Detalles del empalme entre los gobiernos Santos y Duque
El Gobierno entregó 35 documentos base del próximo Plan de Desarrollo y 23 más correspondientes a distintos sectores. Esta es la historia en voz de Alfonso Prada, secretario general de Presidencia.
-Lorena Arboleda Zárate / @LorenaArboleda8
“Tenemos incertidumbre en todo. La campaña fue agresiva, polarizada y muy difícil, porque los dos sectores que pasaron a segunda vuelta descalificaban buena parte del Gobierno del presidente Santos”. Con esas palabras, el secretario general de Presidencia, Alfonso Prada, hace una primera aproximación de lo que ha sido el empalme entre el Gobierno saliente y el entrante. “Pero también digo con claridad: ¿qué se notó en la reunión? Que ya no estamos en campaña, que ya hay un presidente elegido y que habla con el tono de estadista que debe tener un gobierno”. El funcionario se refiere al primer encuentro que sostuvo el presidente Santos con su sucesor, Iván Duque, el jueves de esta semana.
El nuevo mandatario llegó muy temprano ese día a la que dentro de poco será su residencia, y en el marco de un ambiente político convulsionado por cuenta del mismo asunto que los convocó hace dos años: el futuro del Acuerdo de Paz. Sin duda, uno de los diez ejes centrales en los que trabajarán los dos equipos designados de lado y lado para hacer el proceso de transición. “La instrucción del presidente es hacer un empalme con transparencia y con calidad en la información”, cuenta Prada, quien lidera ese proceso junto a los ministros de Comercio, María Lorena Gutiérrez, y Hacienda, Mauricio Cárdenas. El vicepresidente, general (r) Óscar Naranjo, también estuvo allí.
(Lea: Paz, Hidroituango y finanzas, los ejes del empalme)
Del lado de Duque llegaron Alberto Carrasquilla, director del empalme, y María Paula Correa, secretaria privada del nuevo mandatario. Un poco más tarde llegó la nueva vicepresidenta, Marta Lucía Ramírez. Y más que recriminaciones mutuas, como venía ocurriendo prácticamente desde que arrancaron las conversaciones de paz con las Farc, hubo tranquilidad en el intercambio de ideas y la perspectiva de dos gobiernos responsables. Pero ¿cuáles son los detalles, hasta hoy desconocidos, del encuentro Santos-Duque? Lo primero que hay que decir es que ya hay fecha perentoria acordada para finalizar el proceso: el 15 de julio, día en el que Duque comenzará a anunciar su gabinete.
Desde hace dos meses, los ministros y directores de los departamentos administrativos de Santos se venían preparando para el empalme. Por eso, en la reunión ampliada entre ambos equipos, y en la cual estuvieron presentes el mandatario saliente y el entrante, se hizo entrega de 35 documentos que son la base del próximo Plan de Desarrollo. Además se entregaron los dos planes de desarrollo ya implementados con sus respectivas evaluaciones anuales, los siete discursos del presidente Santos en los que rinde informe del estado de la nación ante el Congreso —el octavo lo pronunciará el 20 de julio— y 23 documentos (uno por cada sector) con elementos administrativos, presupuestales y asuntos pendientes. “También incluimos sugerencias, con absoluto respeto, sobre lo que creemos que debería hacerse con ciertos temas”, dice Prada.
(Lea: “Senadores, jueguen en otro escenario a las contiendas”: Santos sobre la JEP)
Sin embargo, el Gobierno también pidió a sus funcionarios una lista detallada de los temas que consideran estratégicos y que deberían ser prioridad para el Gobierno entrante. El equipo delegado recibió un centenar, pero al hacer un riguroso filtro quedaron diez: Electricaribe, la situación de migrantes venezolanos, Hidroituango, la reforma al Sistema General de Participaciones, las decisiones de la Corte Constitucional con alto impacto fiscal, las demandas internacionales, los programas de 4G, el ingreso de Colombia a la OCDE, el conflicto marítimo con Nicaragua, el hallazgo del galeón San José y, por supuesto, el Acuerdo de Paz, con especial mención del Fondo Colombia en Paz. ¿Y qué les dijo el presidente electo? “Nos dijo —responde Prada— que quería mantener lo que encontraran que se ha hecho bien, que harán los ajustes a lo que consideraran que se puede mejorar y que introducirán nuevos elementos de conformidad con el programa de gobierno que presentó. Con eso marca la ruta de que va a construir sobre lo construido”.
