Diálogos con el Eln: los retos para la “paz total” de Gustavo Petro
Los primeros acercamientos del nuevo gobierno con esa guerrilla abren la oportunidad a un posible acuerdo. Para expertos y opositores, no será un proceso fácil, pues la dinámica del Eln es muy distinta a la que manejaban las Farc y es fundamental tener los pies sobre la tierra.
Jhordan C. Rodríguez
Los diálogos de paz entre el Gobierno colombiano y el Ejército de Liberación Nacional (Eln) se retomarán, según lo manifestaron el canciller, Álvaro Leyva Durán, y el comisionado de Paz, Danilo Rueda, desde La Habana (Cuba). La intención de lograr un acuerdo con esta guerrilla hace parte de una de las propuestas que Gustavo Petro planteó desde su campaña presidencial: la paz total, iniciativa con la que aspira a que varios grupos armados que siguen activos en el país dejen las armas y se reincorporen a la vida civil. Pero, ¿qué ventajas y desventajas puede traer la negociación con el Eln, con el que se han tenido intentos fallidos en el pasado? El Espectador habló con expertos en temas de paz y conocedores de este grupo armado para entender el futuro del diálogo.
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Los diálogos de paz entre el Gobierno colombiano y el Ejército de Liberación Nacional (Eln) se retomarán, según lo manifestaron el canciller, Álvaro Leyva Durán, y el comisionado de Paz, Danilo Rueda, desde La Habana (Cuba). La intención de lograr un acuerdo con esta guerrilla hace parte de una de las propuestas que Gustavo Petro planteó desde su campaña presidencial: la paz total, iniciativa con la que aspira a que varios grupos armados que siguen activos en el país dejen las armas y se reincorporen a la vida civil. Pero, ¿qué ventajas y desventajas puede traer la negociación con el Eln, con el que se han tenido intentos fallidos en el pasado? El Espectador habló con expertos en temas de paz y conocedores de este grupo armado para entender el futuro del diálogo.
En contexto: Gobierno reconoce legitimidad de delegación de paz del Eln: se retomará el diálogo
La llegada de Petro al poder significa para muchos restablecer una intención de buscar la paz que durante el gobierno Duque poco se movió. Aún así, la nueva apuesta que hará el Gobierno genera incertidumbre en algunos que tienen reservas al respecto, sobre todo en sectores de oposición, liderados ahora por el Centro Democrático. La discusión sobre la búsqueda de paz con el Eln quedó casi sin esperanza desde enero de 2019, cuando el entonces presidente, Iván Duque, decidió romper los diálogos y reactivar las órdenes de captura que se congelaron en la administración de Juan Manuel Santos, quien logró la firma del Acuerdo de Paz con las Farc.
Según Víctor de Currea-Lugo, doctor de la Universidad Complutense de Madrid y experto en el Eln, lo primero que se debe entender es que esta guerrilla tiene unas dinámicas muy diferentes a las que manejaban las Farc. Para este, el equipo negociador del Gobierno en Cuba deberá tener especial cuidado y tener los pies en la tierra sobre lo que se quiere hacer en estas nuevas conversaciones. De acuerdo con De Currea-Lugo, “si se sigue planteando el tren de la paz o la idea de que el Eln es como las Farc, pero chiquitas, eso está llamado al fracaso”, porque no se proponen dinámicas para trabajar bien con este actor armado. Asimismo, plantea que lo más importante en estos nuevos acercamientos es tratar de retomar a partir de lo que se dejó en administraciones pasadas.
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Por su parte, Egoitz Gago Antón, director de la maestría de Conflicto y Paz de la Universidad Javeriana, quien además participó en procesos de paz alrededor del mundo como el del País Vasco, considera que lo primordial cuando los diálogos se reinicien es que se establezcan garantías jurídicas y políticas para que haya un avance. El experto coincide en que el gobierno Petro, específicamente la delegación negociadora, tendrá que entender las particularidades de esta guerrilla. Según Antón, “una dificultad inherente es que el Eln funciona de manera más horizontal que por ejemplo lo hacían las Farc. Los frentes de Chocó y Arauca funcionan de manera más independiente al Comando Central, lo cual puede dar problemas a la hora de poner una agenda”.
