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Desde Magangué, Bolívar, el presidente Gustavo Petro dio luces sobre el camino que debería tomar el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) sobre la compra de bienestarina para nutrir a los niños más pobres y vulnerables del país.
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“Cuando el ICBF entrega bienestarina está cometiendo un grave error porque la bienestarina es un producto importado al por mayor y la reparten a los niños, eso donde no se la roban. Pues no, para que lograr que los niños estén nutridos lo que se tiene que lograr es que el territorio produzca la comida suficiente y no importarla”, destacó.
Aunque no dio la orden explícita de que el Gobierno dejara de comprar bienestarina para este fin, ese parece ser el mensaje entre líneas para una entidad a la que, en las últimas semanas, el presidente le ha dedicado más comentarios en sus declaraciones oficiales.
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En esta ocasión, Petro añadió que la bienestarina “debe costarnos un ojo de la cara cuando el territorio debería dar esa alimentación, cuando el territorio puede dar la alimentación, si el Estado ayuda, eleva la rentabilidad, de los productos que se pueden conseguir en el territorio”.
Por ello, instó a Javier Pava Sánchez, director de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), a gestionar cooperativas que desde el Estado compren las cosechas de los campesinos para luego entregarlas en los territorios que padecen mayores índices de hambruna y desnutrición.
“El Estado debe aprender a comprar cosechas, y a llevarlas a donde la población tiene hambre. Si se compran cosechas, estamos ayudando a aumentar la producción y la sostenibilidad alimentaria del país. Es más, estamos ayudando a que el campesino pueda tener mejores ingresos”, insistió.
En las zonas costeras y cerca a los ríos es en donde el primer mandatario ha venido, en esta última etapa del año, hablando sobre la desnutrición y el rol del ICBF para superarlo. Cabe recordar el jalón de orejas público que le hizo a Concepción Baracaldo, directora de la entidad estatal, por la muerte de 20 niños y niñas en La Guajira. “Se llama fracaso y hay que asumirlo como tal. Este gobierno no es para ver morir niños y si están muriendo, ¿de qué potencia mundial de la vida estamos hablando?”, afirmó desde uno de los departamentos más críticos frente a esta problemática.
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Esta vez, lo hizo desde Magangué, Bolívar, mientras lanzaba el programa de Ollas Comunitarias para los damnificados por la temporada invernal. Todo esto haría parte de la apuesta del jefe de Estado y de todo el Gobierno por reducir el hambre, algo que Petro ha retomado desde su campaña como “hambre cero”, en conjunto con su intención de hacerle frente a los estragos de la época de lluvias en la alimentación de los colombianos más azotados por este fenómeno.
Al mismo tiempo, durante su cuenta de Twitter, Petro señaló que Colombia debe pasar de preocuparse por la seguridad alimentaria, a hacerlo por la soberanía alimentaria, algo que resume todo lo expuesto en Bolívar.
“El programa de nutrición de la primera infancia para que sea eficaz debe pasar del concepto, muy neoliberal, de seguridad alimentaria, que se basa en inportación de alimentos y grandes contratistas a la soberanía alimentaria del territorio donde vive la niñez”, explicó.
Los paises modernos destinan el sistema escolar a los niños entre 3 y 5 años. La institución esencial para la niñez entre 3 y 5 años en toda Colombia es el preescolar que debe generalizarse en el país por el ministerio de educación. Esto implica un cambio en la ley del SGP
— Gustavo Petro (@petrogustavo) December 28, 2022
Mientras el primer mandatario se sostiene en que la bienestarina no es el camino para la nutrición infantil, concretamente la de la primera infancia, opositores lo contradicen. Diego Molano, antiguo ministro de Defensa y quien dirigió el ICBF entre 2011 y 2013 (gobierno del expresidente Juan Manuel Santos), dijo a Rcn Radio que la bienestarina es producida en Colombia.
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