Ahora viene una nueva etapa que, desde la orilla uribista, tendrá a cargo el exministro Carrasquilla. Ya recibió la dirección, el correo electrónico y el teléfono de los encargados de cada una de las entidades para que coordinen una nueva cita y se haga un proceso de empalme más específico. La próxima reunión será el martes que viene, también en la Casa de Nariño. El tema, evidentemente, será el Acuerdo de Paz y, en concreto, el futuro de la ley de procedimiento de la JEP. Ahora serán cinco los delegados de lado y lado, y al equipo de Santos se integrará el alto comisionado para la paz, Rodrigo Rivera.
Pero hay un detalle final que conoció El Espectador. Fuentes con asiento en el Capitolio confirmaron que, mientras se llevaba a cabo el encuentro Santos-Duque, en el Ministerio del Interior transcurría una reunión de la subcomisión de legisladores que fue delegada para revisar la situación de la JEP. De ella hacen parte los senadores Horacio Serpa (Partido Liberal), Germán Varón (Cambio Radical), Armando Benedetti (U), Juan Diego Gómez (Partido Conservador), Antonio Correa (Opción Ciudadana), Alexánder López (Polo), Carlos Baena (MIRA) y Paloma Valencia (Centro Democrático). Lo que llamó la atención fue la llamada que hizo la congresista uribista en plena reunión.
(Lea: “No hay más razones para no tramitar ley de procedimiento de la JEP”: Gobierno)
¿Qué ocurrió? El primer acuerdo al que llegaron Santos y Duque, como lo dijo el propio mandatario el viernes, fue llamar al presidente de la Corte Constitucional, Alejandro Linares, para que disipara las dudas que tenía el electo presidente en torno a si se debían aprobar o no las normas de la JEP por supuestos vicios de trámite. Este aceptó, Linares le halló la razón al Gobierno y hubo luz verde en ese sentido. Superadas esas dudas, el nuevo jefe de Estado pidió un encuentro entre su bancada y representantes de otros partidos para escuchar proposiciones en torno al proyecto en mención. La razón —y esto es lo que cuentan los presentes en el Ministerio— llegó de inmediato. El Gobierno le trasladó el mensaje a Paloma Valencia, quien, sorprendida, habría dicho: “¿Eso dijo Iván?”. De inmediato cogió su móvil: “Hola, pre”. Pero su interlocutor no era Duque, sino el expresidente Álvaro Uribe, a quien le consultó sobre la decisión del nuevo presidente, y le pidió instrucciones.
Uribe le dio su guiño a lo acordado entre el mandatario saliente y el entrante, pero le pidió a la senadora fijar tres condiciones: que se prohíba la participación en política de los miembros de las Farc responsables de los crímenes más graves, crear una nueva sala para procesar a militares dentro de la JEP y establecer un proceso especial para los terceros involucrados en el conflicto.
Sin hacer alusión directa a este episodio, el presidente Santos dijo: “Esos temas requerirían una reforma constitucional para cambiarlos, pero cualquier modificación consensuada, que mejore los acuerdos, bienvenida sea”, y dio instrucciones a su ministro de la política para que se reúna con el Centro Democrático en aras de dar la discusión. Eso sí, alertó que “no es el momento oportuno para impedir que se cumpla con las víctimas. Espero que voten el procedimiento de la JEP. Yo ya dejo el Gobierno y dejo la paz en manos de ustedes”.
Lo ocurrido tras bambalinas evidencia una primera prueba a la independencia del presidente electo, Iván Duque, y el liderazgo que ejercerá sobre la bancada de su partido en el Congreso, de la que hace parte también el expresidente Uribe. Los ojos de la opinión pública están sobre su gestión, que comienza a perfilar un gobierno de unidad y compromiso compartido entre el Ejecutivo y las demás ramas del poder público.
