La terna de candidatas que eligió el presidente Gustavo Petro no viene del mundo político. ¿Usted cómo está llevando a cabo esta campaña en la Cámara de Representantes?
Empecé el viernes pasado. Las otras dos candidatas han tenido un poquito más de tiempo, pero creo que estamos más o menos niveladas. Venimos las tres del mundo de los derechos humanos con unas convicciones muy claras. No es fácil una terna como esta, a la que no están acostumbrados los congresistas, pero a mí me parece que ahí empieza el cambio maravilloso. Estoy segura de que nuestro diálogo con estas bancadas se da en términos de derechos humanos, de la recuperación de esta magistratura ética, de la idoneidad de los funcionarios, de las capacidades que debe recuperar la Defensoría para estar en territorios y aportar a la paz.
¿Siente que tiene algún tipo de desventaja?
Yo creo que el presidente ha dado un ejemplo de apertura y de transparencia al abrir una lista para que muchas y muchos otros defensores, especialmente del territorio, como es mi caso, nos presentáramos. Entonces eso ya es muy importante. Ya las plataformas de derechos humanos acertaron en pedirle al gobierno un proceso transparente y una terna de mujeres. Yo siento que todo lo que hasta ahora hemos construido es muy importante. Esa desventaja de alguna manera se supera en la misma conformación de la terna porque todas hablamos el mismo lenguaje, tenemos la experiencia, y con seguridad cualquiera de nosotras va a poder llegar a una Defensoría que necesita recuperar ese rol.
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¿Cómo ha visto la recepción de los representantes a la Cámara?
Me ha sorprendido la receptividad. La Defensoría es para todos, los derechos humanos no tienen color. Creo que eso es algo que nos junta y le genera al Congreso un reto, un cambio de paradigma en la manera en que se habla de derechos humanos. Entonces, yo estoy muy contenta realmente.
Es muy cercana al progresismo que encarna el Gobierno Nacional. En caso de quedar elegida, ¿cómo garantizaría la independencia del Ejecutivo?
Soy defensora de derechos humanos, y eso hace que que sea una garantía de idoneidad. Asimismo, todas tenemos la experiencia, somos sensibles a los derechos humanos, sabemos gran parte de lo que tenemos que enfrentar. Entonces, a mí me parece que este ejercicio en sí mismo ya es una garantía de esa independencia.
La Defensoría es una entidad que “no tiene dientes”. Es decir, no acusa ni investiga formalmente, ¿qué giro propone para la entidad en ese sentido?
El sentido que se le dio a la Defensoría en la Constitución de 1991 es bello. Entonces, no veo lo que le falta, sino lo maravilloso. Lo que tiene es la cercanía a las comunidades y los territorios. Y ahí es por donde lo veo: desde la abundancia de posibilidades.
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