Lo que pase dentro de la guerrilla en cuanto a los diálogos que se retomarán, también es vital para entender la dinámica que moverá la agenda de paz en este gobierno. De acuerdo con Jorge Mantilla, director de conflicto de la Fundación Ideas para la Paz (FIP), “la mesa de diálogo del Eln pasó casi cuatro años sin reunirse con las estructuras del grupo en Colombia y algunas que están en Venezuela”, lo cual es importante para que se logre una desmovilización colectiva de sus integrantes. Para Mantilla, el diálogo simultáneo que propone la “paz total” de Petro, aunque es una intención loable, podría llegar a complicar no solo esa intención, sino los que se tengan con el Clan del Golfo, las disidencias de las Farc y demás, ya que no hacen parte de las mismas mesas y sus dinámicas de guerra son muy diferentes.
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Los expertos consultados convergen en que retomar las conversaciones tiene pros y contras, especialmente en la dinámica que se manejará. Para Antón, los avances que se tuvieron, sobre todo con Santos, le ahorrarán un trabajo al nuevo gobierno, pero el tiempo de inactividad con Duque podría costar en comprender un posible cambio de perspectiva en la guerrilla. A pesar de esto, considera que “hay puntos que son más complicados de negociar y llevar a un acuerdo, que pueden demorar, pero no es imposible de lograr”. Por su parte, De Currea-Lugo encuentra positivo que con el nuevo gobierno haya la posibilidad de un diálogo que pueda resultar en “un gran proyecto”, pero advierte que “se puede fracasar si no se toma con rigurosidad”.
En un eventual acuerdo de paz que se materialice con el Eln, puede presentarse que tengan una participación política, tal y como se firmó con las Farc en 2016, cuando se les otorgaron diez curules en el Congreso. Ante esto, sectores de la oposición han manifestado su apoyo a toda iniciativa que busque la paz, pero mantienen algunos reparos sobre la impartición de justicia a los guerrilleros. Vicente Carreño, senador de Arauca por el Centro Democrático, resalta que “el expresidente Duque les tendió la mano y cuando se cayeron los diálogos respondieron poniendo una bomba en la Escuela General Santander, matando a un poco de muchachos”, lo cual lo hace dudar sobre la intención de la guerrilla ahora. Aún así, afirma que “como colombiano y político” quiere que en Colombia haya paz, pero no a cualquier costo.
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Postura similar sostiene el representante a la Cámara del mismo partido por Antioquia, Hernán Cadavid, quien expresa que “el proceso de justicia transicional con cada grupo, ya sea Clan del Golfo, Eln, disidencias o demás, debe mejorar comparado con el de las Farc y no repetir los errores del pasado que dan pie a la impunidad”. Según dijo, hay que revisar con lupa que la delegación de la guerrilla represente realmente la voluntad de sus militantes. Para Cadavid, “hay que tener en cuenta que en el caso de las Farc, quienes fueron a la mesa en La Habana eran guerrilleros veteranos, de los cuales muchos hoy ocupan lugares en el Congreso, pero eso mismo dio paso a que hubiera disidencias, pues no todos comulgaban con el desarme como lo proponía el acuerdo firmado”.
De Currea-Lugo considera que, por lo pronto, hay que centrarse en el diálogo con el Eln, pero advierte que hay cosas que no dependen directamente de la negociación con ellos, sino con los demás actores armados. “De nada sirve lograr un proceso con el Eln, si no se ha resuelto el problema de las disidencias o los paramilitares, porque esos dos llenarían los vacíos de poder que deje la guerrilla”. Y sobre la paz total que propone Petro, concluye: “El gran reto será negociar con los distintos grupos casi en paralelo y además implementar el Acuerdo con las Farc. Así se logrará”.