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En una hora atípica, pasadas las 9:30 de la mañana, este martes 20 de julio el presidente Iván Duque instaló el cuarto y último periodo legislativo del Congreso de la República. Si bien el año pasado, en plena emergencia sanitaria por el coronavirus, el jefe de Estado optó por hacer la instalación de manera virtual, en esta oportunidad sí asistió al Capitolio, desde donde presentó la hoja de ruta para lo que resta de su administración y defendió sus tres años de Gobierno.
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Precisamente, Duque arrancó su intervención destacando que era un honor y un privilegio volver al recinto, “expresión genuina” de la democracia, justo cuando Colombia celebra un año más de independencia. Luego, el jefe de Estado –que agradeció a “Dios todo poderoso y a la Virgen de Chiquinquirá”– pidió un minuto de silencio para recordar a las víctimas del COVID-19, así como aquellas que han fallecido a causa de la violencia. Incluso, hizo mención al fallecido exministro de Defensa, Carlos Holmes Trujillo, así como al exsenador Eduardo Enríquez Maya, que murieron a causa del coronavirus.
Justamente, la primera parte de la intervención del jefe de Estado estuvo dedicada a destacar las consecuencias por cuenta de la emergencia sanitaria, así como los retos del plan de vacunación, resaltando hechos como que se hayan duplicado las camas de cuidado intensivo, la dotación de laboratorios y la disposición del personal de la salud, a quienes denominó como “la primera línea de la vida”.
“Esta pandemia nos ha dejado un rastro de dolor muy grande: más de 115.000 colombianos fallecidos que, junto a los 4 millones de víctimas en todo el mundo, representan un vacío irreparable. En estos tiempos, los colombianos hemos tenido que afrontar todo tipo de adversidades, personales y colectivas. Todos hemos sido víctimas de las consecuencias de una catástrofe global que dejó ciudades desoladas, cerró fronteras, interrumpió planes de vida y alteró nuestra cotidianidad de formas que eran impensables”, declaró Duque.
El mandatario aseguró que el mundo se vio obligado a enfrentar una crisis ante la cual “no había libretos ni soluciones mágicas”. En ese sentido, hizo alusión una vez más a una expresión que se popularizó en la pandemia: resiliencia, señalando que los colombianos están creyendo en el futuro. “La pandemia puso a nuestro Gobierno el gran reto de proteger las vidas de millones de personas, y proteger la capacidad del país para emerger de sus severas consecuencias económicas”.
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En materia de vacunación, Duque sostuvo que, pese a que algunas voces auguraban que “en Colombia no habría vacunas disponibles este año”, a hoy se han aplicado ya 24 millones de vacunas, garantizando además que este año se llegará a la meta de vacunar a 35 millones de colombianos. Además agradeció a la comunidad internacional por las donaciones de medicinas, ventiladores, material de protección personal y vacunas.
Por otro lado, reconociendo que la pandemia no solo afectó la salud de los colombianos, sino que también “atacó cruelmente” la economía y ocasionó la perdida de millones de empleos, Duque negó que hubiese una dicotomía entre salud y empleo, y entre vida y progreso, destacando que su Gobierno apostó por la prevalecía de la protección de la vida, “mientras desarrollábamos e implementábamos acciones innovadoras para proteger hogares, mantener empleos y salvaguardar nuestro lienzo social”.
De acuerdo con el jefe de Estado, los trabajadores fueron el centro de las acciones y por ello se evitó que 4 millones de colombianos regresaran a la pobreza. “Desarrollamos mecanismos para proteger el empleo y resguardamos más de 4 millones de empleos formales, ayudando a más de 194.000 empresas por medio del PAEF, subsidiando el equivalente al 40% del salario mínimo para todos sus trabajadores”. A ello se suman, dijo, programas como Ingreso Solidario, Familias en Acción, Jóvenes en Acción y otros enfocados en los adultos mayores.
En esa línea, el mandatario defendió que se ha trabajado para que la educación pública universitaria, técnica y tecnológica pueda ser gratuita para los estratos 1, 2 y 3 mediante la creación del programa Matrícula Cero: “Esta gratuidad en la educación universitaria, técnica y tecnológica pública, prometida en campaña y que interpreta un anhelo de décadas, es la mayor conquista social educativa que ha alcanzado Colombia”, declaró.
En materia de infraestructura, Duque sacó pecho por el Túnel de la Línea, el inicio de la construcción del metro de Bogotá y más de 2.000 kilómetros de vías nuevas y mejoradas. En el frente social señaló que se rompieron “los récords de entrega de subsidios para vivienda”, sumado a beneficios con servicios de agua potable y saneamiento básico. “Hoy quiero anunciar que llegaremos a más de 3 millones de personas con agua potable por primera vez”, agregó Duque, que ratificó su compromiso “de trabajar arduamente con sensibilidad social para reducir la pobreza y mejorar los niveles de vida de las familias colombianas”.