“Tenemos incertidumbre en todo. La campaña fue agresiva, polarizada y muy difícil, porque los dos sectores que pasaron a segunda vuelta descalificaban buena parte del Gobierno del presidente Santos”. Con esas palabras, el secretario general de Presidencia, Alfonso Prada, hace una primera aproximación de lo que ha sido el empalme entre el Gobierno saliente y el entrante. “Pero también digo con claridad: ¿qué se notó en la reunión? Que ya no estamos en campaña, que ya hay un presidente elegido y que habla con el tono de estadista que debe tener un gobierno”. El funcionario se refiere al primer encuentro que sostuvo el presidente Santos con su sucesor, Iván Duque, el jueves de esta semana.
El nuevo mandatario llegó muy temprano ese día a la que dentro de poco será su residencia, y en el marco de un ambiente político convulsionado por cuenta del mismo asunto que los convocó hace dos años: el futuro del Acuerdo de Paz. Sin duda, uno de los diez ejes centrales en los que trabajarán los dos equipos designados de lado y lado para hacer el proceso de transición. “La instrucción del presidente es hacer un empalme con transparencia y con calidad en la información”, cuenta Prada, quien lidera ese proceso junto a los ministros de Comercio, María Lorena Gutiérrez, y Hacienda, Mauricio Cárdenas. El vicepresidente, general (r) Óscar Naranjo, también estuvo allí.
(Lea: Paz, Hidroituango y finanzas, los ejes del empalme)
Del lado de Duque llegaron Alberto Carrasquilla, director del empalme, y María Paula Correa, secretaria privada del nuevo mandatario. Un poco más tarde llegó la nueva vicepresidenta, Marta Lucía Ramírez. Y más que recriminaciones mutuas, como venía ocurriendo prácticamente desde que arrancaron las conversaciones de paz con las Farc, hubo tranquilidad en el intercambio de ideas y la perspectiva de dos gobiernos responsables. Pero ¿cuáles son los detalles, hasta hoy desconocidos, del encuentro Santos-Duque? Lo primero que hay que decir es que ya hay fecha perentoria acordada para finalizar el proceso: el 15 de julio, día en el que Duque comenzará a anunciar su gabinete.
Desde hace dos meses, los ministros y directores de los departamentos administrativos de Santos se venían preparando para el empalme. Por eso, en la reunión ampliada entre ambos equipos, y en la cual estuvieron presentes el mandatario saliente y el entrante, se hizo entrega de 35 documentos que son la base del próximo Plan de Desarrollo. Además se entregaron los dos planes de desarrollo ya implementados con sus respectivas evaluaciones anuales, los siete discursos del presidente Santos en los que rinde informe del estado de la nación ante el Congreso —el octavo lo pronunciará el 20 de julio— y 23 documentos (uno por cada sector) con elementos administrativos, presupuestales y asuntos pendientes. “También incluimos sugerencias, con absoluto respeto, sobre lo que creemos que debería hacerse con ciertos temas”, dice Prada.
(Lea: “Senadores, jueguen en otro escenario a las contiendas”: Santos sobre la JEP)
Sin embargo, el Gobierno también pidió a sus funcionarios una lista detallada de los temas que consideran estratégicos y que deberían ser prioridad para el Gobierno entrante. El equipo delegado recibió un centenar, pero al hacer un riguroso filtro quedaron diez: Electricaribe, la situación de migrantes venezolanos, Hidroituango, la reforma al Sistema General de Participaciones, las decisiones de la Corte Constitucional con alto impacto fiscal, las demandas internacionales, los programas de 4G, el ingreso de Colombia a la OCDE, el conflicto marítimo con Nicaragua, el hallazgo del galeón San José y, por supuesto, el Acuerdo de Paz, con especial mención del Fondo Colombia en Paz. ¿Y qué les dijo el presidente electo? “Nos dijo —responde Prada— que quería mantener lo que encontraran que se ha hecho bien, que harán los ajustes a lo que consideraran que se puede mejorar y que introducirán nuevos elementos de conformidad con el programa de gobierno que presentó. Con eso marca la ruta de que va a construir sobre lo construido”.
