necesitábamos tampoco tener demasiadas, sino promover que otras personas las crearan y fueran punto de apoyo de nuestra expansión, como Jorge Gnecco”.
Ante esto, Petro señaló que “el paramilitarismo no fue sino una alianza del narcotráfico con buena parte del poder político y económico de Colombia y un sector de la prensa tradicional para desatar un genocidio sobre el pueblo. La mentalidad paramilitar se adueñó de un sector importante de la sociedad colombiana que cree que hay que eliminar la diferencia. Esa mentalidad paramilitar en parte de la sociedad es el fascismo a la colombiana”.
Esta no es la primera vez que Gustavo Petro hace referencia al entramado paramilitar que se ha cruzado con el Estado. El 18 de mayo de 2005, cuando el ahora presidente era representante a la Cámara por Bogotá, se dirigió al Congreso para señalar los nexos entre la política y el paramilitarismo en el departamento de Sucre.
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En su discurso dijo: “Los poderes mafiosos locales son una articulación entre elites económicas, dirigentes políticos y delincuentes convertidos en comandantes manejando ejércitos privados. Esa fusión mafiosa tiene un objetivo: controlar por la vía del terror, del estilo de muerte, a la sociedad sobre la cual se asienta. Eliminan todas las diferencias, políticas, religiosas... Y ese control social totalitario, dictatorial, tiene un objetivo: el enriquecimiento ilícito, la depredación, la captación de los recursos públicos, los recursos naturales, las tierras y la cocaína”.
Las palabras de Petro en 2005 sobre la parapolítica se sustentaban en tres pruebas: el proceso sobre la masacre de Chengue, en enero de 2001, informes operacionales de las Fuerzas Militares, específicamente de la Armada, y videos. Ese 18 de mayo, después de pedir que no interrumpieran su discurso y advertir sobre las “imágenes fuertes” que iba a mostrar, el entonces congresista señaló a varios políticos de sostener relaciones con los grupos paramilitares.
Ejemplo de ello fue la acusación contra el senador Álvaro García Romero, quien en 1997 se habría reunido con personajes como Salvador Arana, Miguel Nule Amín, Salvatore Mancuso, Edward Cobos (alias ‘Diego Vecino’), Salomón Fériz, en la finca Las Canarias. “En esa reunión decidieron conformar grupos paramilitares autónomos en la región de Sucre”, dijo Petro recordando el testimonio de Jairo Antonio Castillo Peralta (conocido como “Pitirri”). Petro les adjudicó el asesinato de Georgina Narváez, testigo electoral en las elecciones de 1997, en San Onofre, para inclinar la votación a favor de Julio Morris como gobernador de Sucre.
Para el congresista Gustavo Petro el de Sucre era un “caso típico” para demostrar cómo funcionaban los lazos entre políticos y paramilitares en los años 2000. Pero su esfuerzo por exponer este tipo de vínculos no fue exclusivo de este departamento del Caribe colombiano. “¿Podía Salvatore Mancuso garantizar la tranquilidad ciudadana en 1996, cuando ya traficaba con droga?”, dijo Petro el 17 de abril de 2007, en debate en el Congreso sobre el paramilitarismo en Antioquia. Ese día señaló varias convivir y sus dirigentes. “Las convivir tuvieron jefes paramilitares en todo el país desde el principio”, apuntó.
Otros personajes también jugaron un rol clave en las denuncias de los pactos entre políticos y paramilitares durante el gobierno de Álvaro Uribe. Entre ellos, la senadora Piedad Córdoba, y Clara López Obregón, entonces dirigente del Polo Democrático Alternativo. En junio de 2005, esta última señaló la vinculación entre congresistas y miembros de las AUC. Después de los señalamientos López Obregón, la Corte Suprema de Justicia abrió investigaciones al respecto. En noviembre de 2006, ordenó la detención de los senadores Álvaro García y Jairo Merlano, y al representante Julio Morris.
Además, es importante rescatar el rol que jugó la prensa en ese momento. Por ejemplo, las investigaciones de la actual alcaldesa de Bogotá, Claudia López, en la revista Semana. Utilizando estadísticas del Observatorio de Derechos Humanos de la Vicepresidencia, López analizó, entre otros asuntos, el incremento en los asesinatos de líderes políticos a manos de los paramilitares, entre 1998 y 2001.
El 4 de agosto de 2021, Salvatore Mancuso habló con la Comisión de la Verdad sobre sus vivencias en el marco del conflicto armado y las alianzas que construyó durante el mismo. Ante esto, la reacción de Gustavo Petro tuvo que ver, precisamente, con las denuncias que él había realizado años atrás. “Fui el primer político colombiano que denunció y destapó la parapolítica (alianza entre Estado y paramilitares). Lo hice en el año 2005. Al hacerlo puse en peligro mi vida y la de mi familia (muchos debieron irse al exilio). El costo por no quedarme callado ha sido alto, pero valió la pena. Dieciséis años después, Mancuso, líder de los paramilitares, me da la razón al confesar dicho contubernio”, dijo el 5 de agosto de 2021, similar a su reacción de este miércoles 10 de mayo.
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