En su discurso, Duque no dejó de lado su política de Paz con Legalidad, asegurando que han logrado que 700.000 víctimas superen su situación de vulnerabilidad y más de 30.000 familias se hayan beneficiado de los procesos de titulación. “El próximo 20 de julio, en un año, este Gobierno superará la meta de los 50.000 beneficiados y se habrá convertido en el que más títulos de tierra habrá entregado en la historia de Colombia”. De acuerdo con el mandatario, su programa de paz “ha logrado trascender los discursos y la tinta, ejecutando con eficiencia acciones concretas hacia quienes más han sufrido el dolor de la violencia”.
Adicionalmente, se refirió a su economía naranja, manifestando que Colombia está “en camino a ser el epicentro de la innovación regional”, así como líder de la cuarta revolución industrial en Suramérica: “Proyectándonos hacia el futuro, hoy más de 100.000 colombianos se forman como programadores, más de 14.700 instituciones educativas oficiales se han transformado para ser, también, centros digitales”. Según defendió Duque, su Gobierno ha realizado la mayor inversión en educación, el sector cultural y en el deporte, “en toda la historia de nuestra vida republicana”.
Pese a ello, el primer mandatario sostuvo que el “Gobierno no se puede hacer todo” y se requiere la ayuda de la institucionalidad y del sector privado. Frente al Congreso, agradeció la promulgación de leyes orientadas a la reactivación económica, como la ley de emprendimiento o la política de turismo sostenible. “Le apostamos, también, a esto, porque estamos convencidos de que el turismo es el nuevo petróleo, nuestra biodiversidad es nuestro mayor activo y la belleza de nuestro territorio es reconocida por el mundo”.
A lo anterior se suma la ley de delitos ambientales y la generación de energías renovables, resaltando la construcción del parque eólico más grande en la historia del país, “con inmensos molinos de viento que, en Uribia, en la alta Guajira, proveerán de energía eléctrica a miles de familias”. Duque dijo que para esta legislatura que empieza, presentarán un nuevo modelo de crecimiento verde, “porque vemos en la protección del medio ambiente un deber ético y una oportunidad para combatir la pobreza y las economías ilícitas”.
En su intervención ante el Congreso, el primer mandatario se refirió también al huracán que afectó al archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, donde defendió que se ha hecho “un esfuerzo colosal” por su reconstrucción, de manera concertada con las comunidades. “Quiero dejar claro que nuestro Gobierno dejará un Archipiélago moderno y una Providencia y Santa Catalina totalmente reconstruidas. Ese es mi compromiso personal”.
Asegurando además que se deben renovar los votos por una democracia sólida y con una la justicia social que “no es compatible con el autoritarismo, populismo, violencia, ni con cualquier forma de totalitarismo”, Duque instó a la protesta pacífica y no a la violencia. Si bien reconoció que hay deudas históricas que saldar, que hay muchas frustraciones como sociedad, sostuvo que la solución es trabajo en equipo y tendiendo la mano para construir, no para destruir.
“Como sociedad, debemos entender que el derecho a la protesta pacífica se protege, se respeta y se garantiza. Pero no existe el derecho a interrumpir las oportunidades de vida de los demás. Impedir que una persona llegue a su trabajo, acceda a los servicios de salud o se le prive de tener comida en su mesa, es un delito, sin ambivalencias, ni licencias morales. Los bloqueos no son cortes de ruta; son cortes de vida, no hacen valer ningún derecho, solo hacen valer la ambición de los agitadores que se quieren beneficiar del caos”, explicó.
De acuerdo con el primer mandatario, permitir que se violen los derechos de todos es anarquía, y en un país de anarquía, de caos y de odio “solo prosperan la violencia y el dolor”. Para Duque, las dificultades del país se profundizan cuando se destruye el patrimonio público, la propiedad privada y los empleos. “La violencia tampoco es un concepto abstracto. La violencia se hace realidad en las acciones de personas de carne y hueso, que en lugar de consensos buscan rupturas, que en lugar de alternativas proponen abismos, que, en lugar de unión, dividen”.
En respuesta a los hechos de excesos y abuso de la fuerza por parte de la Policía en las protestas, Duque sostuvo que se debe rechazar la violencia “venga de donde venga”, y defendió que la Fuerza Pública está sujeta a los más altos estándares en materia de derechos humanos, por lo que al tiempo que la respaldan, le exigen. “La respaldamos, porque nuestros soldados y policías son hijos, hijas, hermanos, padres y madres que están dispuestos a entregar la vida por defender lo que somos y lo que podemos ser. La fortalecemos, porque las amenazas son muchas y diversas, y deben ser enfrentadas con la fuerza racional y legítima del Estado. Y les exigimos, porque cada uno de esos hombres y mujeres está capacitado para actuar dentro del marco de la Constitución y la ley”.