Ahora viene una nueva etapa que, desde la orilla uribista, tendrá a cargo el exministro Carrasquilla. Ya recibió la dirección, el correo electrónico y el teléfono de los encargados de cada una de las entidades para que coordinen una nueva cita y se haga un proceso de empalme más específico. La próxima reunión será el martes que viene, también en la Casa de Nariño. El tema, evidentemente, será el Acuerdo de Paz y, en concreto, el futuro de la ley de procedimiento de la JEP. Ahora serán cinco los delegados de lado y lado, y al equipo de Santos se integrará el alto comisionado para la paz, Rodrigo Rivera.
Pero hay un detalle final que conoció El Espectador. Fuentes con asiento en el Capitolio confirmaron que, mientras se llevaba a cabo el encuentro Santos-Duque, en el Ministerio del Interior transcurría una reunión de la subcomisión de legisladores que fue delegada para revisar la situación de la JEP. De ella hacen parte los senadores Horacio Serpa (Partido Liberal), Germán Varón (Cambio Radical), Armando Benedetti (U), Juan Diego Gómez (Partido Conservador), Antonio Correa (Opción Ciudadana), Alexánder López (Polo), Carlos Baena (MIRA) y Paloma Valencia (Centro Democrático). Lo que llamó la atención fue la llamada que hizo la congresista uribista en plena reunión.
(Lea: “No hay más razones para no tramitar ley de procedimiento de la JEP”: Gobierno)
¿Qué ocurrió? El primer acuerdo al que llegaron Santos y Duque, como lo dijo el propio mandatario el viernes, fue llamar al presidente de la Corte Constitucional, Alejandro Linares, para que disipara las dudas que tenía el electo presidente en torno a si se debían aprobar o no las normas de la JEP por supuestos vicios de trámite. Este aceptó, Linares le halló la razón al Gobierno y hubo luz verde en ese sentido. Superadas esas dudas, el nuevo jefe de Estado pidió un encuentro entre su bancada y representantes de otros partidos para escuchar proposiciones en torno al proyecto en mención. La razón —y esto es lo que cuentan los presentes en el Ministerio— llegó de inmediato. El Gobierno le trasladó el mensaje a Paloma Valencia, quien, sorprendida, habría dicho: “¿Eso dijo Iván?”. De inmediato cogió su móvil: “Hola, pre”. Pero su interlocutor no era Duque, sino el expresidente Álvaro Uribe, a quien le consultó sobre la decisión del nuevo presidente, y le pidió instrucciones.
Uribe le dio su guiño a lo acordado entre el mandatario saliente y el entrante, pero le pidió a la senadora fijar tres condiciones: que se prohíba la participación en política de los miembros de las Farc responsables de los crímenes más graves, crear una nueva sala para procesar a militares dentro de la JEP y establecer un proceso especial para los terceros involucrados en el conflicto.
Sin hacer alusión directa a este episodio, el presidente Santos dijo: “Esos temas requerirían una reforma constitucional para cambiarlos, pero cualquier modificación consensuada, que mejore los acuerdos, bienvenida sea”, y dio instrucciones a su ministro de la política para que se reúna con el Centro Democrático en aras de dar la discusión. Eso sí, alertó que “no es el momento oportuno para impedir que se cumpla con las víctimas. Espero que voten el procedimiento de la JEP. Yo ya dejo el Gobierno y dejo la paz en manos de ustedes”.
Lo ocurrido tras bambalinas evidencia una primera prueba a la independencia del presidente electo, Iván Duque, y el liderazgo que ejercerá sobre la bancada de su partido en el Congreso, de la que hace parte también el expresidente Uribe. Los ojos de la opinión pública están sobre su gestión, que comienza a perfilar un gobierno de unidad y compromiso compartido entre el Ejecutivo y las demás ramas del poder público.