Según Duque, la legitimidad de la Fuerza Pública reside en su apego a los derechos humanos, en la proporcionalidad de su respuesta y en que, sin importar las condiciones del momento, su única pasión sea la “defensa de los valores de la patria”. Acto seguido, se refirió a su proyecto de reforma y transformación de la Policía, insistiendo en que ha dado instrucciones para que todos los miembros de la Fuerza Pública se comprometan con el respeto, las garantías y la protección de la protesta pacífica. Sin embargo, también defendió las instrucciones que les ha dado “para actuar con contundencia, utilizando todas las herramientas de la Constitución, para defender a la ciudadanía de los vándalos y terroristas”.
“Este es el motivo por el que ya iniciamos el Proyecto de Transformación Integral de la Policía Nacional, con el que estamos creando una nueva identidad de la Institución para mejorar su proximidad con los ciudadanos, y con el que, también, estamos fortaleciendo la prevención, protección y respeto por los derechos humanos. En este sentido, crearemos la Dirección de Derechos Humanos de la Policía y radicaremos el proyecto de ley que modifica el Estatuto Disciplinario de la Policía Nacional”, destacó, dando cuenta también de otro proyecto para el nuevo Estatuto de carrera para la profesionalización del servicio.
“Esta Fuerza Pública, de la que nos sentimos orgullosos, defiende no solo nuestros valores democráticos sino también nuestro patrimonio y nuestra riqueza ambiental con el mismo fervor con el que defiende nuestra soberanía. Es la fuerza que nos ha permitido alcanzar las más bajas tasas de secuestro y las menores tasas de homicidios en décadas”, sostuvo.
Por otro lado, en materia de niñez, el mandatario sacó pecho por la sanción de la ley de cadena perpetua para los violadores y abusadores de niños y abogó por iniciativas que contribuyan a cerrar las brechas sociales exacerbadas por la pandemia.
El mandatario no dejó de lado su nueva reforma tributaria, que llamó proyecto de ley de inversión social, declarando que es una apuesta por continuar con su programa de Ingreso Solidario, que catalogó como una renta básica de emergencia, hasta diciembre del año 2022.
El objetivo, declaró, es crear nuevos empleos para los jóvenes, subsidiando el equivalente al 25 % de un salario mínimo por cada trabajo nuevo creado, para personas entre los 18 y 28 años. Ampliar el subsidio mínimo de trabajadores formales hasta diciembre de 2021 y hacer del programa Matrícula Cero una política de Estado. “Todo esto en un marco de austeridad en el gasto público y, por supuesto, de lucha contra la corrupción y la evasión. Esta apuesta social llegará a un poco más de 11 millones de hogares y significa la verdadera revolución social de nuestros tiempos”, dijo.
Al insistir en las bondades del plan de vacunación, particularmente para el sector educativo, el jefe de Estado instó a vacunarse “contra el pesimismo, contra el resentimiento, vacunémonos contra el odio y contra el desaliento”. Para Duque, el país está en la obligación de caminar hacia adelante, “escuchándonos mejor y hallando consensos”. Un paso importante en esa dirección, agregó, es la elección de los consejos locales de juventud, “para que los jóvenes interpreten el papel al que están llamados en esta democracia, que han sentido muchas veces lejana”.
Respecto al Congreso, Duque sostuvo que “las voces en calles las escuchamos y deben nutrir los debates”, pero declaró que senadores y representantes están convocados por la historia “para ser los voceros de un país en plena transformación. Estoy seguro de que ustedes, como lo han hecho en tantas ocasiones, obrarán con consistencia, congruencia y sentido de patria”. En ese sentido, se refirió a las próximas elecciones presidenciales.
“Cuando nos volvamos a encontrar, el próximo 20 de julio, la ciudadanía habrá tomado una decisión sobre el futuro. Con humildad, invito a Colombia a escoger el camino del trabajo, el decir la verdad, aunque sea dura, el de apostar por el talento de las mujeres y hombres de esta tierra maravillosa y el de ser responsables con las generaciones que vienen. Los invito a rechazar el camino de la mentira, el de la calumnia frívola; digámosles no a los promotores del odio, evitemos el camino fácil para obtener placeres momentáneos, que dejan cicatrices eternas”, precisó.
El mandatario manifestó que los colombianos no quieren que el debate político que se avecina para las elecciones del año entrante esté marcado por la polarización agresiva, y la saturación de insultos y ataques personales. En su lugar, señaló, los colombianos quieren escuchar “propuestas serias y realistas, programas en el campo social, en la educación, en la salud, en la infraestructura, que resuelvan problemas de manera efectiva y sostenible. Los colombianos quieren un debate electoral reflexivo y de altura, y todos estamos obligados a hacerlo posible”, concluyó, al instalar las sesiones del Congreso.